Todo parece indicar que va a terminar otro cuatrienio sin que se cambie el avión presidencial. El presidente Alvaro Uribe decidió seguir viajando en el viejo Fokker y aplazar la compra del avión cuando supo que se debía destinar un presupuesto de 48.000 millones de pesos para la nueva adquisición. En vez de estrenar ordenó que el dinero tuviera otra asignación dentro del Ministerio de Defensa.