En un episodio de película, el diplomático brasileño Eduardo Sabóia manejó más de 1.000 kilómetros, para sacar de Bolivia al senador Roger Pinto quien llevaba 455 días refugiado en la embajada de Brasil en La Paz.  El episodio complicó las relaciones diplomáticas entre los países y tiene en problemas a la presidenta Dilma Rousseff. Los hechos se remontan al pasado 28 de mayo cuando Pinto se refugió en la sede diplomática y se declaró víctima de persecución política. A pesar de los esfuerzos de los brasileños, el gobierno de Evo Morales se había negado a conceder el salvoconducto a Pinto, a quien acusa de actos de corrupción. Ante eso, Sabóia decidió tomar el asunto en sus manos, porque la situación en la embajada se había vuelto insoportable. Ahora el mandatario boliviano pide que le devuelvan al  senador y el caso le costó el puesto al canciller brasileño, Antonio Patriota y al embajador en La Paz, Marcel Fortuna Biato. Curiosamente, cayeron para arriba: Patriota fue trasladado a la representación ante la ONU y Biato a Suecia.