La cifra dejó mudos a los funcionarios del gobierno de Colombia y Estados Unidos. Según el más reciente estimativo realizado por los organismos de seguridad de ambos países en la actualidad hay en Colombia cerca de 120.000 hectáreas dedicadas al cultivo de coca, una cifra sin antecedentes, que significa un incremento sustancial en lo que tiene que ver con los cultivos ilícitos. "La situación es de emergencia. En caso de no tomar las medidas pertinentes el país podría convertirse en un inmenso mar de coca", dijo a SEMANA un alto oficial de los organismos de seguridad. Los más sorprendidos con los recientes resultados fueron los funcionarios del gobierno, que pensaban que los cultivos ilícitos podrían estar disminuyendo. Esta vez los cálculos oficiales, que hablaban de que las áreas cultivadas con coca en todo el país no sobrepasaban las 80.000 hectáreas, no resultaron acertados. Pero el incremento en las áreas cultivadas no es el único factor qe preocupa al gobierno y a las autoridades norteamericanas. De la misma manera que han aumentado las hectáreas cultivadas, los narcotraficantes colombianos están innovando en la calidad de la hoja de coca. Es así como en los últimos meses las autoridades han descubierto que en algunos departamentos del sur del país, especialmente Putumayo y Caquetá, está siendo cultivada una variedad mucho más sofisticada de la coca. Se trata de la llamada 'coca peruana', que no sólo tiene mejor calidad que la colombiana sino también un mayor rendimiento. En efecto, mientras la colombiana produce tres cosechas al año la peruana puede recolectarse en tan sólo 40 días.Las 120.000 hectáreas cultivadas de coca estarían produciendo cerca de 1.200 toneladas de pasta de coca procesada en cada cosecha. Según cifras del gobierno de Estados Unidos, los grupos narcotraficantes colombianos reciben cada año entre 300 y 600 millones de dólares por cuenta del negocio ilícito del tráfico de droga. La cifra fue anunciada públicamente por el zar antidrogas de ese país, Barry McCaffrey, en su reciente visita a Colombia. El oficial se declaró alarmado con las cifras y afirmó que "las organizaciones criminales de la droga amenazan las instituciones democráticas colombianas".Las Fuerzas Militares colombianas, que han venido solicitando con insistencia una ayuda económica por parte de Estados Unidos para la lucha contra los narcotraficantes, también coinciden en afirmar que en los últimos años el cultivo de coca se disparó. De acuerdo con un informe del Ejército, basado en estadísticas del Departamento de Planeación Nacional, en el último año los grupos guerrilleros obtuvieron cerca de 700.000 millones de pesos por concepto del narcotráfico. Estas cifras le han otorgado a Colombia el dudoso honor de ser el primer productor de coca del mundo.Pese a que el propio presidente Andrés Pastrana ha afirmado que las Farc no pueden ser consideradas como una narcoguerrilla las autoridades militares sostienen que el significativo incremento de los cultivos de coca está relacionado directamente con la actividad de los frentes guerrilleros, tanto de las Farc como del ELN. "Nosotros podemos afirmar, sin ninguna duda, puesto que tenemos las evidencias, que la guerrilla recibe entre el 30 y el 40 por ciento de lo que produce la coca ya sea cobrando peajes o procesándola", afirmó a esta revista un alto oficial de las Fuerzas Militares.Una de las razones que tienen éstas para hacer esa afirmación es que, en los últimos años _según los reportes satelitales_ los mayores incrementos de cultivos se han presentado en el sur de Bolívar, el Catatumbo en Norte de Santander, Caquetá y Putumayo, zonas de indiscutida influencia guerrillera. El caso de este último departamento es quizá el más alarmante de todos (ver recuadro). La razón para que ello ocurra es que fumigar en las regiones de enorme presencia guerrillera implica grandes riesgos para la vida de los pilotos encargados de esa misión, puesto que las aeronaves pueden ser derribadas por los subversivos, según los organismos de seguridad.De cualquier manera el incremento de las áreas cultivadas de coca en el país es de suma gravedad. No sólo pone en entredicho toda la política de asistencia internacional, especialmente de Estados Unidos, que ha destinado centenares de millones de dólares para combatir el flagelo, sino que obliga al propio gobierno de Pastrana a replantear su estrategia de lucha contra el narcotráfico. Los hechos están demostrando que este problema está lejos de ser superado. Por el contrario, todo hace pensar que las medicinas utilizadas hasta el momento no sólo no han servido para combatir la enfermedad, sino que tampoco han evitado que el mal se propague.