En los primeros días de febrero un grupo de liberales colaboracionistas invitó a almorzar en un exclusivo restaurante de Bogotá al vicepresidente, Gustavo Bell Lemus. El motivo de la reunión habría sido el de ofrecerle la vocería de ese sector del liberalismo en el Congreso de la República. El hecho de ser liberal independiente, y de contar con el respeto y el aprecio de las distintas bancadas parlamentarias, hizo pensar a varios dirigentes del Congreso que Bell era el hombre para asumir la vocería de los colaboracionistas liberales en momentos en que se avecina la parte crucial de la reforma política y el gobierno requiere con urgencia consolidar la Gran Alianza dentro del Congreso.Pero para sorpresa de los asistentes al agasajo el vicepresidente les dijo que no aceptaba el ofrecimiento y que tenía en estos momentos otras tareas más importantes que realizar. "Les agradezco mucho su oferta pero vayan pensando en alguien distinto a mí", les respondió sin inmutarse con su marcado acento costeño. Aunque el episodio pasó inadvertido no dejó de llamar la atención de un sector de la opinión que considera que la vocería de los liberales colaboracionistas le daría al vicepresidente el protagonismo que muchas personas le están exigiendo, especialmente sus paisanos barranquilleros. No obstante el episodio sirvió para demostrar varias cosas sobre el papel que está desempeñando el vicepresidente Bell en el actual gobierno. La primera es que, contrario a lo que muchos puedan pensar, el vicepresidente sí tiene ocupaciones distintas a las de estar preguntando todas las mañanas por la salud del Presidente. La segunda es que esas ocupaciones son para Bell mucho más importantes que tener que hacerle lobby a los congresistas para que no le den garrote al gobierno. Y la tercera es que el vicepresidente no tiene alma de conspirador ni corazón de pensionado.Tareas concretasDesde que Andrés Pastrana lo nombró alto consejero presidencial _entre otras cosas para poder pagarle un sueldo, puesto que el Consejo de Estado determinó que el vicepresidente no es funcionario público_, Bell ha estado metido de cabeza en dos de los temas que más le apasionan: educación y derechos humanos. El tema de la educación ha sido una de las preocupaciones de Gustavo Bell desde sus años de estudiante en Londres y catedrático en Barranquilla. En la actualidad es uno de los abanderados de la reforma educativa, junto con el premio Nobel Gabriel García Márquez y el ministro Germán Bula Escobar. Con el Nobel se reúne los fines de semana para pulir el llamado 'Proyecto Ursula', que, según los expertos, será la gran revolución de la enseñanza en el país. El proyecto hace énfasis en la educación de los niños desde que están en el vientre materno hasta los siete años.En lo que tiene que ver con la defensa y promoción de los derechos humanos Bell ha sido el delegado del presidente Andrés Pastrana en varios foros internacionales. A mediados de febrero estuvo en Estados Unidos participando en una serie de conferencias sobre derechos humanos y corrupción. Se entrevistó, además, con el vicepresidente Al Gore y la procuradora Janet Reno antes de que ésta visitara el país. En Washington asistió a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, donde habló de la situación colombiana, causando muy buena impresión. También dialogó por varias horas con Harold Koh, director de derechos humanos del Departamento de Estado. En Colombia ha estado al frente, como delegado del Presidente, del desmonte de las llamadas Convivir. Su gestión ha sido valiosa para incluir el tema de los derechos humanos como uno de los más relevantes dentro de la agenda de negociación con las Farc y el ELN. El tema, sin duda, le apasiona. En más de una ocasión sus amigos le han escuchado decir que "si me toca ir de colegio en colegio para dictar clases de derechos humanos lo hago con el mayor de los gustos".Una gran llavePese a que muchos reconocen la eficiencia y la lealtad del vicepresidente no faltan quienes consideran que la figura de Bell sería de mucha importancia para el gobierno en estos momentos, sobre todo para su relación con el Congreso. No hay duda de que Bell aglutina más parlamentarios de los que espanta. Tiene el respaldo del llamado 'bloque costeño' que, aunque cuestionado por la opinión, es determinante a la hora de la toma de decisiones, y los liberales oficialistas, empezando por el propio Horacio Serpa, le creen y lo respetan. Pero la mejor definición del papel que ha venido cumpliendo Gustavo Bell en el gobierno la tiene el presidente Pastrana, quien dijo a SEMANA que "Gustavo Bell es el vicepresidente que tuvieron en mente los constituyentes que promovieron la creación de esta figura en 1991. Gustavo tiene en su sangre la disciplina y el análisis de un profesor de Oxford y la alegría propia de su región Caribe. Ha sido una gran llave que trabaja con una discreción sólo comparable con su efectividad en las labores que adelanta". nEl vicepresidente tiene ocupaciones distintas a las de preguntar por la salud del PresidenteLos pro y los contraPorque es bueno ser vicepresidente· Porque de la noche a la mañana se convierte en la vedette de la campaña y logra darse el baño de popularidad con el que muchos sueñan.· Porque una vez elegido el gobierno es posible distanciarse de él si le va mal y acercarse si le va bien.· Porque por mal que le vaya el peor destino que puede tener es el de ser nombrado embajador en algún país importante.Porque es malo ser vicepresidente· Porque nunca está realmente cerca del candidato ya que siempre es escogido por razones electorales.· Porque los demás colaboradores cercanos de un presidente lo tratan con desprecio y a 'codazos' por ser un 'aparecido' de última hora.· Porque no tiene sueldo propio como vicepresidente y, por lo tanto, debe conseguirse un puesto dentro del gobierno.