SEMANA:¿Por qué llegó a Colombia ?U.K.:En 1980 comencé mi primer trabajo con la Agencia Alemana para el Desarrollo (GTZ) en Jordania. Después trabajé en el Ecuador, en El Salvador y en 1986 llegué la primera vez a Colombia para trabajar en Pasto en el Proyecto de Desarrollo del Departamento de Nariño. En todas estas misiones me acompañó mi esposa Vera.SEMANA:¿Cómo fue su experiencia en plena década de los 80 en un país como Colombia ?U.K.:Los años en Pasto fueron unos de los mas felices en nuestra vida. Pasto se volvió como nuestro segundo hogar y durante las vacaciones viajamos mucho por Colombia. En 1988 por ejemplo fuimos en carro desde Pasto hasta Quibdó. Muchos amigos colombianos no podían creer que alemanes pudieran pasar sus vacaciones en el Chocó, pero nos encantaba el viaje. Un extranjero se da cuenta, más que los colombianos, del gran cambio ocurrido en Colombia. Cosas muy normales que hace ocho o 10 años se hacían tranquilamente hoy son imposibles o peligrosas. Los pastusos los domingos ya no van a La Cocha para comer trucha, un sitio a 20 km de distancia de la ciudad.SEMANA:¿Cómo y por qué se dio su regreso a Colombia hace un par de años?U.K.:En mi segunda época de trabajo desde 1999, tenía mi residencia y la oficina principal en Popayán y otra en Pasto, porque tuve tres proyectos en el Cauca y uno en Nariño. Todos los proyectos eran de desarrollo alternativo y las actividades las desarrollamos en las zonas rurales de ambos departamentos. Como no creo en un manejo de proyectos desde las oficinas, en muchas ocasiones visité lugares donde aportamos a actividades de la población local. El día 18 de julio de 2001 ya había visitado dos proyectos locales en Santander de Quilichao y Caldono. De regreso quisimos visitar una fábrica de ladrillos en el municipio de Silvia (Cauca). Fue un viaje rutinario, pero especial en el sentido de que me acompañaron mi hermano y un amigo, a quienes llevé de excursión. SEMANA:¿Y en ese momento se produjo el secuestro?U.K.:Sí. Nos secuestraron las Farc con su columna móvil Jacobo Arenas, pero esto nunca nos lo dijeron durante las primeras tres semanas -ni a nosotros, ni a nuestras familias, ni a mediadores colombianos o alemanes-. Aparentemente las razones eran políticas: quisieron secuestrarme a mí y nos secuestraron a los tres para no equivocarse.SEMANA:¿Qué le exigían?U.K.:Me pidieron extensas explicaciones por escrito sobre la cooperación alemana en Colombia y otras informaciones. No nos maltrataron físicamente, pero durante los casi tres meses de secuestro nunca nos permitieron contacto con la embajada alemana o con nuestros familiares. Nadie sabía de verdad si estábamos vivos. Ni siquiera los talibanes trataban así a sus secuestrados, porque aunque sea ellos permitieron visitas de representantes de la Cruz Roja Internacional.Para mi amigo fue muy difícil porque le dio un infarto hace 10 años y les pedíamos que nos consiguieran los medicamentos que necesitaba, lo hacían pero no en la cantidad suficiente, y siempre creyendo que la enfermedad sólo era pretexto para ser liberado.SEMANA:¿Realmente cree que las Farc son peores que los talibanes en el sentido del trato que les dieron? U.K.:Gracias a Dios nunca estuve prisionero de los talibanes pero durante nuestro secuestro oímos por radio del secuestro de miembros de una ONG alemana por parte de los talibanes, y 10 días después del secuestro los talibanes permitieron contacto de los secuestrados con representantes de la Cruz Roja Internacional y con diplomáticos alemanes. En cambio las Farc nunca permitieron contactos, hasta la fuga de mi hermano nadie supo si estábamos vivos y durante las primeras tres semanas las Farc desmintieron que estuviéramos en su poder. En cuanto a la comunicación de prisioneros con sus familias, las Farc no cumplieron con las reglas mínimas.SEMANA:¿Hubo alguna exigencia económica para una eventual liberación?U.K.:Según lo que sé no pidieron plata porque se dieron cuenta de que no soy el empresario rico alemán que tal vez hubieran querido secuestrar. Me aprovecharon para que les escribiera mucho sobre la política de cooperación internacional de Alemania y sobre la GTZ y luego discutirlo con un comandante de la columna Jacobo Arenas.SEMANA:¿Qué papel realizó el gobierno de Alemania en Bogotá ante su situación?U.K.:El gobierno alemán, desde la cancillería en Berlín y de la embajada en Bogotá, muy profesionalmente y activamente negoció con las Farc. Pero durante tres semanas las Farc negaron que estuviéramos en su poder y por eso no quisieron llevar a cabo ningún acercamiento.SEMANA:¿Cómo fueron esos meses de secuestro, siendo usted extranjero y en poder de las Farc?U.K.:En el primer momento no quería creer que estaba secuestrado. Sobre todo yo, que conocía a muchos efectivos de las Farc de mis viajes a la bota caucana. Sin el permiso tácito de ellos no habríamos podido trabajar allá. Pero las columnas móviles son algo muy especial. Las Farc ya no son el bloque monolítico con líneas claras de mando como tal vez eran antes. Después del primer choque pensé que todo era una equivocación y le pedí al comandante que hablara con ciertas personas. Resultado: una sonrisa. Después de una semana o 10 me di cuenta de que este problema podía durar meses o incluso años.SEMANA:¿Qué fue lo peor de esos meses de secuestro?U.K.:Lo peor de estar secuestrado es la monotonía y la incertidumbre sobre la familia. Nuestra madre tiene 81 años. La noticia de que sus dos hijos estaban secuestrados pudo haberla matado.SEMANA:¿Cómo se produjo la liberación?U.K.:Mi hermano escapó del cautiverio el 20 de septiembre de 2001 y esta fuga de una persona que no hablaba castellano, ni conocía la zona, y estaba ya por edad físicamente muy inferior a sus captores, fue una derrota gravísima para la columna Jacobo Arenas, que siempre hablaba de manera muy elitista de otras agrupaciones de las mismas Farc.SEMANA:¿Cómo logró su hermano escapar? ¿Usted intentó alguna vez esa vía?U.K.:Nosotros tres hicimos un acuerdo y era que cada uno decidiera individualmente si iba a tratar de escapar. Junto con mi amigo, nunca supimos de los planes de mi hermano. El tuvo mucha suerte, y su exitosa fuga generó buenas consecuencias para nosotros dos en cautiverio: una desmoralización de nuestros captores que se manifestó en quejas entre ellos y la posibilidad de contar a los mediadores del gobierno alemán que estábamos vivos y con buena salud.SEMANA:¿Y usted y su amigo?U.K.:Nosotros fuimos liberados y entregados a la Cruz Roja Internacional y representantes de la embajada alemana el 11 de octubre de 2001. A nosotros las Farc no nos pusieron condiciones para ser liberados; nosotros o nuestras familias no pagamos nada. No conozco detalles de las negociaciones. Creo que fue muy importante el respaldo de la Unión Europea y de las Naciones Unidas.SEMANA:¿En qué sentido se dio el apoyo de la Unión Europea y de las Naciones Unidas en el proceso que llevó a su liberación? U.K.:No conozco mucho detalle de esto, pero intervinieron el señor Egeland, de la ONU, los embajadores de los países de la Unión Europea en Colombia, y el Alto Comisionado para la Política Exterior de la Unión Europea, Javier Solana, entre otros. Además, si lo recuerdo bien, el secuestro de nosotros daba por primera vez la razón a Solana de hacer una advertencia a las Farc acerca de que ellos podrían ser clasificados como organización terrorista por la Unión Europea.SEMANA: Una vez liberado, ¿cuál fue su reacción inmediata?U.K.:La situación física y sicológica requería una salida inmediata, pero no salí antes de tomar una cerveza en la Zona Rosa de Bogotá. SEMANA: A un año de haber sido secuestrado y viviendo nuevamente en Alemania, ¿qué mirada tiene de Colombia? U.K.:El secuestro no ha cambiado en nada mi mirada de Colombia. Ni siquiera las Farc han podido romper mis enlaces de amistad con Colombia y mi cariño a ese país, pero no por el secuestro, sino más bien por otras razones hoy veo la situación del país más grave que en agosto de 2001. El fracaso del proceso de paz y sobre todo las amenazas a los alcaldes y funcionarios municipales han agravado mucho la situación.SEMANA: En la actualidad, ¿cuáles son sus vínculos con Colombia? U.K.:Los vínculos están intactos. Nos visitó aquí un amigo de Popayán que estuvo realizando un posgrado en Madrid. Además, nosotros visitamos el alcalde del municipio de Patía (Cauca), exiliado en Holanda por amenazas de las Autodefensas Unidas de Colombia, no de las Farc. Con mi hermano que es concejal en un pequeño municipio, y con mi amigo estamos formando una iniciativa de alcaldes de nuestra región -Baja Sajonia- para respaldar a sus colegas amenazados en Colombia. Este país es también un tema permanente en las conversaciones con mi esposa, Colombia y su gente siguen siendo parte de nuestra vida; hasta celebramos las victorias de Santiago Botero en el Tour de Francia.SEMANA:¿Ha estado en Colombia nuevamente?U.K.:Estuve ya dos veces en Colombia luego del secuestro, claro que por la situación de seguridad no viajo por tierra. No recomendaría a turistas alemanes visitar zonas rurales o viajar por tierra pero sí que se podría visitar a familiares en Colombia.SEMANA:¿Cómo analiza la posición del gobierno alemán frente al conflicto colombiano, no es un poco apática, teniendo en cuenta que es la 'locomotora' de la Unión Europea?U.K.:Cuando el gobierno actual de Alemania se posesionó en 1998, estaba un poco traumatizado por el Caso Mauss y por el fracaso del diálogo con el ELN, dos cosas que pasaron en el tiempo del gobierno anterior. Por eso, en cuanto a un posible papel de facilitador, el gobierno alemán de verdad muestra un perfil un poco bajo, pero no es correcto decir que Alemania no está comprometido con Colombia.Alemania está en primer lugar de todos los países en cuanto a su apoyo técnico directo a Colombia. Y más importante, somos el único país que todavía sigue trabajando con asesores en varios lugares de Colombia, como Medellín, Pereira, etc. Lamentablemente, después de mi secuestro ya no trabajan expertos alemanes en el campo, pero eso es por culpa de las Farc, no del gobierno alemán. SEMANA:¿Cuál cree que es en la actualidad la visión que en Alemania se tiene de las Farc, todavía hay ese romanticismo por la lucha de este grupo guerrillero? U.K.:Yo creo que la simpatía de los alemanes hacia las Farc ha disminuido mucho. Sin embargo, todavía existen pequeños grupos que mantienen una visión romántica idealizando a las Farc como un tipo de Robin Hood. Pero también hay grupos o individuos, aunque muy pequeños en número, que están totalmente de acuerdo con todas las acciones de las Farc. El 11 de abril de este año en el diario izquierdista alemán 'Junge Welt' apareció una entrevista con un ex oficial del ejército de la ex República Democrática Alemana y él contó cómo en sus vacaciones había ido a Colombia para trabajar como instructor militar de las Farc. Eso sí, no apareció en la entrevista con nombre y apellido.SEMANA: Con tantas ONG radicadas en Alemania, ¿qué tan fácil o difícil es que ese país adquiera una visión más amplia del problema que existe en Colombia? U.K.:No es fácil. Lo mejor es que Colombia se presente como un país que respeta los derechos humanos, porque la gran equivocación de muchos de estos grupos es que ellos creen que Colombia es una dictadura como Chile de Pinochet o Nicaragua de Somoza. Claro, en Colombia hay mucha injusticia y pobreza, pero si esa fuera la razón para que exista un conflicto armado, hubiera conflictos armados en todo el mundo, y en Europa inclusive. Pero vale la pena enfatizar que también hay muchas ONG alemanas y europeas que están muy opuestas a las acciones de las Farc.SEMANA:¿Por qué surge la idea de crear la página www.farc.de? U.K.:Justamente para convencerlos a ellos de la buena voluntad que hay en Colombia para mejorar, pero las armas no son la respuesta adecuada. Y sobre todo, para reafirmar que las actividades de las Farc son dirigidas en contra del pueblo y no a su favor. No conocía las Farc de antes, pero las que ahora conozco son ladrones y asesinos. Uno de nuestros guardias era un niño de más o menos 14 años, lo que necesita él son libros, cuadernos y lápices, buenos maestros, pero no un fusil.SEMANA:¿Cuáles son los objetivos de esta página?U.K.:El mensaje principal es dar a conocer que las Farc no son un movimiento de la izquierda, sino una banda de criminales. La izquierda europea debe distanciarse de ellos en vez de solidarizarse. En grandes partes ya hay distanciamiento y esto está creciendo.SEMANA:¿Por qué en la página de internet www.farc.de hay una especial referencia a Ingrid Betancourt? U.K.:El caso de Ingrid Betancourt ha llamado mucha atención aquí en Alemania. El Partido Verde forma parte del gobierno y hubo muchas manifestaciones de simpatía hacia ella. Para mí personalmente el escándalo del secuestro de ella no es tanto que fuera una candidata presidencial. El verdadero escándalo es que una ciudadana colombiana no puede en su país viajar a cualquier parte y donde quiere sin temor. SEMANA: Usted, desde su experiencia tan cercana a Colombia, ¿qué recomendaría para tratar la difícil problemática del país?U.K.:Creo que hay que encontrar una buena mezcla de firmeza y voluntad, además de estar siempre disponible para reanudar los diálogos. No creo que sea una buena idea hacer de miles de ciudadanos policías auxiliares. El país necesita confianza mutua y no un ambiente en el que cada cual se convierta en el espía de su vecino. Ahora bien, la firmeza es necesaria, porque vemos que después de tener cinco municipios como zona de despeje, ahora las Farc quieren dos departamentos; y en cuanto a la voluntad creo que 'Tirofijo' y 'Raúl Reyes' sí tienen el número del celular del presidente Alvaro Uribe Vélez, y él nunca deberá apagarlo. *Corresponsal adjunto en Madrid