A muchos en el Atanasio Girardot cada gol de los delanteros de Nacional les causa una suerte de déjà-vu. La pareja que conforman Víctor Hugo Aristizábal y Edixon Perea, que juntos suman 22 goles en apenas 12 fechas, les recuerda la que hace ya más de una década le dio el título de 1991 al equipo verde de Antioquia. En ese entonces, Iván René Valenciano fue el precoz goleador del torneo con 30 anotaciones, pero a su lado otros dos delanteros sub-23, ambos vestidos de verde y blanco, fueron la sensación del torneo: Faustino Asprilla y el mismo Aristizábal. Los tres estuvieron en la selección que clasificó a los Olímpicos de Barcelona 92, y el resto es historia. Aquel fogoso 'Aristi', de bigote y pelo largo, apenas empezaba una carrera que después de muchas celebraciones lo trajo de vuelta para romper récords y juntarse con otro jugador tan explosivo y talentoso como en su momento lo era el Tino. Aristizábal es el colombiano que más goles ha anotado, un histórico del fútbol nacional por derecho propio. Perea, el primer jugador de 20 años que se acerca a los 50 goles en el torneo local, uno de los más aventajados representantes del exitoso proceso de los juveniles colombianos. El maestro Una vieja frase del periodismo deportivo habla del 'club de los cien', al que sólo pertenecen los jugadores cuyos goles suman más de tres dígitos. Ingresar en él es un momento cumbre en el que los delanteros se gradúan como goleadores. Por supuesto, es un club exclusivo al que pocos llegan. Con 303 anotaciones (y contando), Aristizábal tendría tres membresías. De esos goles, más de 130 fueron con Nacional, lo que lo convierte en el goleador histórico del club de sus amores, al que siempre tuvo claro que volvería a pesar de su paso por el fútbol brasileño. Telé Santana aseguró que en seis meses lo convertiría en el mejor delantero del mundo. No lo afirmaba ningún aficionado encandelillado por un par de gambetas sino el técnico que llevó al Sao Paulo a ser campeón mundial de clubes dos años seguidos. Santana lo quería desde 1992, pero fue sólo en el 96 cuando Aristizábal, ya con más de centenar de goles en su cuenta, dejó la capital de la montaña para llegar al país de la samba. En la tierra donde el fútbol es religión, Aristizábal jugó en Sao Paulo, Santos, Vitoria, Curitiba y Cruzeiro. Se convirtió en el extranjero que más goles ha anotado, superando de nuevo la barrera de los cien. "Quedar goleador no importa si no ganas títulos", asegura con sentido pragmático, y por eso recuerda con especial aprecio su paso por el Cruzeiro en 2003, donde se combinaron sus 28 celebraciones con un equipo que lo ganó todo en Brasil. "Aprendí mucho con los brasileños. Son los mejores del mundo y excelentes definidores. Mentalmente me sirvió mucho para ganar fortaleza", recuerda de sus temporadas en el exilio. En la Selección su historia fue distinta, pues muchas veces fue cuestionado. En un país donde los regionalismos todavía están a flor de piel, muchas veces se personificó en él la idea de la 'rosca paisa' que muchos reprochaban. Una de las frases que pretendía ser elogiosa terminó siendo el caballito de batalla para el sarcasmo de sus críticos: el mejor jugador del mundo sin balón. Por supuesto, hacía referencia, al menos inicialmente, a sus movimientos, a la manera como se desmarcaba, a su sacrificio por el equipo. Su presencia en las convocatorias fue motivo de polémicas. "Le toco sufrir mucho en la Selección. Él sentía la responsabilidad del técnico. Siempre tuvo que rendir más que los demás. Con todo y eso, siempre fue un referente", asegura Juan José Peláez, que fue su técnico en la selección de Antioquia y en el Nacional. A pesar de las críticas, muchas veces ponzoñosas, 'Aristi' fue una ficha clave para los técnicos y jugó más de una década en las selecciones Colombia, donde hizo 15 goles. Sin importar los ataques, nunca dejó de atender las convocatorias y no guarda ningún tipo de rencor hacía sus críticos. "La tolerancia me ha llevado donde estoy", asegura. Así como no faltaron las críticas, tampoco lo hicieron las frases elogiosas. Cuando todavía se debatía la ausencia de liderazgo en la Selección tras la salida del 'Pibe' Valderrama, Gabriel Ochoa Uribe sorprendió a lo que los comentaristas llaman "el mundo del fútbol" al declarar que el reemplazo para el inmenso vacío que dejó el samario era Víctor Hugo Aristizábal. Para Ochoa, el técnico que más títulos ha ganado en el fútbol colombiano, 'Aristi' debía ser el 10 de la selección. Su gran revancha con la camiseta tricolor llegó en la Copa América de 2001, cuando en su casa, y sin la presencia de Argentina, el equipo estaba obligado a ganar. De su mano, Colombia se quedó con el título, y él fue el máximo anotador. Quedar goleador sí importa cuando se ganan los títulos. "En la Copa América había un pensamiento diferente, una atmósfera distinta. Todo el mundo quería que el equipo fuera campeón", recuerda. Hoy, por más que sus once tantos lo tengan de goleador en el torneo y los reconocimientos abunden por sus 300 anotaciones, la selección es un capítulo cerrado. Para él, pero no para su pareja de ataque. Aristizábal no está solo. A su lado, tanto en el césped como en la tabla de goleadores, está Edixon Perea. Pasarán muchos años antes de que alguien alcance la marca de 'Aristigol', pero si de apuestas se tratara su compañero de equipo sería la mejor opción para poner las fichas en la mesa. El alumno Los exitosos equipos juveniles de Colombia están dando sus primeros frutos. Algunos jugadores, como Víctor Montaño y José Julián de la Cuesta, ya juegan en el exterior y otros, como Abel Aguilar y Camilo Zúñiga, son figuras en el fútbol colombiano. Entre los goleadores, Edixon Perea es, al lado de Hugo Rodallega, el ejemplo para mostrar. Después de su inicio en equipos de barrio, su paso por el Boca Juniors de Cali y la selección Valle, llegó a las selecciones juveniles. Fue parte del equipo que terminó tercero en el Mundial Juvenil de Emiratos Árabes, donde anotó un tanto. En la selección absoluta ya ha disfrutado sus 'palomitas' y ha respondido con goles, pero sus mejores números son los del torneo colombiano. Comenzó en el Huila, y en su tercer partido como profesional anotó en Manizales por primera ocasión. Después de pasar por Quindío y Pasto llegó a Nacional en febrero del año pasado. En su corta carrera ya se acerca a los 50 goles, algo inédito para un jugador de su edad. A ese ritmo, muy pronto podría hacer parte del 'club de los cien'. "Es un jugador que tiene todas las cualidades", asegura Mauricio 'Chicho' Serna. Sus compañeros en Nacional destacan su profesionalismo a toda prueba, una característica que comparte con su veterano compañero de ataque. La dupla de Nacional parece tener la combinación perfecta de experiencia y juventud. "Son jugadores con muchas similitudes, ricos técnica y tácticamente, capaces de hacer una genialidad individual. Lo mejor que le pudo pasar a Edixon es que llegara Aristizábal. En la posición de delantero es el mejor maestro que pueda existir", asegura Juan José Peláez, que además de haber sido el primer técnico de Aristizábal también dirigió a Edixon en Nacional el año pasado. Perea lo sabe, y ya tiene una lista de campos en los que está tomando cátedra: "La frialdad para definir, la personalidad y los movimientos". Sus aspiraciones incluyen quedar campeón con Nacional, ojalá como goleador del torneo, e ir a Europa, aunque también le gusta mucho el fútbol brasileño y admite que todavía esta esperando oírle a 'Aristi' más historias sobre la tierra de los campeones del mundo. Mientras Aristizábal está de vuelta, Perea está de ida. Su futuro es prometedor y toda su confianza se refleja en la única palabra que contesta cuando se le pregunta si se cree capaz de alcanzar los logros de Aristizábal o el Tino: "Seguro".*Periodista de SEMANA.COM. Correo: storrado@semana.com