Su concepto ha experimentado un proceso de transformación que se refleja en todos sus ámbitos. Para algunos es la reivindicación de derechos fundamentales y para otros sólo una actitud de piedad centrada en la limosna y en la asistencia.

La solidaridad se alberga en el ser humano y se encamina esencialmente al ser humano.

La autentica solidaridad, es aquella que está denominada a impulsar los auténticos vientos de cambio que favorezcan el desarrollo del ser humano y las naciones, está fundada principalmente en la igualdad universal que une a todos los hombres.

Esta equidad es una consecuencia directa e innegable de la autentica dignidad del ser humano, que pertenece a la realidad intrínseca de la persona, sin importar edad, su raza, sexo, credo, nacionalidad o partido.

La solidaridad se extiende a todas los lugares y direcciones: políticas, religiosas, territoriales, culturales, etc. Para instalarse en el hombre, en cualquier ser humano, y hacer sentir en nuestro interior la conciencia de una “familia” al resto de la humanidad.

La solidaridad es afecto, la lealtad del amigo, la nobleza del maltratado, el cimiento al perseguido, la apuesta por causas impopulares o perdidas, todo eso puede no constituir propiamente un deber de justicia, pero si es un deber de solidaridad.

Los siguientes análisis de los conceptos esenciales del valor de la solidaridad

Compasión: porque la solidaridad es un sentimiento que determina o dirige el modo de ver y acercarse a la realidad humana y social, condiciona su perspectiva y horizonte. Cree ver las cosas y a los otros con los ojos del corazón, mirar de otra manera. Conlleva un sentimiento de fraternidad, de sentir la empatía por el dolor de los otros.

Integridad: la indefensión y la indigencia es de el ser humano y simboliza la condición de pobreza del círculo privado.

Reconocimiento: no toda compasión genera solidaridad, sólo aquella que reconoce al otro en su dignidad de persona. La solidaridad así tiene rostro, la presencia del otro demanda una respuesta.

La solidaridad siempre implica los siguientes puntos:

· La solidaridad es una virtud contraria al individualismo y al egoísmo.

· Se refleja en el servicio y busca el bien común.

· Su finalidad es intentar o solucionar las carencias espirituales o materiales de los demás.

Su concepto ha experimentado un proceso de transformación que se refleja en todos sus ámbitos. Para algunos es la reivindicación de derechos fundamentales y para otros sólo una actitud de piedad centrada en la limosna y en la asistencia.