A veces parece que la música se mueve por muchos caminos, pero en realidad anda por uno solo. A veces parece que la música es muy diferente, pero termina siendo la misma. Y claro, se puede sostener la diferencia si se comparan, desde la forma, géneros tan distantes como la chirimía y el tecno, la cumbia y el blues, o la carranga y el rock, pero antes de que la música entrara a los circuitos industriales y comerciales, era una expresión de pueblos campesinos, culturas indígenas o cultos religiosos. De eso fueron conscientes tres bogotanos: Juan Diego Moreno, Fer Cely y Luis Guillermo González; y un huilense, Jorge Mario Velasco, cuando en 2014 hicieron una reinterpretación en formato de carranga del himno de Kiss, I Was Made for Loving You. Su versión se hizo viral en YouTube. En un solo gesto, en un solo ensamble de músicos enruanados tocando el requinto, el tiple, la guacharaca y la guitarra acústica, los Rolling Ruanas hermanaron expresiones campesinas del sur y del norte; a la carranga, género insigne de la música cundiboyacense, con el rock, ritmo hijo del blues, el góspel, el jazz y el legado afroamericano.A ese primer hit le sucedieron otros covers: A Hard Day’s Night de los Beatles, y Paint It Black de los Rolling Stones. Lo que empezó como una reunión musical por contrato para tocar en ferias y festivales de municipios de Boyacá, Cundinamarca y Huila, se transformó en un laboratorio de fusión musical y cultural; pero, sobre todo, en un arma para la reivindicación y la resignificación del folclor sonoro y visual de una región poco publicitada. “Cuando me metí por primera vez con la carranga en los ensambles de folclor, ellos veían muy bien los torbellinos, las guabinas, los pasillos, los bambucos, la música superestilizada, pero la ‘carranga’ no. Era una música del pueblo y nada académica. Entonces nosotros llegamos con una actitud ‘punkera’ de introducir la ‘carranga’ dentro del ámbito académico”, recuerda Juan Diego Moreno, voz líder y guacharaca de los Rolling.Estos cuatro músicos cuentan con raíces familiares en municipios como Tibasosa, Oicatá, Paipa, Duitama y Vélez (en el límite entre Boyacá y Santander, donde aún hay mucha influencia de guabina, músicas andinas y el torbellino). “No queríamos tocar el formato carranguero ni adicionarle algo. La intención fue juntar la música de afuera con la nuestra desde la raíz campesina. La génesis del ‘rock’ es supremamente campesina. El ‘blues’ es campesino, el ‘bluegrass’ es supercampesino; en otro contexto, pero es campesino”, resume Moreno. La carranga, la revisión de la obra de maestros como Jorge Velosa y otros menos difundidos como Rosebel Cucunubá, La comadre Ena y las Ahijadas, Tocayo Vargas o Maribel Fonseca, fue el comienzo de una lucha simbólica y cultural. Por eso, otro símbolo preponderante del folclor cundiboyacense emergió al mismo tiempo y con igual importancia en el imaginario de la banda: la ruana.Según Juan Diego Moreno, “si bien la ruana ha tenido protagonismo, no ha sido todo el que podría esperarse de una prenda que habla de una gran parte del país que no ha tenido mucha representación mediática ni mucho alcance. Si uno va a los pueblos puede ver que tanto el alcalde, como los empresarios, y claro, los campesinos, usan la ruana. Es un símbolo patrio, la gente la porta con orgullo porque en el inconsciente está aceptada como parte de una identidad que no tiene por qué pelear con un código formal. Es una prenda que cuenta un pedazo de nuestra historia, sobre todo con el periodo de la independencia”.Los Rolling Ruanas es un proyecto que se puede entender desde lo sonoro y lo visual, pero también desde lo escénico. En una de las presentaciones de lujo que tuvo su segundo y más reciente disco, Sangre caliente, en pleno Teatro Colón de Bogotá, los cuatro Rolling se salieron del escenario en un momento del recital y solo dejaron a sus ruanas representándolos. El gesto era una contundente declaración: las ruanas, más allá de las personas que las vistieran, eran las protagonistas y eran las portadoras de un saber histórico. El poder de un símbolo.*Editor de Shock.co