La materia orgánica no es la principal fuente de nutrientes para los suelos de los bosques y selvas. Insectos como las hormigas, las termitas y las lombrices de tierra, conocidos como los ingenieros del suelo, también son un factor importante que soporta la nutrición de la vida que allí se desarrolla; especialmente en los suelos amazónicos que requieren de más nutrientes por ser químicamente pobres y físicamente muy susceptibles al deterioro.

El Instituto Amazónico de Investigaciones Científicas SINCHI se ha encargado de analizar la importancia de estos organismos para los suelos amazónicos. Según Clara Peña-Venegas, microbióloga PhD e investigadora de la institución, “el suelo es considerado el ecosistema más diverso del planeta, alberga cerca del 15 por ciento del total de especies de organismos vivos en la Tierra. Allí viven organismos microscópicos y macroscópicos”.

La mayoría de los organismos permanecen aún desconocidos, muy pocos han sido aislados, cultivados e identificados, y su función en el suelo no es muy entendida. Sin embargo, según explica Peña-Venegas, estos organismos son los que le dan estructura al suelo, “por medio de los canales y poros que construyen”.

Generalmente se considera que la materia orgánica representa la principal fuente de nutrientes para el suelo de los bosques; aunque, según estudios realizados por el SINCHI, su simple presencia no garantiza la nutrición de las plantas. “Los ingenieros de ecosistema son los que transforman la materia orgánica, y le dan estabilidad a los suelos. Permiten que haya suficiente agua y oxígeno para que las raíces de las plantas estén bien estructuradas. Además son una fuente de fijación de carbono”, precisa Peña-Venegas.

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Son pocos los estudios que dan cuenta de los organismos que habitan los suelos y su papel en los ecosistemas. Por eso, desde el SINCHI se han encargado de estudiar los suelos amazónicos y sobre todo, organismos como las hormigas y las termitas que son los insectos más diversos en los suelos amazónicos, y que permiten su correcto funcionamiento. “Haciendo los inventarios nos hemos encontrado que la Amazonia colombiana es la región más rica en estos insectos en el país”, afirma Peña-Venegas.

Según los estudios del SINCHI, la Amazonia colombiana cuenta con 218 especies de hormigas y 120 especies de comejenes o termitas. En los últimos 3 años, el Instituto ha descubierto para la ciencia tres nuevas especies de termitas y una nueva de hormigas. “Han sido especies que nunca antes habían sido descritas, ni reportadas y por primera vez las reportamos para la Amazonia colombiana y para el país”, cuenta Peña-Venegas.

Asimismo, en estas investigaciones sobre los suelos de la región Amazónica colombiana, se ha encontrado que estos poseen el 50 por ciento de las termitas reportadas para el país, incluyendo cuatro géneros que aún no habían sido reportados en Colombia.

En los últimos 3 años, el Instituto ha descubierto para la ciencia tres nuevas especies de termitas. | Foto: Cortesía Daniel Castro.

Esta diversidad de micro y macroorganismos es el soporte del bosque amazónico y de la fertilidad de los suelos. Sin embargo, la Amazonia colombiana ha sufrido procesos de deforestación asociados a ganadería extensiva, cultivos ilícitos, minería y algunos cultivos comerciales que se vienen impulsando. Solo para el año 2018, Colombia había perdido 197.159 hectáreas de bosques amazónicos a causa de la deforestación.

Con estos procesos de degradación del suelo no solo se afecta su naturaleza sino también a los organismos que permiten su correcto desarrollo, como es el caso de los ingenieros del suelo. “Estos procesos de deforestación causan en el suelo la pérdida de materia orgánica, altas concentraciones de mercurio, cianuro, cadmio y otros metales, así como trazas de hidrocarburos y otros contaminantes. Los organismos del suelo son muy sensibles a estos cambios, por lo que las condiciones y los servicios ambientales que cumplen se ven afectados”, puntualiza Peña-Venegas.

Por eso es importante conocer cuáles son los organismos que habitan estos suelos y su función, para así entender cómo su pérdida o deterioro desencadena en procesos de degradación con los cuales se pierde el 28 por ciento de las termitas y el 21 por ciento de las hormigas. Eso explica por qué los suelos se compactan, “hay menos poros, canales y agregados en el suelo, se compactan más fácilmente y finalmente pierden todas sus propiedades”, afirma Peña-Venegas.

Desde el SINCHI hacen un llamado para cuidar y preservar los bosques amazónicos, pues en cada proceso de deforestación o degradación el suelo pierde todos sus nutrientes y además mueren estos micro y macroorganismos que ayudan a su nutrición. “El suelo no logra recuperarse sino solo hasta después de 10 años y no vuelve a tener las mismas condiciones adecuadas de vida”, añade la microbióloga.

De ahí la importancia de preservar el ecosistema y de hacer producción sostenible y no talar indiscriminadamente, “porque estamos acabando parte de la biodiversidad del país y por otra parte degradando uno de los suelos más costosos y difíciles de recuperar”, concluye Peña-Venegas.

*Contenido en colaboración con el Instituto SINCHI

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