Una situación pintoresca le sucedió al Alcalde de Lima con el juramento que les tomó a sus nuevos funcionarios. El mandatario tenía que decir: “Juráis por Dios y por la Patria”, pero por un lapsus línguae dijo: “Juráis por Dios y por la plata”. Fue tal la explosión de silbidos y de carcajadas que se necesitaron casi cinco minutos para que se reanudara ese acto protocolario.