He podido determinar que tan solo un 20% a 30% de las personas en la humanidad saben con exactitud el poder real que tiene tomar una verdadera decisión y confidencialmente son estas mismas personas las que logran resultados extraordinarios en la vida. Mientras tanto, el 70 0 80% restante afirman que han tomado decisiones aunque sus resultados no los respalda. Entonces ¿cuándo sabemos realmente que hemos tomado una verdadera decisión? La respuesta es: cuando ha emprendido una acción. En caso contrario solo pertenecerá al grupo de personas que hablan mucho y actúan poco. Tomar decisiones quizás podría ser uno de los hábitos más sencillos de adquirir. De hecho, nos pasamos la vida tomando decisiones; desde que somos niños lo hacemos y a medida que vamos creciendo lo seguimos haciendo. Sin embargo, cuando vamos avanzando en la vida se va perdiendo el poder que tiene este hábito. Nos dejamos llevar por las circunstancias en muchas ocasiones y dejando que sean estas las que decidan la forma como nos sentimos. En la vida se toman miles de decisiones. Algunas podrían haber sido buenas otras no tanto. Se trata es de tomar las mejores decisiones que le permitan lograr grandes resultados aunque es muy importante que sepa que muchas veces tomará decisiones equivocadas. Finalmente esto hace parte de la vida. He mencionado en otros artículos que el comportamiento de todos los seres humanos es guiado por sus creencias y son estas las que en esencia definen la manera como nos enfrentamos a las diferentes circunstancias de la vida. En este artículo hago referencia a la creencia “Nuestras decisiones forman nuestros resultados”. Desde esta premisa ¿cómo se debe comportar una persona que cree firmemente en esto? Estas personas deciden, actúan y se comprometen, estos tres elementos forman lo que sería una verdadera decisión. El paso a paso de una verdadera decisión 1. Decida: Tiene que decidir lo que quiere lograr en su vida, cuáles son sus metas, sus sueños, sus grandes deseos y usar la lingüística correcta. No es lo mismo afirmar “quiero un carro” a “voy a tener un carro”. La primera carece de fuerza y poder, equivale a decir “quiero tener un carro sin ningún esfuerzo”. La segunda frase tiene toda la fuerza que debe contener una verdadera decisión ya que esta implícitamente la acción “voy a tener…..”. Este mismo principio aplica a su vida personal cuando dice “quiero ser un excelente papá” mientras que otra persona afirma “voy a ser un extraordinario papá”. Existe una gran diferencia entre lo que significa Quiero lo que implica Voy. 2. Actúe: Emprenda una acción inmediata una vez decida. Puede preguntarse “ahora cuál es el plan que debo seguir y una vez lo tenga claro : MUÉVASE. Moverse es lo que necesita hacer si realmente busca lograr cada uno de los resultados y metas que se haya trazado de lo contrario simplemente se habrá quedado en el primer paso. 3. Comprométase: De poco le servirán los pasos anteriores sin comprometerse. Muchas personas logran ejecutar a la perfección los dos primeros pasos. Sin embargo, su falta de compromiso con la acción hace que desfallezcan rápidamente ante las dificultades. Seguramente conoce a alguien que le ha contado que decidió bajar de peso por lo cual inició una dieta y probablemente emprendió la acción correspondiente comenzando a comer menos y es posible que hasta se haya inscrito en un gimnasio. Sin embargo después le contó que decidió abandonar la dieta y le habrá dado miles de razones o quizás habrá utilizado una frase como: “que me quieran así como soy….” Comprometerse con lograr sus resultados se convierte en un paso fundamental para lograr mantenerse en movimiento, actuando de manera consistente hasta lograr sus objetivos.