El excanciller uruguayo Luis Almagro fue elegido este miércoles, con 33 votos y una abstención, nuevo secretario general de la Organización de Estados Americanos, en sustitución del chileno José Miguel Insulza. "Mi esfuerzo estará centrado en hacer de la OEA un instrumento útil a todos los intereses de las Américas", dijo Almagro al iniciar su discurso en la sede del organismo en Washington, con la presencia de 19 cancilleres de la región. El nuevo secretario de la OEA anunció que en el corto plazo concentrará su mirada en la Cumbre de las Américas de abril en Panamá, que llamó una "oportunidad histórica para avanzar hacia un hemisferio sin exclusiones, a partir de la presencia de Cuba en el ámbito latinoamericano por primera vez en décadas". Bajo la batuta de Almagro, la OEA dará prioridad a la seguridad ciudadana, la prevención de conflictos sociales así como de desastres naturales en el Caribe y Centroamérica, señaló el diplomático. Almagro ocupará la cabeza del organismo regional a partir del 26 de mayo por un período de cinco años. Almagro está convencido de que la capacidad de diálogo es lo que ha llevado a Uruguay al éxito internacional y confía en esa herramienta para revalorizar y revitalizar el organismo continental. "Juntos podemos darle a la OEA una credibilidad que hoy todos reclaman", defendió Almagro el mes pasado durante la presentación de su candidatura ante el Consejo Permanente del organismo. La reincorporación de Cuba a la OEA, de la que estuvo suspendida durante décadas, es "una necesidad" para este abogado, padre de siete hijos y nacido en 1963 en el departamento de Paysandú (norte de Uruguay), pero su caballo de batalla es el diálogo. Almagro insiste en ofrecer una "mejor posibilidad de diálogo constructivo entre las diferentes subrregiones y entre los diferentes esquemas ideológicos y políticos del continente". Cuando fue canciller del presidente José Mujica (2010-2015) predicó con el ejemplo. Según dijo en una entrevista con EFE el pasado enero, desde ese puesto se empeñó en buscar "el mejor diálogo político; los mayores niveles de cooperación, comercio y de inversión en todas las relaciones bilaterales, regionales y subrregionales", Al respecto, haber podido construir "las mejores relaciones en mucho tiempo" con países como EE. UU., Cuba, Venezuela, así como los socios de Uruguay en el Mercosur y la Unasur significa para él haber tejido una "importante" red de diálogo, que es la que cree que necesita la OEA para "redimensionarse, revalorizarse y revitalizarse". Este aficionado al Club Nacional de fútbol, que habla inglés, francés y alemán, tiene claro que pese a las discrepancias ideológicas, en la región hay "valores y principios" que todos los países defienden, y a su modo de ver, la OEA necesita de todos los Estados para impulsar acciones conjuntas, políticas y gestiones transversales. Recibir en territorio uruguayo a varios expresos de la cárcel de la base naval estadounidense de Guantánamo, así como a decenas de familias sirias, todos en calidad de refugiados, son algunas de las decisiones más sonadas del gobierno uruguayo durante su periodo al frente de la política exterior. "Hemos disfrutado de una relación de trabajo positiva con el señor Almagro, con el que hemos trabajado de cerca para impulsar nuestra relación bilateral con Uruguay" durante su período como canciller, dijo a EFE un portavoz del Departamento de Estado de EE. UU., país que hasta hoy no había expresado su respaldo a la candidatura uruguaya. La "satisfacción de haber actuado siempre sobre una base de principios y valores" es pues para Almagro el mejor balance de su labor al frente de la política exterior. Vegetariano por convicción y con un perfil de izquierdas -pertenece al Frente Amplio, coalición política que gobierna Uruguay desde el 2005-, concluyó sus estudios de Derecho en 1987 y un año más tarde estrenó su trayectoria como diplomático, en el puesto de representante de Uruguay ante la Unesco. En Irán continuó su periplo por el mundo en 1991, cuando fue nombrado primer secretario y encargado de negocios en la embajada de Uruguay en ese país, donde permaneció durante cinco años. Ya en 1998 y durante un lustro más, pasó a desempeñar funciones diplomáticas en Alemania y en el 2006 fue enviado, ya como embajador, a China, donde residió hasta el 2010, cuando volvió a Uruguay después de que Mujica lo designó canciller, un periodo que culminó el pasado primero de marzo con la asunción del nuevo presidente, Tabaré Vázquez. *Con información de EFE y AP