Mientras que el último fallo de la Corte Constitucional le exige al Ministerio de Educación Nacional garantizar que las escuelas sean un espacio libre de discriminación, en particular, con la comunidad LGBTI, en Colombia las instituciones educativas construyen sus manuales de convivencia autónomamente. Como lo señaló una investigación de esta sección, existe una problemática en cuanto a la autonomía de las instituciones que no puede violentar los derechos de otros, ni discriminar, como ocurre en algunos planteles. Semana Educación encontró una serie de manuales de convivencia de colegios que llevan frases que se refieren a las conductas sexuales con términos como “actitudes obscenas”, “comportamientos degradantes”, y que prohíben “comportamientos lascivos”, que “promueven e incitan a la homosexualidad”. ¿Pueden los colegios contener esta clase de términos al interior de sus manuales de convivencia?Según el constitucionalista, Juan Manuel Charry, los manuales de convivencia dependen de la autonomía de cada institución educativa. Sin embargo, estos tienen límites que llegan cuando afectan los derechos fundamentales de las personas y el orden jurídico y constitucional del país. “Es válido limitar la conducta de los estudiantes en cuanto a presentarse al plantel educativo bajo el efecto de sustancias psicoactivas o alcohol, algo muy común en manuales hasta de trabajo. Pero lo que no es válido y constituye una infracción de los derechos de las personas es establecer como falta una condición. Ser o no ser homosexual o heteroxual no puede ser sancionado por un manual de convivencia, más si se tiene en cuenta que la Constitución garantiza un tratamiento igual frente a prestaciones de servicio como es la Educación”, señala. El fallo de la Corte dice que no se puede discriminar a las personas por su condición sexual. En ese sentido, tiene que haber un ajuste a los manuales de convivencia. “A título personal, pienso que en la sociedad estamos en un momento de cambio de valores. Respecto a estos cambios, no se trata de imponer derechos por decretos o sentencias, sino de entender el proceso en el que estamos”, agrega el experto. A pesar de esto, los colegios tienen autonomía para poder elaborar sus manuales de convivencia, siempre y cuando no interfieran con el libre desarrollo de la personalidad y los demás derechos de las personas. Con respecto a los apartados que fueron señalados en el artículo anterior de esta publicación, según el constitucionalista, estos deben adecuarse. Sin embargo, cada apartado depende de un contexto y tiene sus variables. “Yo insisto en el punto de ser y comportarse. A uno no lo pueden sancionar por ser”, señala.