Son 1.130 candidatos los que aspiran a los 131 curules que tendrá la Asamblea Nacional Constituyente de Venezuela. Todos los aspirantes hablan de las maravillosas propuestas que quisieran incluir en la Carta Magna pero ninguno confiesa que ante el desempleo galopante de 20 por ciento en el fondo no les caería nada mal asegurarse un 'cambur', como se denomina popularmente a los cargos públicos, aunque la Asamblea Nacional sólo dure seis meses. La sombra del presidente Hugo Chávez se proyecta sobre todo el proceso. El ex militar no ha tenido inconveniente en decir en sus programas de televisión y radio que "echaré plomo y plomo contra los corruptos de Acción Democrática y Copei y mi voz se hará tronar". Chávez no ahorra oportunidad para hacer campaña por los 128 'chavistas' o del Polo Patriótico, incluida la primera dama Marisabel de Chávez. Lo más sorprendente es que los nominados del Polo Patriótico repiten el tono guerrerista y belicoso del presidente Chávez. Los ex diputados Aristóbulo Izturiz, Pablo Medina, Alfredo Peña y el teniente Joel Acosta Chirinos, coordinador del Movimiento V República (MVR), el partido que fundó Chávez, se declaran estar en "la batalla" y son partidarios de que la Asamblea sea originaria y no derivada, es decir, que tenga poderes absolutos para "disolver el Congreso y todas las instituciones que se le opongan, que establezca la reelección inmediata" y si esto no es posible entonces debería dar "un golpe". De otro lado y sin proponérselo se ha creado una especie de Polo Democrático, la misma polarización de diciembre, que siendo de independientes porque no llevan el sello de los partidos, está liderada por los políticos tradicionales más famosos. Por ejemplo, el ex presidente Carlos Andrés Pérez, al que Chávez califica públicamente de "ladrón", pide al mandatario que "conserve su dignidad, que respete a los venezolanos y que respete a las instituciones de la democracia". Pérez se ha postulado a la Asamblea por el estado Táchira para defender la democracia y pelear contra las tendencias autocráticas y dictatoriales que eventualmente pudieran surgir. Lleva tres propuestas: "Perfeccionar la descentralización, ampliar los derechos políticos de los venezolanos nacionalizados a excepción del cargo presidencial y eliminar el carácter machista de la Constitución, es decir, revalorizar el papel de la mujer en la sociedad". El ex jefe de la fracción parlamentaria del Proyecto Venezuela, Alberto Franchescci, quiere convertirse en el jefe de la Asamblea Nacional y se opone a la reelección del presidente de la República. El ex magistrado José Muci Abraham afirma que "seré un dique de contención para oponerme a la reelección presidencial porque eso conduce a regímenes autocráticos y militares. Este gobierno no ha hecho nada. Ha paralizado económicamente al país". En el variopinto número de aspirantes los homosexuales y las prostitutas también llevan a sus candidatos a la Asamblea porque aspiran a que se les reconozca su condición. Por su parte, la Iglesia Evangélica propone cambiar la libertad de culto por la igualdad de religión, lo que ha puesto en aprietos a la Iglesia Católica porque disminuiría su primacía constitucional. Lo claro es que de los 1.130 inscritos 128 son chavistas y representan una minoría. Y la polémica es si el mandatario obtendrá la suficiente mayoría en la Asamblea como para que sus propuestas puedan tener éxito. La campaña, sin embargo, ha despertado el interés de los venezolanos, que votarán por la gente conocida aunque no se sabe si con mucho entusiasmo porque les está golpeando el hambre y el desempleo.