Como si le faltaran polémicas a Colombia, la semana pasada la cara de Álvaro Uribe montada en una imagen de Jesús en el apartamento de la senadora Paloma Valencia desató una discusión bastante folclórica, en la cual abundaron las pullas entre santistas y uribistas. Al final, la única conclusión posible es que Colombia, definitivamente, es el país del Sagrado Corazón.