“El tema de Tumaco no está grave ahora, viene grave hace cuatro años”, sentencia Ariel Ávila, investigador de la Corporación Nuevo Arco Iris y amplio conocedor de las FARC. La tasa de homicidio de este puerto del Pacífico es de 79 por cada cien mil habitantes, el doble de la media nacional.  En mayo del 2011 el gobierno del presidente Juan Manuel Santos inauguró el plan ‘Troya Pacífico’, que aumentó en 1.400 hombres la fuerza pública para combatir los grupos ilegales que operan en el departamento de Nariño y sus vecinos Cauca y Valle del Cauca. Con el plan también se creó la Brigada Fluvial de Infantería, cuya sede se estableció en Tumaco para “tener mayor control frente al tráfico de drogas que alimenta a las bandas criminales y a la guerrilla”, según anunciaba el presidente Juan Manuel Santos. El teniente coronel Mauricio Castro, quien recibía el mando, reforzaba las palabras de Santos al asegurar que la nueva estrategia militar “va a generar una mayor independencia, mejor capacidad de reacción y persecución frente a los grupos ilegales de las FARC el ELN, los Rastrojos, las Águilas Negras y las bacrim”. En lo que va del 2012, las FARC han cometido 11 atentados en este puerto nariñense, según cifras de Nuevo Arco Iris. Para los expertos, estos ataques ponen en entredicho tanto la efectividad del Plan Troya como el sistema de inteligencia y de información que manejan las Fuerzas Armadas. “El plan Troya Pacifico ha sido un rotundo fracaso. Primero, porque la corrupción afecta a todas las instituciones y segundo, porque las capturas de las cabecillas no han resultado muy significativas para las organizaciones y no afectan sus estructuras de mando”, analiza Ávila. Para el investigador, el municipio nariñense vive una paradoja, pues es “uno de los municipios más militarizados, pero aun así, no logra controlar la situación en parte porque los grupos ilegales se adaptan más rápido a las condiciones que el gobierno”. Janiel Melamed, analista en temas de seguridad y conflicto, dice que “esta es una zona geográfica compleja y no es fácil que el Gobierno vaya a tener controlado el territorio aunque el ministro de Defensa decida reforzar e intensificar la presencia militar con más tropas”, dice. “El atentado de Tumaco es uno de los ataques más violentos de los últimos meses, pero no es el único que ha ocurrido ahí. Tumaco es un caldo de cultivo para los intereses entre grupos paramilitares, delincuencia común, guerrilla, y resulta muy importante para el Gobierno en procura de mantener la soberanía militar sobre el Pacífico”, explica Melamed.  ¿Quién fue?Dos días después de que se cometió el atentado en el corazón del centro urbano de Tumaco, las dudas sobre los autores de los hechos no están resueltas. Aunque el gobierno nacional y las autoridades locales afirman que se trata de un ataque de las FARC, los analistas creen que se puede tratar de una alianza puntual entre este grupo guerrillero y las bacrim. Los señalamientos sobre el autor del atentado por parte de las autoridades fueron cambiando a medida que avanzaban las horas. El primero en manifestarse fue el ministro del Interior, Germán Vargas Lleras, quien dijo que había sido el frente 29 de las FARC, aunque este no opera en esa zona. Después se dijo que habían sido las bandas criminales (bacrim) producto de un enfrentamiento entre ellos y las FARC. Al día siguiente el ministro de defensa, Juan Carlos Pinzón, aseguraba que el atentado no era producto de las luchas entre las ‘bacrim’ y las FARC, sino que se trataba de una alianza entre esos actores. Según Ariel Ávila, es la ‘Columna Móvil Daniel Aldana’, la facción de las FARC que opera en esta región, especialmente sobre el río Mira, y es a ese grupo al que las autoridades locales señalan ahora.  “Se puede decir que fueron las FARC, por el modus operandi, porque no es usual que las bandas criminales usen explosivos contra la fuerza pública y también porque hace parte de la estrategia de la guerrilla de continuar asestando golpes”, señala Alonso Tobón, investigador del Centro de Recursos para el Análisis del Conflicto (CERAC).Alianzas: todos con todos  La posibilidad de una alianza estratégica entre las bacrim y las FARC no es descartada ni por las autoridades ni por los analistas. “Hay señales de que las bacrim también buscan desafiar al Gobierno y esto se podría hacer a través de las FARC y prueba de ello podrían ser los atentados, que cada vez son más sofisticados y con mejor información en términos de inteligencia”, explica el analista del CERAC.  El inicio de estos pactos, que se harían para atentar contra un objetivo definido, habría sido en marzo del 2008, después de la muerte de Raúl Reyes. Con esa baja, las FARC perdieron buena parte de la zona fronteriza con Ecuador a manos de los ‘Rastrojos’, y la dinámica de la guerra por esta zona llevó al enfrentamiento entre dos frentes. En principio, FARC y los ‘Urabeños’ contra el ELN y los ‘Rastrojos’. Luego, nació un acuerdo entre los dos grupos guerrilleros para comenzar la guerra contra esas organizaciones narcocriminales.Desde entonces, la reconfiguración de todas las bandas y los acuerdos puntuales a los que llegaron les sirvieron para cometer ataques contra la fuerza pública y dar señales de fortaleza.“Es decir, sí hay alianzas, pero no son orgánicas, ni son a largo plazo, sino que se hacen por estrategias y en zonas donde no tienen tanta capacidad porque no dominan el territorio. Sin embargo, esas dinámicas son muy frágiles y débiles porque esos mismo grupos no tienen un comando ni un control tan establecido”, explica Tobón.  Tumaco: el puerto del Pacífico más importante para los grupos ilegalesLos ‘Rastrojos’, los ‘Urabeños’, las FARC, una facción del ELN y ejércitos privados de  narcotraficantes conviven en este punto estratégico, el segundo centro urbano de Nariño después de Pasto. Allí se disputan el control del narcotráfico, la compra de armas y el reclutamiento de gente para agrandar sus ejércitos. “Tumaco no es sólo una salida de coca por el Pacífico, sino que es una entrada de armas de contrabando que llegan para todos los grupos armados y también es el paso a Ecuador para meter el oro proveniente de la minería ilegal, que tiene como principal destino ese país”, explica Ávila, sobre la importancia que tiene Tumaco para los grupos al margen de la ley.  Cauca, la guerra de la guerraPrimero fue el municipio de Villa Rica y después el de Miranda, ambos ubicados en el departamento de Cauca. En Villa Rica, fue el jueves cuando explotaron dos artefactos frente a la estación de Policía que terminaron con la vida de siete personas. El ataque se atribuye al ‘Frente Sexto de las FARC’. La mañana de este viernes, en Miranda, un carro bomba explotó en la vía que comunica este municipio del norte de Cauca con Florida, en el Valle. El parte oficial es de dos heridos. “Cauca padece desde hace año y medio una verdadera guerra”, explican desde la Corporación Arco Iris. En el 2011 se presentaron 259 acciones militares, 30 por ciento más que lo que había ocurrido el año anterior. Combates, bombardeos y hostigamientos son el pan de cada día afirma la misma fuente. Lo cierto es que a pesar de estos tres atentados que se llevaron a cabo en menos de 48 horas y que dejan 18 muertos y más de cien heridos, los analistas coinciden en que se trata de una demostración de poder y de consolidación de una nueva estrategia, lo que no significa que el país esté ante una guerrilla más fuerte que en años anteriores.  “Hay que tener cuidado en no confundir dos cosas. Una es que la guerrilla tenga la capacidad de hacer daño, pero eso no equivale a que cuente con la fuerza que tenía a finales de los 90. Hoy, la guerrilla no tiene capacidad de movilizar a 500 hombres”, aclara Alonso Tobón, del CERAC. Según él, la estrategia de la guerrilla es de ataque y repliegue porque ya no es capaz de sostenerse prolongadamente en un territorio. “Ellos buscan cometer acciones esporádicas, ataques focalizados para poder mantener el corredor de las drogas y poder tener en movimiento de los secuestrados”, concluye.  Para los analistas de Arco Iris, las FARC viven dos guerras paralelas en Cauca: una librada en el terreno frente a las Fuerzas Militares y su nueva estrategia, y otra por la persecución a sus propios jefes guerrilleros. En medio de los atentados, muchos sectores claman un cese al conflicto que tantas muertes ha causado a lo largo de décadas. Sin embargo, los rumores de paz que parecían soplar parecen ser acallados por el tronar de los bombazos de la guerrilla, o por lo menos así lo dejan ver voceros del gobierno nacional y, no menos, buena parte de la sociedad civil.