* Este es un contenido periodístico de la Alianza Grupo Río Bogotá: un proyecto social y ambiental de la Fundación Coca-Cola, el Banco de Bogotá del Grupo Aval, el consorcio PTAR Salitre y la Fundación SEMANA para posicionar en la agenda nacional la importancia y potencial de la cuenca del río Bogotá y  sensibilizar a los ciudadanos en torno a la recuperación y cuidado del río más importante de la sabana. Las nubes grises no quisieron dejar caer una sola gota de lluvia. Sabían que de hacerlo, las voces de los ríos de la sabana de Bogotá, que por estos días son sometidos a varias intervenciones que buscan evitar que sus aguas se salgan de los cauces y cauce inundaciones, no podrían ser escuchadas.  Con el clima de su lado, cientos de ciudadanos de municipios como La Calera, Chía, Tenjo, Tabio, Fúquene, Ubaté y Cajicá, empezaron a concentrarse frente a las instalaciones de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), ubicada en el Centro Empresarial Gran Estación, armados con pancartas, afiches y megáfonos. Un telón azul, decorado con ramas de sauce y fotografías de animales como tinguas y cangrejos sabaneros, simulaba el cauce de un río. Pero su cuerpo lucía lastimado por las imágenes de las obras realizadas por la entidad, como maquinarias removiendo sedimentos del lecho y la vegetación de sus orillas. Así lo presentaron los manifestantes.

En un plantón frente a la CAR, la ciudadanía manifestó su preocupación por las obras realizadas en varios ríos. Foto: Jhon Barros. “El río nos une, la CAR los destruye”, “el río se respeta”, “ecocidio en la cuenca” y “fuera las dragas”, gritaban a pleno pulmón los protestantes, arengas pacíficas que buscaban explicaciones contundentes de la corporación por los frentes de obra que hoy hacen parte de los ríos Teusacá, Frío y Chicú, ubicados en la cuenca hidrográfica del río Bogotá. Óscar Puerta, miembro de la veeduría de la Thomas van der Hammen y del colectivo Alianza para la Defensa de la Sabana, uno de los ciudadanos que más ha denunciado las obras adelantadas por la CAR, fue uno de los primeros en llegar al plantón pacífico llamado Voces del Río. Le puede interesar: ¿La CAR va a canalizar el río Teusacá? “Lo que está pasando con varios ríos de la cuenca del río Bogotá y el Ubaté en la laguna de Fúquene, es que la CAR, basada en un concepto errado que desconoce todos los criterios ecosistémicos y ambientales, adelanta obras que están removiendo toda la vegetación acuática riparia que hay alrededor de estos cuerpos de agua y los desconecta de las zonas de inundaciones como humedales, el mayor hábitat y refugio para las aves”.

Durante más de cinco horas, la ciudadanía alzó su voz para defender los ríos de la sabana de lo que ellos consideran son obras mal planeadas. Foto: Jhon Barros. Según Puerta, estas obras de adecuación hidráulica tienen el único propósito de evitar futuras inundaciones. “No estamos discutiendo si es necesario o no disminuir el riesgo por inundación, que solo es evidente en unas zonas con alto riesgo. Pero en aquellas áreas donde se desconectan los ríos, no tiene ningún sentido hacer este tipo de obras tan agresivas”. Para el ingeniero hidráulico, estas intervenciones arrojan afectaciones irreversibles. “Cuando se profundiza un río, volverle a dar la posibilidad de que se desborde y genere hábitats como meandros y humedales es casi imposible. Sabemos que es necesario hacer las evaluaciones de riesgo, pero bajo una perspectiva que tenga todas las consideraciones ecosistémicas”. El ambientalista denuncia que la CAR le ha informado públicamente a la comunidad que estas obras son una simple limpieza en los cuerpos de agua, algo que cataloga como falso. “Lo que están haciendo es cambiar las condiciones y la forma de los cauces de los ríos. Los sedimentos que están retirando del fondo de los cuerpos de agua, como materia orgánica y microorganismos, son base de un ecosistema”.

Así luce el río Teusacá con las obras que la CAR adelante en su cauce. Foto: Óscar Puerta. En el río Teusacá, según denuncia Puerta, la CAR está removiendo 226.000 metros cúbicos de tierra, cifra que en Chicú es de 120.000 metros cúbicos. “Están excavando y rectificando los lechos de los ríos. Hace poco, la entidad aprobó una modificación que arrojó que iban a remover dos millones de metros cúbicos. Eso es lo que están planeando con los ríos de la sabana”. A Puerta le preocupa las obras realizadas por la corporación en los ríos Teusacá, Chicú (en los valles de Tenjo y Tabio) y la quebrada Aguas Claras, afluente del río Suta en Sutatausa. “Las imágenes de las intervenciones en esta quebrada son dramáticas. La comunidad de la zona evidenció la muerte de dos especies endémicas de la sabana que están en peligro de extinción: el cangrejo sabanero y el pez capitán”. Le puede interesar: 40 alcaldes de la cuenca del río Bogotá piden más apoyo para salvarlo La posible desaparición de la fauna de estos ecosistemas por las obras, tiene sumamente indignados a los ciudadanos y ambientalistas. “El mayor agravante es que la CAR no cuenta con estudios previos, serios y detallados sobre la fauna. Incluso los estudios de riesgo no son completos, como en el río Teusacá, donde no determinaron la escala exigida por la legislación para el riesgo de inundación y tampoco la delimitaron completamente. No hay un análisis ni un sustento serios detrás de esto”, aseveró Puerta.  

La ciudadanía ha reportado afectaciones a la fauna por las obras, como es el caso del pez capitán. Fotos: Luisa Fernanda Camacho. Las respuestas dadas por la CAR no han calado en la comunidad. Según Puerta, las explicaciones para las obras en el río Chicú son tristes. “A los colectivos de este cuerpo de agua la entidad les respondió que le daban traslado a la interventoría de la obra, algo que no tiene presentación".  En Teusacá, el primer río de la sabana donde iniciaron las obras, la comunidad evidenció en una visita a la Procuraduría que la CAR carece de tres insumos para las intervenciones. “No tienen estudios hidrobiológicos (evaluación del ecosistema del río), geotécnicos (la estabilidad de los aludes) y un diseño de restauración. Es decir que hacen obras para después diseñar la restauración, eso no tiene sentido”. El experto informó que la CAR ha destinado miles de millones de pesos para unas obras que están causando una hecatombe ecosistémica en la cuenca del río Bogotá, como 4.700 millones en Teusacá (sin interventoría) y cerca de 2.200 millones en Chicú. “Lo más preocupante es que para los próximos cuatro años hay proyectado un presupuesto de 46.000 millones de pesos para obras de adecuación hidráulica en nuestros ríos”, explicó.

El cangrejo sabanero, una especie endémica de la sabana de Bogotá, fue protagonista en el plantón ciudadano. Foto: Jhon Barros. Entre 2012 y 2016, la CAR realizó la adecuación hidráulica en 68 kilómetros de la cuenca media del río Bogotá, la cual removió ocho millones de metros cúbicos de sedimentos y amplió el cauce de 30 a 60 metros. Para Puerta, esta intervención también causó impactos en el ecosistema. Le puede interesar: SOS por Douglas, un perrito que fue quemado con agua hirviendo en Cota “Algunas zonas que están habitadas casi hasta la ronda, como en Engativá, Suba, Fontibón y el sur de la ciudad, si necesitaban obras para reducir el riesgo de inundación. Sin embargo, Bogotá había reservado 300 metros para proteger el río, 30 de ronda y 270 de Zona de Manejo y Protección Ambiental (Zampa). Sin embargo, la CAR redujo la zampa de 270 a 35 metros para habilitar tierras y así construir en la ciudad”, denunció Puerta. El llamado de la comunidad fue suspender de tajo este tipo de intervenciones. “La CAR debe cambiar el concepto y empezar a hablar de una restauración ecológica, algo que no sólo consiste en sembrar árboles. Lo que está haciendo la entidad con sus máquinas es remover toda la vegetación del cauce, supuestamente porque le genera problemas hidráulicos; esa visión es totalmente anacrónica”, explicó.

La ciudadanía denuncia que la CAR está retirando toda la vegetación de las orillas de los ríos. Foto: Óscar Puerta.  Pocas instancias Las obras en el río Teusacá, cuerpo de agua de 69 kilómetros que zigzaguea por La Calera, Sopó, Chía, Choachí, Guasca, Tocancipá y Ubaque y donde hay reportes de 300 especies de aves, 50 de mamíferos, 17 de anfibios, 19 de reptiles y 11 de peces, fueron las primeras en causar una profunda indignación por parte de ciudadanos, concejales y ambientalistas. A finales de julio de este año, la CAR le informó a SEMANA SOSTENIBLE que 30 kilómetros del Teusacá contarían con obras de adecuación hidráulica, cuatro tramos con frentes de obra que buscan ampliar la capacidad hídrica y mitigar los riesgos de inundación.  “El cuerpo de agua debe ser intervenido para prevenir inundaciones. Entre 2009 y 2010, se registraron fuertes inundaciones ocasionadas por la falta de capacidad hidráulica del río Teusacá. Hemos realizado la socialización con cada uno de los propietarios de los predios aledaños”, dijo en su momento la entidad.

Las obras en el río Teusacá despertaron un movimiento ciudadano en toda la cuenca. Foto: Luisa Camacho. Luisa Fernanda Camacho, concejal de La Calera, ha tomado la vocería de la ciudadanía en contra de las obras en este afluente de la cuenca del río Bogotá. “Están sacando todos los metros cúbicos de lodo que sean posibles. Las obras están dejando irreconocible al Teusacá y completamente desnaturalizado. Hay que recuperar y restaurar los 30 metros de ronda”, ha reiterado constantemente. Le puede interesar: EN VIDEO: Llegaron las aves migratorias al humedal Juan Amarillo En el plantón pacífico, Camacho aseguró que las denuncias por Teusacá le permitieron conocer más ciudadanos bastante inconformes y angustiados por lo que la CAR está haciendo en los ríos de la cuenca. “Todos compartimos que la CAR está tratando los ríos como tuberías. No los ven como ecosistemas o corredores biológicos y el concepto de valle aluvial parece que no existiera para la autoridad ambiental”. Camacho denunció que los colectivos y ciudadanos están agotando todas las instancias para lograr frenar las obras en los ríos. “El problema es que la misma autoridad ambiental, entidad a la que nos deberíamos quejar, es la que está ejecutando las obras. Por eso, distintos colectivos de la sabana han interpuesto denuncias y solicitudes a los organismos de control y alcaldías, pero al ser la CAR juez y parte en este proceso, nos estamos quedando sin voz”.

Entre arengas, pancartas y afiches, la ciudadanía protestó frente a las instalaciones de la CAR. Foto: Jhon Barros. La concejal afirmó que la ciudadanía ya le solicitó formalmente a la Procuraduría que suspenda las obras en el río Teusacá y los demás afluentes de la cuenca. “Vemos que los entes de control podrían reaccionar y frenar las obras así sea de manera preventiva. Hay muchas personas, voluntarios, biólogos, académicos y ecólogos que seguiremos luchando por el futuro de nuestros ecosistemas y frenar esta tragedia ambiental”. Si las obras siguen su curso, Camacho considera que los ríos de la cuenca van a terminar totalmente canalizados y sin una gota de biodiversidad. “Al inundar los valles aluviales, los ríos permiten que la sabana de Bogotá sea esa zona rica en biodiversidad y suelos. No entiendo por qué la CAR pretende desnaturalizar los cauces y no sembrar árboles en esta zona porque para ellos sería lasciva. Están convirtiendo nuestros afluentes en canales”. ¿Y las aves? En las 589.143 hectáreas que conforman la cuenca del río Bogotá, territorio conformado por 46 municipios de Cundinamarca y la capital del país, hay registradas por lo menos 542 especies de animales, de las cuales 322 son aves como la tingua bogotana, el cucarachero de pantano y el pato turrio. Nubia Morales, habitante de Chía, tiene el privilegio de apreciar a diario varias de estas especies de aves en algunos humedales del municipio, "alados" que no se cansa de fotografiar. “Me duele que los humedales y las aves estén siendo afectados por las obras de adecuación hidráulica, razón por la cual no dudé en venir a protestar de forma pacífica”.

Nubia Morales le da voz a las aves afectadas por las obras de adecuación hidráulica de la CAR. Foto: Jhon Barros. Con un afiche con la foto de una tingua moteada o de pico verde, subespecie endémica de la sabana de Bogotá, Nubia se sumó al plantón por los ríos y quebradas de la cuenca. “Las adecuaciones hidráulicas rompieron toda la conectividad que hay entre los ríos y humedales, los cuales quedan secos en época de sequía al no contar con un caudal ecológico que los nutra”. Más allá del recurrente secamiento de los humedales, a Nubia lo que más le afana es que las aves se están quedando sin su territorio natural. “Tinguas, garzas, aves acuáticas y migratorias están disminuyendo su población debido a las obras. Hay una urbanización propuesta en terrenos cercanos a la ronda del río donde habita el búho sabanero. Muchos árboles se han tumbado para las obras” afirmó. Le puede interesar: Falta de lluvia tiene en alerta a los embalses de Cundinamarca Esta ciudadana, que desde hace varios años se convirtió en una pajarera experta, le hace el llamado a la CAR para que priorice la vida. “Si esas adecuaciones técnicas son necesarias, hay que hacerlas de una forma adecuada y con la gente que sabe de biodiversidad. Nuestra voz de protesta no es a la loca, ya que está basada en argumentos certeros de los expertos. Las playas de los ríos, donde anidaban las tinguas y patos, fueron destruidas por las máquinas. No hay que hacer zanjones”.

La ciudadanía aprovechó la redes sociales para movilizar a las personas defensoras de los ríos. Eduardo Mariño, del comité de defensa de la sabana de occidente de Bogotá, fue enfático en asegurar que el objetivo de la ciudadanía es que la CAR frene todas las obras en la cuenca. “Llevamos medio año denunciando las obras chambonas e ilegales en los ríos, pero no hemos logrado que las frenen. Es más, hemos descubierto que la corporación tiene en lista 14 ríos más para hacer lo mismo, como Subachoque, Balsillas, Soacha y Sumapaz”. El ciudadano informó que la comunidad lleva varias reuniones con la CAR que no han arrojado resultados satisfactorios para los ríos. “En Teusacá sumamos más de una docena de reuniones. Ellos dicen que ya tienen contratos firmados y que las obras no pueden detenerse. Este tema debe ser abordado por el consejo directivo de la CAR, conformado por entidades como el Ministerio de Ambiente y la Alcaldía de Bogotá, quienes no han hecho nada hasta ahora”. Mariño define este tipo de obras en los ríos como canalizaciones. “Lo que están haciendo es preparar los terrenos para una posterior urbanización. Cuando se canaliza un río y se seca su área natural de inundación, lo que genera es un incremento en el precio de la tierra y no para fines agrícolas.  Esas zonas las van a vender por metro cuadrado a las urbanizadoras. Esto es un negocio ilegal, ya que la legislación del país, como el Código Nacional de los Recursos Naturales, lo prohíbe” denunció.

Ecocidio en proceso, uno de los mensajes de las personas que participaron en el plantón Voces del Río. Foto: Jhon Barros. Voces de peso Las obras en los ríos de la cuenca del río Bogotá no sólo han movido las fibras de los ciudadanos de diversos municipios. Ambientalistas, biólogos y ex ministros de Ambiente como Juan Mayr también han alzado su voz en contra de la visión que tiene la CAR con los ecosistemas. “No se puede permitir que las Corporaciones Autónomas Regionales, en este caso la CAR, adelanten y contraten una serie de obras sin ningún tipo de consideraciones ambientales. Sus adecuaciones hidráulicas son obras de ingeniería que no tienen plan de manejo, requisitos ambientales y estudios de fauna y flora”. En el caso del río Teusacá, Mayr denuncia que las obras han arrasado con la fauna y la vegetación asociada al afluente. “No ha quedado títere con cabeza. Sumado a esto, hemos observado que el contratista ni siquiera ha tenido en cuenta las guías ambientales que tiene la misma CAR para este tipo de intervenciones”. 

Las obras de adecuación hidráulica tienen indignados a los habitantes de la cuenca del río Bogotá. Foto: Luisa Camacho. Más allá de la violación a las normas ambientales, el ex ministro de Ambiente califica el accionar de la CAR como una destrucción irreversible de los ríos y sus ecosistemas asociados. “Esto ha sido una atrocidad ambiental por parte de la CAR bajo el argumento de que es una medida preventiva para mitigar futuras inundaciones. Sin embargo, lo que ha hecho es desatar la extinción de los humedales por canalizar el río Bogotá y sus afluentes. Los están volviendo canales”. Mayr también denunció que las obras no cuentan con un plan de restauración ecológica. “Son intervenciones a raja tabla que está llevando incluso a la extinción de especies nativas asociadas a las riberas de los ríos. En la cuenca del Teusacá creo que nunca volveremos a ver un cangrejo sabanero. Por eso no bajo de atrocidad ecológica y ambiental lo que ha venido haciendo la CAR”. Le puede interesar: Contaminación de una empresa causó proliferación de gallinazos en Mosquera Lo que más le preocupa al experto es que: “esto nos lleva a preguntarnos en qué está pensando la CAR y cuál es su visión. Esta no es una corporación ambiental sino una corporación para la infraestructura y el desarrollo sin consideraciones ambientales. Este es un tema que no hemos observando con toda su magnitud”.

La ciudadanía reporta a diario lo que está pasando con las obras en ríos como el Teusacá. Foto: Luisa Camacho. Con el fin de detener la problemática ambiental, diversos sectores han realizado varios análisis para concretar argumentos certeros y veraces sobre esta clase de obras. “Empezamos a recolectar la información para hacer análisis jurídicos, ecológicos y ambientales, los cuales arrojaron la conclusión que las obras son un desastre ambiental. A la CAR le puede salir bastante costoso el proceso de restauración ecológica por el daño ocasionado”, dice Mayr. Los defensores de los ríos como el ex ministro están esperando una intervención por parte de los entes de control como la Procuraduría y Contraloría General de la Nación. “Hemos evidenciado que las obras están sobredimensionadas y se han utilizado recursos públicos para destruir la cuenca. Las adecuaciones hidráulicas, que la CAR argumenta van a solucionar las problemáticas, están causando daños ambientales. Eso podría generar un detrimento patrimonial que deben investigar los entes de control”. Un grupo de ciudadanos, conformado por ex ministros de Ambiente, ecologistas, empresarios y sectores políticos y sociales, ya radicaron todas las evidencias e informes de las acciones de la CAR en los ríos la cuenca ante la Procuraduría y Contraloría. “Esperamos que ellos, como garantes de todos estos temas, analicen muy juiciosamente el caso. Este es un tema muy serio y preocupante que debe ser analizado con todo el rigor técnico, científico, económico y legal, ya que hay una violanción a la legislación ambiental y es evidente el daño ecológico”, apunta Mayr.

La vegetación en los ríos de la cuenca del Bogotá es cada vez más escasa por las obras aseguran los manifestantes. Foto: Luisa Camacho. Además de las afectaciones ambientales en las cuencas, Mayr prende las alarmas por la eliminación de áreas de suma importancia para el futuro de la estructura ecológica principal de la sabana, como los humedales. “Estas obras eliminan los humedales. Muchos propietarios que comparten sus predios con los ríos, están viendo incrementada su área para futuros desarrollos urbanísticos. Una entidad pública como la CAR debe velar por el interés público y no por el privado”. Le puede interesar: ¡Buenas Noticias! Reaparece el martín pescador en el humedal Córdoba, en Bogotá Por último, Mayr expresó que mantener los humedales e incluso ampliarlos y no restringirlos, es la solución moderna para el manejo de ecosistemas e inundaciones en el país. “El tema de fondo es el ordenamiento territorial de la sabana. Si la visión es eliminar y canalizar los ríos y quebradas, que son la columna vertebral, estamos ante un problema de dimensiones infinitas que va a terminar afectando la calidad de vida de todos los ciudadanos de la región”. Manuel Rodríguez, primer ministro de Ambiente de Colombia, también ha expresado su inconformismo con las obras en los ríos. “La CAR está produciendo un lamentable desastre ambiental y despilfarrando miles de millones de pesos de los contribuyentes al adelantar obras de adecuación hidráulica, las cuales hoy en día han sido reemplazadas por soluciones basadas en la naturaleza”.

Las obras en los ríos los están desconectando de ecosistemas como humedales aseguraron los ciudadanos. Foto: Óscar Puerta.  El actual presidente del Foro Nacional Ambiental está totalmente en contra de las “atrocidades ambientales cometidas por la CAR en los ríos Teusacá, Chicú y Frío. Hay que detener la inaudita carrera en contra de la protección ambiental y en favor de intereses particulares de esta entidad, como los ecocidios perpetrados en los afluentes del río Bogotá y el volteo de tierras, a los que se suma ahora la futura carretera perimetral de la sabana”. Fernando Trujillo, director científico de la fundación Omacha, manifestó que las autoridades ambientales están jugando a ser Bochica, ese hombre que salvó a los muiscas de una gran inundación en la época prehispánica al romper con su vara dorada una gran roca que contenía el agua en el Salto de Tequendama. “Pero lo están haciendo a través de secados y alteraciones a los ríos y humedales. El país debe concebir todos los elementos naturales del río, es decir su fondo, sedimentos, aguas, macroinvertebrados, crustáceos, aves, peces y hasta nutrias. Para recuperar un cuerpo de agua como el río Bogotá, es necesario garantizar la integridad de todo el ecosistema, mantener su ronda y vegetación y proteger las especies”, agregó el director científico.

Los ríos de la sabana están siendo convertidos en canales. Foto: Óscar Puerta. Germán Andrade, biólogo de la Universidad de los Andes, lleva meses denunciando las obras en en los ríos. “La adecuación hidráulica en ocasiones se ha vuelto necesaria, pero no con la completa desnaturalización de los ríos. Hay que construir nuevos equilibrios entre las soluciones de ingeniería y las basadas en la naturaleza. El día que se entienda que adecuar un cauce no es lo mismo que adecuar un río, ese día habrán entendido lo qué es un río”. Para el experto, el Ministerio de Ambiente debería promover una discusión nacional para una visión integral y diferenciada de los ríos. “La mitigación de riesgos de inundación es función que debe sopesar frente a otras para un plan integral, con beneficios de la naturaleza como la biodiversidad acuática y riparia. Los ríos son más que cursos de agua”. Le puede interesar: Secretaría de Ambiente lleva 200 especies de animales registradas en Bogotá Andrade considera que una de las malas lecciones del fenómeno de la Niña, que en 2011 dejó a gran parte del país bajo el agua por la fuerte temporada de lluvias, fue el modelo de intervenir severamente los cauces de los ríos, “que parece se estableció como un manejo normal. Necesitamos una política nacional de intervención en ríos de montaña, como parte de la política de biodiversidad”. 

Varios ambientalistas se han unido al llamado por los ríos de la cuenca. Foto: Óscar Puerta.  Responde la CAR Después de aproximadamente cinco horas de arengas y cantos, el director de la CAR, Luis Fernando Sanabria, salió del edificio de la entidad para atender a los ciudadanos, a quienes les propuso conformar una comisión delegada con los representantes de la comunidad para escuchar sus inquietudes y preocupaciones frente a las obras de adecuación. “Estas son obras con las que buscamos evitar posibles emergencias por desbordamientos a través de un ejercicio netamente preventivo. No afectaremos la estructura natural de las corrientes hídricas del territorio”, dijo Sanabria. María Mercedes Maldonado, experta en ordenamiento territorial y ex secretaria de Hábitat y Planeación de Bogotá, y quien estuvo durante el plantón pacífico, reveló algunos de los acuerdos a los que llegaron la CAR con la comunidad.

La CAR se reunió con varios de los líderes ambientales que no están conformes con las obras. Foto: CAR. “La CAR se comprometió a detener nuevos procesos de contratación de adecuaciones hidráulicas y reconoció que hay fallas en las obras en curso, las cuales serán suspendidas por unos pocos días. Se crea una mesa de trabajo para determinar alternativas ante los daños causados, pero de todas maneras la entidad dijo que las obras no se podían parar, ya que los contratos hay que cumplirlos. Lo que sigue dependerá de la movilización ciudadana”, informó Maldonado. Le puede interesar: El primer respiro para el río Bogotá llegará en marzo Camacho, la concejal de La Calera, destacó los avances presentados en la reunión con la CAR, aunque afirmó que la ciudadanía no bajará la guardia. “Se detienen las adjudicaciones, reconocen fallas, suspenderán obras por unos pocos días y crearán una mesa de trabajo para determinar alternativas. Todos estos son avances, pero no bajamos la guardia”. En un comunicado de prensa, la CAR informó que todas las obras hidráulicas en los afluentes del río Bogotá buscan prevenir tragedias como la registrada hace nueve años en el municipio de Útica, sin afectar las condiciones naturales de los ecosistemas.

La CAR asegura que las obras en los ríos como Teusacá, no afectan las condiciones naturales de los ecosistemas. Foto: CAR. “El 18 de abril de 2011 se registró una grave emergencia generada por una avalancha de lodo que afectó más del 90 por ciento de la población en Útica, dejando víctimas mortales y la destrucción de al menos 123 viviendas. Esto ocurrió porque la quebrada Negra desbordó su capacidad”, dijo la CAR. Otro ejemplo de inundaciones en la cuenca fue entre 2010 y 2011, cuando el río Bogotá causó una de las más fuertes emergencias al inundar gran parte de la sabana y otras zonas del sur y occidente de la capital del país. Según la CAR, el afluente agotó su capacidad para almacenar la cantidad de agua que cayó durante esa temporada de lluvias, consecuencia del fenómeno La Niña.  “Por ello, buscando evitar que nuevas emergencias como estas vuelvan a registrarse, hemos venido adelantando una serie de proyectos asociados a la recuperación integral de cuencas hidrográficas en varios puntos de la jurisdicción, que comprenden la limpieza y el mantenimiento preventivo de varias corrientes que han presentado problemas de inundación, como es el caso de los ríos Teusacá, Chicú, Apulo y Suta”.

Así avanzan las obras de adecuación en el río Chicú. Fotos: CAR. La CAR recalcó que las adecuaciones de los ríos Teusacá y Chicú son proyectos complementarios que hacen parte de la recuperación integral de la cuenca del río Bogotá, donde se ha venido adelantando un trabajo de adecuación hidráulica para ampliar su cauce y mejorar su capacidad.  “A través de un ejercicio netamente preventivo, lo que buscamos es retirar los excesos depositados durante más de 15 años, lo que hoy en día genera problemas por falta de capacidad de transporte de agua y en consecuencia, problemas de inundabilidad”, menciona la CAR en el comunicado. Le puede interesar: Tres personas capturadas por quemas a cielo abierto en la ronda del río Bogotá Estas adecuaciones, de acuerdo con la entidad, enfoca sus labores en la limpieza de los cauces principales “sin que se pierda la condición de sinuosidad (curvas), ni cambios de dirección, ni su condición natural. Lo que se busca es que esa capacidad de transporte se logre retirando los lodos y depositándolos en las orillas, de modo que más adelante pueda hacerse la restauración y prolifere con mayor facilidad la vegetación nativa a lo largo de la ronda”. 

La CAR acordó crear una mesa con la comunidad para establecer posibles soluciones a las afectaciones en los ríos. Foto: CAR. La entidad afirmó que estos proyectos se adelantan sobre los cauces de los ríos y no sobre las zonas de ronda, por lo cual no hay cambios en sus direcciones ni condiciones naturales.  “No desconocemos que los ríos deben ser vistos como un ecosistema integral y somos conscientes de la preocupación de las comunidades respecto a la afectación que recae sobre la biodiversidad”.  La CAR indicó que adelanta el respectivo inventario de fauna y flora para realizar la correspondiente compensación, “que una vez realizada en términos de reforestación, permitirá que la fauna que emigró regrese de manera natural atraída por la vegetación ya restaurada. Trabajamos en la caracterización de la fauna y flora acuática y terrestre del territorio, trabajo que cuenta con los lineamientos establecidos por el Ministerio de Ambiente, el Instituto Humboldt y el Instituto Geográfico Agustín Codazzi para el caso del recurso suelo".  La autoridad ambiental contempla la formulación e implementación de acciones de prevención, manejo y conservación de la biodiversidad, con medidas que van desde el ahuyentamiento, reubicación, reintroducción y restauración de las poblaciones, los hábitats, corredores y ecosistemas. "Hemos priorizado diversas especies de la fauna y flora que cuentan con su respectivo plan de manejo y conservación, como venado soche, oso andino, cóndor de los Andes, cucarachero de apolinar, pato andino, polla sabanera, pez capitán, oncilla, frailejones, roble, palma real, perezoso, mariposa prepona y palma de cera de Sasaima".