Gracias, María Hoy debemos registrar con gran tristeza la renuncia de María López Castaño, presidenta de Publicaciones Semana. Vinculada a esta casa editorial por más de 15 años, María entendió al lado de su padre, Felipe López Caballero, que el buen periodismo no solo radica en informar en forma rigurosa e independiente, sino en impulsar los temas claves que se sintonizan con su época.

Desde que llegó a los pasillos de la redacción, siempre promovió temas de equidad de género, proyectos sociales y causas ambientales. Creó la Fundación Semana, que lideró proyectos en varias regiones del país y, en especial, ayudó a promover un laboratorio de paz que movilizó más de 100 entidades públicas y privadas para reconstruir el corregimiento de El Salado, Bolívar, escenario de una de las peores masacres de la historia. Con la revista Semana Sostenible, pionera en su género en Colombia, se lanzó desde 2010 a la tarea de divulgar temas sociales y de sostenibilidad, que en ese momento apenas despuntaban en la sociedad. Y, como el ejemplo comienza en casa, trabajó para que esta empresa se ciñera a los lineamientos de sostenibilidad que el mundo contemporáneo requiere. Hoy, gracias a ella, SEMANA tiene la sostenibilidad en su ADN y el compromiso ambiental como uno de los ejes prioritarios.

Más adelante, en la presidencia del Grupo, dedicó sus esfuerzos a consolidar la transición de los contenidos impresos a los distintos formatos digitales. Bajo su liderazgo, esta empresa dio un salto hacia la transformación digital, entendiendo que, en el vertiginoso mundo de hoy, un medio de comunicación no solo vive de la calidad de su información, sino de la fortaleza de su tecnología. Nuestra hasta hoy presidenta es consciente de que tiempos extraordinarios requieren respuestas extraordinarias. Y ante los enormes estragos que ha dejado la pandemia, sobre todo, en los sectores más vulnerables, ha decidido concentrarse en su proyecto más reciente. Se trata de Detonante, la empresa que fundó hace siete años con la idea de impactar a la sociedad por medio de la innovación social y la cultura. Sus festivales en Quibdó, Chocó, o en el Bronx en Bogotá, en los que se entremezclan la cultura, la música y el emprendimiento, son solo la punta del iceberg de una nueva generación comprometida con ayudar a reconciliar el país desde los territorios, las ideas y la diversidad.

María es una gran profesional, pero ante todo una extraordinaria persona. Su carisma, su entusiasmo y su sensibilidad siempre fueron un impulso vital para todos nosotros y para que proyectos que se consideraban imposibles llegaran a buen puerto. SEMANA pierde uno de sus motores, pero nos consuela que esto nos sucede por una buena causa. Nos hará mucha falta. Campaña hecha a pulso

Hace unos días, el Senado eligió a Jorge Enrique Ibáñez nuevo magistrado de la Corte Constitucional con 58 votos. El resultado no fue una sorpresa para la abogada Natalia Ángel Cabo, pero si lo fue que, con una campaña independiente y sin politiquería, obtuviera el segundo lugar con 38 votos. Ángel, postulada por el Consejo de Estado, le ganó la carrera a otros 102 candidatos por sus méritos y su excelente hoja de vida. A partir de ese momento, emprendió una batalla titánica para hacer campaña sin palancas. “Para una mujer independiente sin padrino político es muy difícil, pero lo que hice fue tratar de convencer a cada senador, fue una cosa de pulso y eso demuestra que haciendo las cosas bien también se puede conseguir votos”, le dijo a SEMANA.

Esta abogada constitucionalista ha sido magistrada auxiliar de la corte, tiene maestría en derecho en Harvard, un doctorado de la Universidad de York y es catedrática en la Universidad de los Andes, donde los alumnos de derecho constitucional resaltan su labor. No le gusta que la llamen progresista, porque prefiere que la definan como una mujer de centro e independiente, conciliadora, que nunca ha militado en un partido político y que está comprometida con la Constitución. Cuenta que durante el proceso tuvo que lidiar con varios estigmas. “Hay un esfuerzo enorme de ponerlo a uno en un espectro político al que uno no pertenece y lo otro es que a las mujeres nunca nos bajan de niñas”, dijo.

Primero la verdad

En un evento organizado por la alcaldesa Claudia López para lanzar el PDET Bogotá Región, se vivió una particular escena cuando la senadora Sandra Ramírez del Partido Farc le pidió un abrazo de reconciliación a una víctima. La señora, llamada Carmenza López, cuyo esposo fue secuestrado y asesinado por la guerrilla, fue contundente y con emotividad no aceptó el gesto. “Ese abrazo lo recibiré el día en que ustedes me digan la verdad”, dijo. El rechazo de la señora se convierte en todo un acto de dignidad, compromiso con la verdad y con una verdadera reconciliación. La escena sirve para que los miembros del partido recuerden el compromiso que tienen con la paz y para que se den cuenta de que los colombianos exigen mucho más que disculpas simbólicas.