EL ASESINATO DEL HERMANO del presidente del Consejo de Estado, Enrique Gil, rebosó la paciencia del presidente Álvaro Uribe. El pasado 9 de enero el ingeniero Luciano Gil murió cuando dos sicarios le dispararon en un barrio de Medellín. A raíz de ese homicidio, Uribe llamó a los altos mandos de las fuerzas militares y la Policía y les exigió atacar contundentemente las organizaciones criminales y sicariales que desde hace tiempo están poniendo en jaque a la capital antioqueña. El 23 de enero el director de la Policía, general Óscar Naranjo, viajó a Medellín para despachar desde esa ciudad durante varios días y ponerse al frente de una serie de operaciones. Lo hizo acompañado del director de la Dijín, coronel César Pinzón, y un numeroso grupo de oficiales de inteligencia, entre otras especialidades, quienes viajaron desde Bogotá. Durante todos los días, y hasta el viernes de la semana pasada, la capital paisa y sus alrededores fueron objeto de masivos operativos que desde hacía muchos años no se veían en esa ciudad. Cerca de 50.000 personas fueron requisadas en ocho días, lo que terminó con la captura de casi 300 requeridas por la justicia, incluidos ocho extraditables y 25 hombres al servicio de la organización de Daniel Rendón, alias 'Don Mario'. Entre los capturados también se encuentran tres personas señaladas de ser los asesinos del hermano del presidente del Consejo de Estado La revisión se extendió a 19.000 motos y 14.000 carros, lo que permitió recuperar medio centenar de automotores robados. Entre las acciones más relevantes durante toda la semana pasada están las inspecciones a diversas cárceles del municipio antioqueño, lo que terminó por evidenciar que peligrosos delincuentes seguían manejando desde sus celdas sus temidos brazos criminales y, además, gozaban de exóticos privilegios como televisores de plasma, computadores, teléfonos celulares, entre otros. Más de 30 caciques fueron reubicados en otros penales del país como consecuencia de esas acciones. Los operativos adelantados por el director de la Policía y sus hombres durante la semana pasada, sin duda alguna ayudan a aliviar los complejos problemas delincuenciales que enfrenta Medellín. Pero las acciones desarrolladas son tan sólo el comienzo de un inmenso reto: depurar las instituciones y garantizar que la seguridad sea un asunto de todo el año y no el producto de acciones aisladas durante una semana. Entidades como la Fiscalía y la Policía en Antioquia están en el ojo del huracán desde el año pasado cuando fueron descubiertos graves episodios de infiltración por parte de grupos criminales. El ex director de Fiscalías Guillermo León Valencia está en la cárcel y enfrenta un juicio por sus presuntos vínculos con 'Don Mario', caso por el cual fue llamado a calificar servicios el general Marco Antonio Pedreros. Enfrentar la corrupción de manera contundente es fundamental y es uno de los primeros pasos para empezar a devolverles la tranquilidad a los paisas. Las acciones de la semana pasada son importantes, pero también es un fuerte campanazo para las autoridades locales, especialmente la Policía. El mensaje es claro y contundente. No es posible que para efectuar capturas de delincuentes, recuperar vehículos hurtados y decomisar armas ilegales tengan que viajar desde Bogotá el propio director de la Policía acompañado de un grupo de oficiales para hacer la labor que debería estar efectuando cotidianamente la Policía local. Sólo con el tiempo se verá si acciones como las de la semana pasada dejarán de ser algo esporádico y se convierten en acciones permanentes, que es lo que esperan los paisas de sus autoridades.