Abrazos en vez de piedras Cuando las calles de Bogotá se llenaron de estudiantes que en vez de tirar piedras se besaban y abrazaban a los policías, el país entendió que estaba frente a un fenómeno nuevo. Ningún movimiento estudiantil colombiano había logrado los resultados que obtuvo la Mesa Amplia Nacional Estudiantil (MANE) al oponerse de manera pacífica y argumentada al proyecto de reforma educativa que presentó el gobierno de Juan Manuel Santos y lograr que este fuera archivado. La MANE generó una reflexión de fondo sobre el modelo académico, político y económico de la educación superior. De gran importancia fue la vinculación de estudiantes de universidades privadas, ya que este apoyo dio a entender que los estudiantes no peleaban por intereses particulares sino por el futuro del país, que depende de las políticas educativas que se adopten en el presente. Quibdó transparente En un Chocó sumido en la pobreza y la corrupción, el mérito de Zulia Mena es haber ganado la Alcaldía de Quibdó en 2011, oponiéndose a los grupos políticos que han manejado la ciudad tradicionalmente con redes clientelistas e incluso en alianza con mafias regionales. Mena es trabajadora social de la Universidad Tecnológica de Chocó y especialista en Gestión Territorial y Comunitaria del Indes en Washington. Logró reconocimiento nacional cuando fue elegida representante a la Cámara en 1994 por la circunscripción especial de las comunidades afrocolombianas. Ahora como alcaldesa, Zulia Mena se fijó la meta de aplicar criterios de buen gobierno y para ello buscó que su equipo de gobierno cuente con asesores externos de alto perfil y experiencia como el exalcalde de Medellín Alonso Salazar, el exministro de ambiente Manuel Rodríguez, el exmagistrado Eduardo Cifuentes, el exalcalde de Bogotá Enrique Peñalosa, la exministra Cecilia María Vélez y Judith Pinedo, exalcaldesa de Cartagena. La ciudad de las mujeres Cuando Patricia Guerrero vio las condiciones de pobreza extrema en que vivían las mujeres desplazadas de Cartagena decidió que dedicaría su vida a trabajar con ellas. Desde entonces es la cabeza de la Liga de Mujeres Desplazadas que ha logrado no sólo la construcción de todo un barrio para 300 de ellas llamado La Ciudad de las Mujeres, en Bolívar, sino movilizar la sociedad civil y al Estado alrededor de la atención a quienes más han sufrido la violencia como sobrevivientes, que son justamente las mujeres. Guerrero es abogada penalista especializada en Derechos Internacional Humanitario por lo que también ha impulsado denuncias de por lo menos 100 casos de violencia sexual y desplazamiento ante la Fiscalía. Sus litigios lograron que la Corte Constitucional ordenara protección especial a las mujeres desplazadas. Actualmente es consejera del Fondo Global para las Mujeres.