A las 4:15 de la tarde, cuando Serpa conoció el tercer boletín de la Registraduría, que sólo llevaba el 1,2 por ciento del registro de la votación, Pastrana le llevaba 15.000 votos de ventaja. En ese momento le dijo a Ramón Ballesteros, su secretario privado y amigo cercano: No hay nada qué hacer, perdimos". Y se puso a trabajar en el discurso de reconocimiento del triunfo de Andrés Pastrana, un hecho que horas antes ni siquiera había contemplado como una posibilidad.