Hay un grupo militar supersecreto en Estados Unidos, conformado por un centenar de hombres élite, del que hasta hace poco nadie hablaba. Están capacitados para las más difíciles operaciones contra terrorismo y en las últimas décadas han asestado golpes importantes. A pesar de sus victorias, nunca los reciben como héroes porque oficialmente no existen y los nombres de sus integrantes y de sus misiones se mantienen en el anonimato. Pero desde hace dos semanas, la atención de los medios de comunicación se ha enfocado en ellos debido a que realizaron con total éxito una de las misiones más delicadas: atrapar vivo o muerto a Osama bin Laden, el criminal más buscado del mundo.Se trata del Team Six, una unidad conformada por los más aptos, versátiles y valientes soldados, escogidos de las filas de los Navy SEALs, que ya de por sí son un escuadrón muy especializado porque, como su sigla en inglés lo indica, pueden desenvolverse en mar, aire y tierra y saben manejar su fuerza letal de manera inteligente en situaciones ambiguas y complejas. Entre los militares se refieren a ellos como una élite dentro de la élite. En los medios los llaman el comando estrella, los verdaderos 'X men', los supermán o caballeros Jedi. "Son la fuerza de guerra número uno en el mundo. Tienen más combates que ninguno y el mejor presupuesto", dijo al diario USA Today Richard Marcinko, un exintegrante del grupo. "También poseen los mejores juguetes", agregó, al referirse a que usan las armas y la tecnología más avanzada del planeta.Antes de esa misión, este grupo había estado en otras operaciones exitosas en las que necesitó la misma precisión quirúrgica, como rescatar a un grupo de rehenes estadounidenses que piratas somalíes secuestraron en 2009 en un bote en medio del océano. Durante la misión en Pakistán el pasado primero de mayo, 24 de ellos entraron en el complejo de Bin Laden hasta llegar a su dormitorio. Allí, uno de los integrantes del Team Six tuvo que sopesar la situación para decidir, en cuestión de segundos, dispararle los dos tiros mortales al líder de Al-Qaeda. Para poder dirigir con exactitud esas dos balas, que apuntaron al pulmón y a la cabeza de Bin Laden, este grupo tuvo que tirar del gatillo unas cinco mil veces y reproducir cientos de veces en campamentos simulados toda la operación. Se dice que en un año ellos disparan más rondas de munición que todos los miembros de la Marina de Estados Unidos. Aún si no hay ninguna misión a la vista, ellos se preparan al máximo. Según relata Howard Wasdin, autor del libro Seal Team Six, en sus rutinas deben subir y bajar escaleras, despejar habitaciones y correr con 23 kilos de equipamiento encima y por lo menos tres armas. "En algunas ocasiones hay niños involucrados; en otras, hay gente disparándonos con ametralladoras, y así se repite todo el día". Estos entrenamientos buscan desarrollar en ellos habilidades para manejar el miedo y para preparar los músculos de manera que respondan instintivamente ante un peligro. También sirven para calcular aspectos como la velocidad y la dirección del viento, y así no errar un disparo. Hasta el más mínimo detalle se debe tener en cuenta de antemano, dice Wasdin: desde quién va a ser el primero en deslizarse por la soga del helicóptero hasta cómo se apoderarán de los computadores para llevar datos de inteligencia a sus superiores. El rigor de este entrenamiento es tolerado porque, como reza su lema, "mientras más se entrena en paz, menos se sangra en guerra".Llegar a ser parte del Team Six es extraordinariamente difícil. Se le considera el más duro entrenamiento militar del mundo y es tan brutal que el índice de deserción es altísimo. Se calcula que de mil hombres escogidos para optar por un puesto en el Team Six solo 200 terminan integrando el grupo. El proceso dura seis meses. Algunos han muerto durante esas duras jornadas en las que no solo se busca poner a prueba su físico, sino su fortaleza mental. Según le contó al diario The Wall Street Journal Eric Greitens, miembro de esta unidad, uno de los ejercicios para llevar a los aspirantes a sus límites es la llamada prueba del ahogado, que consiste en saltar a una piscina con los pies y las manos atadas y luego nadar 50 metros. También se les miden sus aptitudes en actividades como nadar tres kilómetros en el mar, correr seis kilómetros en la arena o subir montañas cargando un equipo de 20 kilos de peso. Las más difíciles son las pruebas en agua, como levantar botes neumáticos en medio de olas de dos metros de altura. La peor parte, sin embargo, es lo que ellos denominan la 'semana del infierno', en la que los aspirantes logran dormir cuatro horas en total. Por su rudeza, queda grabada en las mentes de todos. "La mía empezó en la mitad de la noche con el ruido de un arma automática que disparaba 550 balas por minuto", señala Greitens. Enseguida, tuvo que someterse a lo que llaman 'la tortura de las olas', que consiste en correr al mar hasta que el agua cubra el pecho, alinearse, entrelazar sus brazos con los de los soldados vecinos y dejar que las olas congeladas los golpeen. Luego, en la playa, deben gatear en la arena, en medio de escalofríos, hasta calentarse lo suficiente para evitar la hipotermia. Luego se escucha un silbato que indica que hay que volver al océano a repetir el ejercicio. Así pueden pasar un día completo. "La tortura mayor es cuando llega la noche y en medio del frío el instructor nos dice: 'Al que se rinda ahora le daremos un café caliente y una rosquilla'". Durante estos ejercicios, cualquiera puede hacer sonar una campana tres veces para indicarle al instructor que desea abandonar el entrenamiento. Greitens cuenta que en ese solo ejercicio de la tortura de las olas la escuchaba constantemente. "Empezamos 220 y solo 21 nos graduamos". El entrenamiento está lleno de castigos, abusos y dolor, porque está diseñado para que sus mentes se vuelvan de acero y puedan adaptarse, cuando tengan misiones reales, a todos los ambientes. La graduación no es un alivio, pues el entrenamiento arduo continúa luego de ser admitidos en el exclusivo grupo. Según Wasdin, muchos aspirantes creen que lo que se necesita es fortaleza física y por eso se enlistan nadadores, jugadores de fútbol americano y atletas, "pero esos son los primeros que se retiran, porque no es tanto el físico como la fortaleza mental lo que se requiere para sobrevivir este entrenamiento", dice. Paradójicamente, según Greitens, hay algunos hombres que se ven débiles al comienzo, que vomitan durante una carrera o sufren alzando pesas, y logran pasar la semana del infierno. Eso lo ha llevado a pensar que quienes sobreviven tienen una cualidad que no está en el físico, sino en su temple, y es que a pesar del gran dolor, tienen la habilidad de olvidarse del sufrimiento. "Es como si tuvieran un corazón más grande y estuvieran dispuestos a sacrificarse por un objetivo más alto".Fallar no es una opción para ellos. Aún así, algunas veces todo sale mal, como sucedió el año pasado con el rescate de Linda Norgrove, una trabajadora inglesa secuestrada por los talibanes, que murió por una granada que lanzó un miembro de este grupo en el sitio donde ella se encontraba cautiva. Pero ahora que atinaron el golpe que acabó con Bin Laden, todos quieren hacerles homenajes. Disney ya compró los derechos para comercializar muñecos y juegos con el nombre de Seal Team Six y varios estudios de Hollywood planean hacer películas basadas en sus misiones. Ellos, mientras tanto, continúan sus prácticas ajenos a todo este agite mediático que ha suscitado su trabajo. Porque, según Wasdin, "ellos solo tienen un objetivo en la mente, y es poder decir 'misión cumplida'".