Las manifestaciones surgieron luego de que su gobierno propuso un nuevo impuesto contra el patrimonio, según el cual herencias mayores a 35.400 dólares deberán pagar un tributo que va del 2,5 al 77 %, según el monto a heredar. Mientras los congresistas debaten la propuesta del Ejecutivo, y el partido de gobierno, Alianza País (AP), hace esfuerzos para socializar los nuevos tributos, los ecuatorianos proclaman en las calles su rechazo a que, según ellos, el país se convierta en la siguiente Venezuela. Mientras tanto, quienes salieron a apoyar a Correa calificaron a los manifestantes de golpistas y explotadores del trabajo. Por su parte, el mandatario aseguró que los enfrentamientos fueron lo que él llama una “estrategia concertada internacionalmente de la restauración conservadora para tratar de desgastar a gobiernos de izquierda de la región”. Pero a pesar de la retórica del presidente, el descontento con su gestión no se desvanece.