Dos semanas después de haber sido derrotado en las elecciones a la Alcaldía de Bogotá, Rafael Pardo fue notificado sobre su reingreso al gobierno nacional. El presidente Juan Manuel Santos decidió nombrarlo ministro consejero para el posconflicto, los derechos humanos y la seguridad. El jefe de Estado hizo el anuncio a través de su cuenta de Twitter. .@RafaelPardo será el nuevo Ministro para el postconflicto. Reúne todas las cualidades para asumir esta importante responsabilidad. — Juan Manuel Santos (@JuanManSantos) noviembre 9, 2015 Pardo (Bogotá, 1956) volverá al gabinete del presidente Santos después de haberse desempeñado como ministro de Trabajo entre octubre del 2011 y junio del 2014, y lo hará tras una intensa campaña política por el segundo cargo más importante de elección popular en el país. El dirigente liberal fue derrotado por Enrique Peñalosa, por lo que su nombramiento se podría entender como un premio de consolación de Santos a uno de los cercanos que tuvo aspiraciones políticas en las pasadas elecciones. La nueva misión de Pardo es diseñar la pista de aterrizaje de los acuerdos de paz en el terreno, algo que no le resulta ajeno. De hecho, al dirigente bogotano se le conoció en asuntos ligados a la paz y la reinserción de desmovilizados. Pardo fue llamado a dirigir el Plan Nacional de Rehabilitación (PNR) al iniciar el gobierno del Presidente Virgilio Barco en 1986 y consiguió liderar desde allí diversos proyectos en los sectores rurales más golpeados por la violencia. Posteriormente, en 1988, el presidente Barco lo nombró consejero presidencial para la Paz, y como tal lideró los procesos de paz con los grupos guerrilleros M-19, EPL, PRT y el Movimiento Armado Quintín Lame, que condujo a la desmovilización y reinserción civil de más de 5.000 excombatientes. A la luz del decreto que creó este ministerio, Pardo tendrá dos funciones específicas. Primero, “articular la visión de conjunto del Gobierno sobre el posconflicto” y segundo, “asesorar al presidente de la República en la formulación, la estructuración y el desarrollo de las políticas y programas relacionados con el posconflicto”. Dos funciones complejas, que falta por ver si para desarrollarlas el nuevo integrante del gabinete tendrá recursos suficientes y si sus funciones no se cruzarán con las de otros funcionarios del orden central. Por allí pasó el general (r) Óscar Naranjo, que no contó con un presupuesto amplio y sus tareas no quedaron definidas. De hecho, muchas veces se pisaba las mangueras con el alto comisionado, Sergio Jaramillo, y con el ministro de Defensa (en ese entonces Juan Carlos Pinzón). Pardo recibe una dependencia acéfala desde hace cinco meses, con una oficina en la Casa de Nariño a la que acuden muy pocos funcionarios y con una agenda ambiciosa. Es la segunda oportunidad del Gobierno para un ministerio que se presume de alta trascendencia para el presidente Santos, quien se la encomendó a uno de sus socios políticos, quien fuera jefe único del Partido Liberal y al que decidió no abandonar a pesar de la derrota en las urnas.