Los primeros heridos llegaron como pudieron al área de sanidad de La Modelo. Por las heridas algunos apenas lograban tenerse en pie. Dentro de las instalaciones había algunos consultorios que estaban cerrados. Por esta razón  tuvieron que acomodarse en el suelo a lo largo de un amplio pasillo.

Poco antes de las doce de la noche se observa cómo uno de los detenidos ingresa a las instalaciones llevando a un compañero herido en un carro utilizado para cargar papas. Es de los primeros en llegar al lugar.Un minuto después, dos hombres arrastran por el piso un colchón en el que llevan a un compañero herido de un disparo en el pecho. Detrás llegan en fila más de diez detenidos con diferentes heridas en el cuerpo. En ese momento, en el sitio no hay camillas, sillas, nada. El piso blanco comienza a tener manchas rojas por todos lados. Resignados a su suerte, los heridos se tiran sobre las baldosas y simplemente se recuestan sobre las paredes viendo cómo la vida se les escapa gota a gota.

En menos de 30 minutos el sitio está completamente abarrotado de heridos por todos lados. El carrito usado para cargar papas entra permanentemente a dejar más y más heridos. Algunos guardianes entran, dan una vuelta y salen. Un hombre desnudo con un golpe en la cabeza que sangra profusamente pasa de un lado a otro por el corredor como un fantasma. Todos lo miran pero nadie lo ayuda. Sale del cuadro de la cámara y no se vuelve a saber de él.Una hora después, sobre las una de la mañana del domingo 22 de marzo, al sitio ya no le cabe un herido más. De un momento a otro aparecen tres enfermeras que tratan de atender a los que pueden. Un médico llega al lugar también. Traen una camilla plástica color naranja y suben a los más graves. Otros, con heridas de bala y arma blanca en las extremidades, tratan de evitar desangrarse amarrándose improvisados torniquetes con pedazos de ropa.

Hacia las dos de la mañana comienzan a entrar y salir camillas para tratar de evacuar a los heridos más graves. Se observa a varios de los internos, también heridos, tratando de ayudar a sus compañeros y dándoles agua con una garrafa. Aunque no hay audio, el video deja ver que varios de ellos se quejan por el dolor. La evacuación es lenta y la sangre es mucha.Las enfermeras inyectan a algunos en el piso para tratar de aliviar el dolor. Un guardián aparece con una escoba y un recogedor para tratar de limpiar lo que puede del suelo que ya está cubierto de sangre. Hacia las tres de la mañana el lugar, que parecía un hospital en una zona de guerra, va quedando desocupado. Acomodados sobre colchones sucios y simplemente sobre el suelo queda una docena de internos en el lugar. Ellos fueron algunos de los más de 80 heridos que dejó ese violento motín que terminó con el saldo trágico de 23 muertos en esa horrible noche.