La Serranía de la Lindosa, se impone a largo de 19.840 hectáreas, cerca de San José del Guaviare. Es un área arqueológica protegida, gracias al esfuerzo liderado por el Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH), lo que significa que no solo se cuida los ecosistemas y la biodiversidad sino también el arte rupestre que allí se encuentra y además es cuna de grandes investigaciones que intentan demostrar los diferentes modos de vida los habitantes que poblaron este lugar hace más de 12.000 años. PUEDE VER: Así es La Lindosa, la joya arqueológica que desde ahora estará protegida en Colombia  Hace 30 años, las primeras excavaciones para investigación eran adelantadas por el profesor Gonzalo Correal de la Universidad Nacional, pero las mismas por el conflicto debieron ser suspendidas por el conflicto armado. Sin embargo en la actualidad estas fueron retomadas de manera conjunta con el Laboratorio de Arqueología del Departamento de Antropología de la Universidad de Antioquia. El trabajo de investigación permitió identificar siete abrigos rocosos, refugios que pueden tener 300 metros de altura y sobresalen del paisaje, pequeños islotes o protuberancias muy característicos en la zona del Guaviare. Los principales abrigos rocosos descubiertos en la serranía son: Cerro Azul, La Pizarra, Nuevo Tolima, Los Alpes, Raudal del Guayabero, Las Brisas y El Tigre.A través de los estudios de carbono 14 (C14), se determinó que hubo poblaciones de cazadores-recolectores de hace más de 12200 años, siendo una de las ocupaciones humanas más antiguas registradas hasta el momento en toda la cuenca del Amazonas. Con la identificación de los miles de restos arqueológicos recuperados durante las excavaciones se logró establecer que los pobladores explotaron diversidad de palmas, tubérculos y frutales silvestres. En relación con la fauna seleccionaron peces, mamíferos, reptiles y aves, como lo muestran las más de dos mil pictografías encontradas con motivos zoomorfos, antropomorfos, geométricos y fitomorfos. Además se recuperó instrumentos de piedra como cuchillos y herramientas que empleaban para manipular maderas, pieles, peces. La investigación fue realizada entre 2015 y 2017 por un grupo interdisciplinario conformado por profesores e investigadores de arqueología y antropología entre los que se cuentan Francisco Aceituno, Sneider Rojas Mora, José Iriarte, Manuel Arroyo-Kalin y estudiantes de Colombia y Londres, liderados por el profesor Gaspar Morcote Ríos, que pertenecen al Instituto de Ciencias Universidad Nacional de Colombia, Universidad de Antioquia, la Universidad de Exeter y el Institute of Archaeology del Reino Unido. “El principal objetivo de la investigación es identificar lo que tiene que ver con los ocupantes de mayor antigüedad en la selva húmeda tropical amazónica que hace parte de la cuenca amazónica, en donde se encuentran sitios en los que hay presencia humana desde hace unos 12 mil años”, señala Gaspar Morcote Ríos, coordinador del equipo investigador. Los estudios se habían detenido además por falta de presupuesto y financiación de los proyectos, así como por el tiempo que dura el estudio en los laboratorios del material que se obtiene en las investigaciones. Dado que ya se tiene presupuesto para las investigaciones gracias a los recursos que proveen las universidades vinculadas, la Unión Europea y el ICANH, se continuará en octubre próximo con la segunda campaña de trabajo de campo, prospección y excavación en la serranía. La zona es abierta al público por lo que puede ser visitada por lugareños y turistas. En la actualidad está habitada por dos comunidades, los Jiw (Guayaberos) con unos 1100 individuos, y los Nukak con una población estimada de 650 personas, ambos pueblos de tradición nómada de selva humana tropical.