En un país como Japón, que se jactaba de su eficiencia y del profesionalismo de sus empleados, ahora las mujeres requieren de una verdadera estrategia para conseguir un trabajo. La regla en boga en Tokio ya no es tener títulos académicos ni mostrar una hoja de vida llena de éxitos, sino usar palabras impresionantes, moverse con gracia, y lucir bonitas. Por ello ha crecido el número de mujeres que se someten a cirugía plástica y liposucción. Y en cuanto a la gracia, Masuru Komazaki ha sido testigo de este fenómeno. Hace tres años abrió su negocio Walking Laboratory para enseñar a las mujeres a caminar con falda, sentarse en una silla o llevar una cartera con propiedad y en los últimos meses ha visto crecer la demanda de clientes de su negocio. Tanto, que ha tenido que contratar nuevas empleadas.