Las noches próximas al fin del mes sagrado del ramadán suelen estar llenas de alegría en los países musulmanes, e Irak no es la excepción. Los fieles rompen el ayuno de esa fiesta religiosa en restaurantes y cafés mientras aprovechan para hacer las compras con las que se celebra el Eid al-Fitr, el día en el que cierran ese periodo de reflexión y recogimiento.Este era el ambiente que se vivía el 2 de julio en uno de los centros comerciales más concurridos de Karrada, un barrio de clase media del centro de Bagdad que atrae a miles de personas por su dinamismo comercial y su ambiente festivo. Pero todo cambió en un abrir y cerrar de ojos. “La tierra tembló y una nube de humo nos envolvió”, contó Ali, uno de los sobrevivientes de la explosión que causó el más mortífero de los atentados con carro bomba que ha vivido la capital iraquí desde la invasión estadounidense en 2003. Según el Ministerio de Salud iraquí, el estallido dejó 292 muertos y 200 heridos.Aunque este fue el más mortífero de los atentados de Estado Islámico (EI o Isis) durante el ramadán, no fue el único. Pocos días antes, tres militantes de ese grupo mataron a 44 personas en el concurrido aeropuerto Atatürk de Estambul, y en Bangladesh más de 20 personas tuvieron el mismo destino cuando militantes entraron a un restaurante frecuentado por turistas. Situaciones similares se dieron en Orlando (Florida), Arabia Saudita, Yemen, Líbano y Camerún.“Algunos ataques están bien organizados, lo que hace pensar que fueron planeados con antelación. Otros los cometen pocas personas y parecen arbitrarios, lo que tal vez indica un cambio reciente en la estrategia de EI para demostrar su poder, incluso sin victorias en los teatros del conflicto”, aseguró a SEMANA Martha Crenshaw, profesora de Ciencias Políticas de la Universidad de Stanford.Como muchos otros analistas expertos en terrorismo islámico, Crenshaw asegura que Isis está fortaleciendo su presencia y alcance en el extranjero debido a sus pérdidas territoriales en Siria e Irak. Según se ha conocido, los ataques responden al llamado del portavoz de EI, Muhammed al Adadani, quien poco antes del inicio del ramadán difundió a través de las redes sociales un comunicado instando a atacar a los no creyentes donde sea y como sea. “Será tiempo de conquista y yihad”, aseguró.La manera de proceder de EI ha cambiado desde hace meses. Más que controlar un territorio específico, ahora busca influir en el mayor número de personas posibles. Para eso, recurre a los grupos radicales que les han otorgado su lealtad y a combatientes que han regresado a sus países tras pelear en Siria e Irak. Algunos organismos de inteligencia consideran que ese grupo llegó a tener 33.000 hombres, aunque debido a las bajas y a las deserciones, su pie de fuerza actual es de 18.000 combatientes. En noviembre pasado, cuando ocurrieron los ataques en París, se creía que 200 combatientes actuaban como células dormidas en Europa.Sumas y restasLa nueva estrategia de EI, aseguran los analistas, es crear sospechas, inspirar violencia y fomentar la represión contra los musulmanes, en especial los sunitas, con lo cual buscan hacerles pensar a los miembros de esa comunidad que no le queda otra opción que protegerse bajo su sombrilla yihadista. Un modo de proceder ligado a las creencias de su líder, el autoproclamado califa Abu Bakr al Baghdadi, un experto en la vieja estrategia de divide y vencerás.Para aplicar esa táctica, sus seguidores aprovechan las debilidades de su enemigo. En Siria e Irak han exacerbado la desconfianza de los sunitas hacía los gobiernos centrales, dominados por chiitas, y en Occidente y otros países fomentan el miedo hacia lo árabe y lo musulmán. “Para eliminar la sensación de fracaso, EI se ha volcado a cometer o ejecutar ataques en el extranjero”, dijo a SEMANA el profesor de Psicología Social de la Maryland, Arie W. Kruglanski, que estudia los mecanismos que utilizan grupos extremistas como Isis a la hora de reclutar simpatizantes. “Estas acciones muestran a los potenciales reclutas el poder ‘impresionante’ de la organización y los alejan de las dudas que los previenen de unirse a ellos”, añadió.Las autoridades coinciden con ese diagnóstico. “No importa el formato, el mensaje de radicalización se expande más rápido de lo que imaginábamos”, aceptó Michael Steinbach, director ejecutivo del FBI, refiriéndose a la sofisticada estrategia comunicacional de EI, que no ahorra en esfuerzos tecnológicos para reclutar. El grupo ha compensado la pérdida de terreno en Oriente Medio expandiéndose por el ciberespacio.El califato menguanteEn los últimos meses, EI ha visto encogerse a pasos acelerados el territorio de su ‘califato’ y ha perdido enclaves estratégicos como Ramadi y Faluya en Irak. Este último, considerado uno de los bastiones de esta organización radical en ese país, lo retomaron en los últimos días las fuerzas iraquíes con el apoyo de la coalición liderada por los estadounidenses.Según el enviado especial del presidente Barack Obama en la lucha contra Isis, Brett McGurk, este grupo ha perdido un tercio de los territorios conquistados en Siria e Irak. Algunos analistas piensan incluso que sus pérdidas territoriales son mayores si se tienen en cuenta los avances de las fuerzas democráticas sirias lideradas por los kurdos, que son las fuerzas más eficaces en la lucha contra EI. Y aunque las pérdidas territoriales son un duro golpe, de ninguna manera significan que el grupo esté acabado.“EI puede mutar a lo que fue su modelo original: una organización subterránea paramilitar salafista-yihadista”, escribió recientemente Fawaz A. Gerges, profesor de la London School of Economics y autor de Isis: una historia. Este especialista explica, además, por qué ese grupo no quiso aprender a navegar las convulsionadas aguas de la región negociando aquí y allí. “Con EI no hay líneas medias o áreas grises, solo seguidores y enemigos. O sigues a Baghdadi y su ideología o está rotulado como un enemigo que puede ser asesinado”.“Esta variación en la manera de actuar de Isis –que ahora recurre a pequeños grupos y a objetivos seleccionados por individuos– puede continuar a pesar de las pérdidas en el terreno”, asegura Crenshaw, quien como otros analistas cree que Al Baghdadi, que fue herido de gravedad en mayo de 2015, no es esencial para la supervivencia de la organización. De hecho, algunos analistas creen que este ha preparado a la organización en caso de su muerte.Lo claro es que tres años después de haber hecho su aparición en Siria y dos de haberse tomado parte de Irak, EI ha cambiado su estrategia. Los retos para afrontarlo son cada vez mayores para los cuerpos de inteligencia internacionales, que ahora se enfrentan a cientos de seguidores esparcidos en los cinco continentes, y que de un momento a otro pueden emprender acciones en el nombre de EI. “Todavía tenemos camino que recorrer antes de que seamos capaces de decir que hemos hecho un progreso significativo en contra de ellos”, dijo días atrás el director de la CIA, John O. Brennan.Esta actitud abre decenas de preguntas sobre el futuro de esta organización. Para muchos es claro que aunque siga perdiendo terreno, su ideología permanecerá mientras exista la división política y sectaria en países como Siria e Irak. A esto se unirá su poder de explotar su lucha a otros países, como ya lo ha hecho. Pues aunque cambien los métodos, el objetivo de EI sigue siendo el mismo: expandir su poder a todo el planeta.