El pasado martes en la zona rural de la vereda Miramar, corregimiento Piedras Blancas del municipio de Carepa, Antioquia, soldados del Batallón de Combate Terrestre número 79 dieron de baja a Juan Camilo Guerra, alias ‘Chamaría’, segundo cabecilla de la compañía Aurelio Suárez del quinto frente de las FARC. No fue una operación cualquiera. Se trató de un combate en el que 24 soldados se metieron en la selva para dar con uno de los más sanguinarios jefes guerrilleros del Urabá antioqueño dedicado a la extorsión, al boleteo y a algo mucho peor: reclutar niños. En medio del tiroteo y de la estampida cayó abatido ‘Chamaría’, mientras que sus acompañantes escaparon. Entretanto, otro militar que servía en la retaguardia observó a una mujer entre la espesura de la selva. Ella le imploró que no le disparara. El soldado la tranquilizó y le dijo que la protegería. Mientras tanto, los compañeros del uniformado se dedicaron a recoger el cadáver del líder guerrillero. Cuando la mujer sintió que ya estaba a salvo, corrió desesperada hasta donde estaba el cadáver de su jefe. Llevaba botas de caucho, sudadera gris y blusa rosada. Lloraba y gritaba desconsolada, mientras intentaba abalanzarse sobre el cuerpo del guerrillero: “¡Mi chama, ese es mi chama! ¿Por qué mataron a mi chama?” Los militares le impidieron acercarse al cuerpo.  Luego de una breve inspección, los soldados establecieron que se trataba de una guerrillera apodada con el alias de la ‘Cortica’. No era una simple mujer de la guerra,sino una menor de edad (14 años) que servía como compañera sentimental del jefe guerrillero, que tenía 36 años. La niña fue trasladada hasta San José de Apartadó y la dejaron en manos de Bienestar Familiar. Más allá de la dolorosa escena quedó constancia, una vez más, de que los subversivos continúan reclutando menores en esta región del país. Pero además con el agravante de convertir a las menores en sus compañeras permanentes. Un doble crimen. Según el coronel Ernesto Coral, comandante de la Brigada Móvil número 11, el Ejército llevaba tres meses haciéndole seguimiento a este bloque guerrillero. En este lapso detectaron que las FARC habían reclutado menores en cuatro ocasiones en San José de Apartadó.   “Este corregimiento es muy importante para ellos. El quinto frente, ‘Antonio Nariño’, es la mamá de las FARC en el Urabá. De ahí se desprendieron otros frentes, como el 34, en Chocó. La intención de ellos es no dejar que este se acabe, por eso reclutan muchos niños, porque saben que con eso frenan nuestro accionar”, comentó el Coronel. ‘Chamaría’, el jefe de esa compañía, llevaba 20 años en la organización guerrillera. Él fue reclutado a los 16 años por los cabecillas de esa época, como alias ‘Efraín Guzmán’. La historia se repitió. Él hizo lo mismo con alias la ‘Cortica’, la niña de 1,52 metros de estatura que fue reclutada desde que tenía 12 años. Según el oficial, “estas menores son utilizadas para complacerlos a ellos sexualmente. Al parecer, ella le había cogido cariño, sabrá Dios qué estrategia habrá utilizado para ganársela”. La niña continúa en manos de especialistas que intentarán devolverle la felicidad fuera del conflicto. “De ella no hay mucha información, pero por ahora lo más importante es tenerla alejada de la guerra”, remató el Coronel. Una dolorosa historia de una guerra que otros en La Habana están tratando de acabar.