Seguramente usted ha escuchado testimonios de personas que en un accidente han sentido que entran en un mundo desconocido donde se encuentran con sus seres queridos. O quizás ha oído a otros que durante un estado de inconsciencia se encuentran dentro de un túnel con una luz brillante al final. Estas experiencias, que son el tema central de Más allá de la vida, la nueva película de Clint Eastwood, están lejos de ser solo producto de la ficción. Tampoco son un tema religioso. Investigaciones recientes en el campo de la neurociencia han encontrado que este tipo de visiones son más comunes de lo que se cree y que su explicación radica en una serie de procesos que el cerebro experimenta durante un estado de inconsciencia. Uno de los que más han investigado este tema es Kevin Nelson, neurofisiólogo de la Universidad de Kentucky, quien a finales del año pasado publicó The Spiritual Doorway in the Brain, un libro que resuelve las dudas más frecuentes sobre las experiencias cercanas a la muerte (NDE, por sus siglas en inglés). Aunque muchos argumentan que este evento sucede cuando han estado "clínicamente muertos", según el experto, esto no es posible porque nadie puede regresar de la muerte. Cuando una persona sufre un paro cardiaco, el corazón se detiene y se pierde el flujo sanguíneo, pero la conciencia aún continúa por lo menos diez segundos más y el cerebro sigue funcionando hasta 30 minutos. Esto quiere decir que algunas neuronas siguen enviando impulsos eléctricos, que se traducen en información. Estos explicaría por qué los pueden experimentar las personas en coma.Según Nelson, una encuesta, en 1997, reportó que 18 millones de personas habían tenido alguna forma de NDE en Estados Unidos. El experto encontró que 25 por ciento de las personas tienen una habilidad para mezclar tres estados de conciencia, el de alerta, el de sueño REM (sigla en inglés de 'movimiento rápido de ojos') y el de sueño no REM, y quienes han tenido experiencias cercanas a la muerte tienen un interruptor en el tallo cerebral. Aun así, no todas las personas viven este tipo de situaciones de la misma manera. El neurólogo Gabriel Centanaro explica que algunas de las neuronas que aún funcionan después del paro cardiaco contienen ciertos recuerdos que fabrican vivencias dentro del cerebro, lo que podría explicar por qué hay quienes se encuentran con antiguos familiares o ven pasar una secuencia de imágenes de años pasados. Si la vivencia fue muy significativa, cuando despierta del coma la persona puede recordarla. Por el contrario, si la persona tuvo un recuerdo desagradable, el cerebro la anula como mecanismo de defensa. Otra de las experiencias más comunes es ver una luz al final del túnel. Según Nelson, este tipo de sensaciones no clasifica como una NDE, pues puede pasar incluso durante un simple desmayo, y lo que ocurre es una especie de apagón visual porque el ojo no recibe suficiente sangre. Por lo anterior, el ojo se cierra a pesar de que el cerebro aún funciona y la visión empieza a disminuir de los lados hacia el centro, lo que da la sensación de estar en un túnel.Las personas que han vivenciado este tipo de situación también reportan que logran salir de su cuerpo. Nelson señala que esto sucede cuando la región tempoparietal se apaga y el cerebro no es capaz de ubicar la posición del cuerpo en el espacio. "Si usted está semiconsciente, en la frontera entre la vigilia y el sueño REM, fácilmente podría tener una sensación de separarse del cuerpo", le dijo el experto a la revista New Scientist. El tema ha sido el centro de varias discusiones, ya que para algunos es una prueba de que sí hay vida después de la muerte. Sin embargo, esta posición ha sido descartada por la ciencia, pues, como dice Centanaro, físicamente en imposible que una persona resucite cuando los sistemas cardiaco, nervioso y respiratorio dejan de funcionar. "Cuando alguien muere, no hay reversa alguna. La única persona que conozco que ha resucitado es Jesucristo", dice Centanaro. Sin embargo, Nelson aclara que estos hallazgos no niegan la existencia de un Dios y, como dijo a SEMANA, "conocer cómo funciona el cerebro no nos dice nada acerca de lo espiritual".