En la noche del domingo, y pocos minutos antes de que el expresidente Álvaro Uribe se pronunciara sobre los resultados de las elecciones del Congreso, en el búnker del uribismo en Bogotá se encendieron las alarmas sobre un posible fraude en las elecciones.En ese momento, y a la altura del boletín número 16 de la Registraduría, la tendencia estadística señalaba que el Centro Democrático se convertiría en la primera fuerza política del país. La brecha de votos que la lista cerrada de Uribe les sacaba a las de los demás partidos alcanzaba una diferencia aproximada de 300.000 votos.Pero dicha tendencia se revirtió y de tener el 16,28 % de la votación, los uribistas terminaron con el 14,21 % del total de los votos. Y a diferencia, el Partido de La U creció sorpresivamente y en el último boletín apareció con el mayor porcentaje, el 15,58 % de los tarjetones válidos. El Centro Democrático pasó entonces a perder el primer lugar de la votación por casi 200.000 votos. Al advertir el extraño quiebre de la tendencia, Juan Carlos Vélez, jefe de debate del uribismo, y un equipo de ingenieros del partido se desplazaron a la Registraduría para tratar de verificar los resultados del preconteo. La empresa que manejaba el software se negó a entregarlos y sólo fue suministrada el martes por una solicitud expresa de la Procuraduría. En ese momento, un equipo de ingenieros del Centro Democrático contrastó los resultados del preconteo con los formularios E-14, en los que se registran los votos en cada una de las casi 95.000 mesas habilitadas en todo el país. En esa inspección, los uribistas detectaron que sus votos en 7.971 mesas no aparecían, pero sí los depositados por los demás partidos. Y no quiere decir que en esas mesas no se hayan depositado votos por la lista uribista. Tras contrastar los resultados publicados por la Registraduría con las actas de escrutinio, el Centro Democrático comprobó que en efecto en esas mesas hay varios miles de votos a su favor y que no han sido contabilizados en los resultados oficiales de la autoridad electoral. Por ejemplo, sólo en la ciudad de Medellín se dejaron de reportar 66 mesas en el preconteo publicado los días 9 y 10 de marzo por la Registraduría. En ellas aparecen un total de 2.604 votos no contabilizados para el Centro Democrático. En el municipio de Soledad (Atlántico), en donde la lista uribista obtuvo una de sus menores votaciones, se dejaron de reportar 45 mesas para el movimiento, en las que físicamente hay un total de 260 tarjetones marcados a su favor y que no fueron reportados ni sumados en los boletines.La proyección que hace el Centro Democrático es que la Registraduría dejó de contarles alrededor de 250.000 votos. Una cifra que podría cambiar los resultados, toda vez que, según el último boletín del ente electoral y contabilizado el 98 % de las mesas, La U obtuvo 21 curules y aventajaba al Centro Democrático por aproximadamente 185.000 votos. Las investigaciones de los ingenieros del Centro Democrático, sin embargo, no encuentran evidencias de que esos votos no contabilizados hayan migrado al preconteo que favoreció a otros partidos. Sin embargo, en el rastreo de los formularios del escrutinio sí han detectado algunas incosistencias, como la contabilización de votos para algunos partidos y que estos no se depositaron en las urnas. Por ejemplo, en la mesa 26 del puesto de votación José Castillo Bolívar, en la Zona 3 de Soledad (Atlántico) el número de tarjetones marcados para los candidatos del Partido Conservador es de 30, pero en las actas se registraron 50. Es decir, se le sumaron 20 votos más que no existen físicamente. Y en contraste, en la mesa 16 del puesto de votación Escuela Arzobispo García, en la Zona 4 de Medellín, Antioquia, se informaron de dos votos por Centro Democrático, cuando 44 tarjetas se depositaron para el partido de Uribe. Es decir, se le disminuyeron 42 votos. Los uribistas están acuartelados contabilizando votos de cada una de las mesas y exigen a las autoridades electorales contabilizar los votos que durante las horas posteriores a la elección han encontrado a favor de su lista, y que no fueron sumados en el preconteo de la Registraduría. Fabio Valencia Cossio dice que esa omisión en el reporte es lo que puede explicar el quiebre de la tendencia estadística, mientras que Juan Carlos Vélez considera que ahí está la evidencia del fraude. Desde el mismo lunes, un día después de las elecciones, los uribistas han deslegitimado el resultado de los comicios. Primero señalaron al presidente Santos y a su partido, La U, de haber hecho trampa. También cuestionaron el software de la Registraduría para adelantar el escrutinio, y rechazaron los resultados a partir del boletín 16, al señalar que no es comprensible que se reversara la tendencia de los resultados, y que de “manera mágica” La U, pasara del tercer al primer puesto.Óscar Iván Zuluaga incluso dijo que esa tendencia se revirtió tras un apagón en el Caribe, y el expresidente Uribe calificó de “ilegitimó” el nuevo Congreso, al considerar que fue elegido por la 'mermelada' del gobierno para aceitar las maquinarias. El Centro Democrático presentó las pruebas de este presunto fraude a la OEA, a la Procuraduría y a la Fiscalía, para que se establezcan las razones por las cuales aproximadamente 250.000 votos no les fueron contabilizados en los escrutinios, y mantendrá vigilando el proceso de escrutinio, pues, como le aseguró Vélez a Semana.com, “las elecciones en Colombia comienzan cuando se cierran las urnas”.