"No se ha acabado aún. Haremos otra intervención si percibimos movimientos especulativos", aseguró con contundencia Igarashi en un programa de la televisión pública nipona NHK. Sus comentarios se producen tres días después de que Japón realizara una intervención, la primera en cuatro meses y medio, unilateral en el mercado de divisas para depreciar el yen, que rozaba la pasada semana su máximo histórico con respecto a la moneda estadounidense. La venta de yenes aupó el jueves al dólar, debilitado por la situación económica en EEUU, a cerca de los 80 yenes desde la banda de los 76-77 yenes en la que se estaba moviendo. Sin embargo, muchos analistas advierten que pueden desaparecer en los próximos días los efectos de la intervención sobre la divisa nipona, que cerró la semana en la banda baja de las 78 unidades con respecto al dólar, y en la franja alta de las 111 en relación al euro. El pasado 17 de marzo, una semana después del terremoto que devastó el noreste de Japón, el yen llegó a intercambiarse por 76,25 unidades por dólar, su nivel máximo desde el fin de la II Guerra Mundial, lo que supuso una intervención conjunta de los países del G7 para devaluar la moneda nipona y facilitar así la recuperación de la tercera economía mundial tras la catástrofe. Una moneda fuerte perjudica a las exportadoras japonesas, motor de la economía nipona, ya que les supone una pérdida de competitividad en el exterior y recorta de sus beneficios a la hora de repatriarlos. EFE