Bogotá es la tercera ciudad más congestionada del planeta y Medellín la número 25. Así lo señala un estudio de la firma global Inrix, publicado en febrero de 2019, que analiza el tráfico en más de 200 urbes de 38 países, incluido Colombia. Según dicho análisis, un conductor o pasajero en Bogotá puede perder cerca de 272 horas anuales en el tráfico de la ciudad. Lo anterior se atribuye, generalmente, a la cantidad de automotores que ruedan en las zonas urbanas. De hecho, esta ha sido la postura principal asumida por las autoridades a la hora de establecer políticas como el pico y placa. Sin embargo, esta hipótesis deja espacio para la duda, pues Colombia tiene uno de los índices más bajos de tenencia de vehículos de la región: mientras en el país hay 120 autos por cada 1.000 habitantes, en México hay 294 y en Chile 316, a pesar de que tiene una población un poco mayor a 18 millones de habitantes. Entonces, ¿por qué existe la sensación de que las ciudades colombianas no tienen espacio para un auto más? También le puede interesar: Una industria pesada que genera empleos y produce mulas. La respuesta: el país tiene un fuerte rezago en infraestructura que dificulta la circulación de los automotores y su uso eficiente. Esto se evidencia en que solo hay 350 kilómetros de vías por cada millón de habitantes; mientras que en México hay 900 kilómetros y en Chile 860. Esa es una de las razones que explica la mayor penetración del mercado automotor en esos países. Así mismo, según el Índice de Competitividad Global del Foro Económico Mundial, de 2018, la conectividad vial de Colombia ocupa el puesto 93 entre 140 economías del planeta. Además, la calidad de las vías nacionales, con una calificación de 3,3 sobre 7, ocupa el puesto 102. Eso sin tener en cuenta temas como los puertos y la red fluvial, que son fundamentales para optimizar la movilidad. Por una parte, dichos retrasos elevan los costos en el transporte, tanto de carga como de pasajeros, y desincentivan la compra de vehículos. Aquella situación, a su vez, “genera mayores niveles de obsolescencia, menor rotación y ventas muy bajas en el país”, señala Oliverio García Basurto, presidente ejecutivo de Andemos. Lea también: Estos productos se pueden obtener de los residuos automotores.  Este panorama explica por qué, según datos de la Alianza Andi–Fenalco para el sector automotor, el parque automotor colombiano es uno de los más obsoletos de la región. Los vehículos particulares tienen un promedio de uso de 14 años y los de servicio público de carga y pasajeros han sido usado 23 años en promedio. Por otra parte, aunque la industria en Colombia lidera las ventas de unidades eléctricas e híbridas en América Latina, se requiere de una infraestructura eléctrica eficiente que permita la continuación de ese tránsito a energías más limpias, lo que garantiza tanto el suministro energético, como la disponibilidad de centros de recarga. El gobierno ha emprendido ambiciosos proyectos como el de las vías de Cuarta Generación (4G), que tienen como propósito reducir 30 por ciento los tiempos de desplazamiento en carreteras nacionales. Además, entre 2012 y 2017 se construyeron 1.000 kilómetros de doble calzada a través del modelo de concesiones. Y aunque se ha producido un incremento en las ventas de vehículos en los últimos años, no es suficiente para aprovechar completamente al sector automotor, que hoy aporta 1 billón de pesos semanales a la economía del país y que tiene el potencial para ser tres veces más productivo. Una posible solución para mejorar la situación la propone Jairo Herrera, presidente ejecutivo de Asecarga: “Las vías hay que arreglarlas sin timidez, con diez carriles, y pensando a largo plazo. También se deben establecer centros logísticos carreteros y multimodales en los principales corredores viales para sacar el transporte pesado de las grandes ciudades. Todo debe ser complementario”, concluye. *PERIODISTA ESPECIALES REGIONALES DE SEMANA.