La música electrónica puede ser un vehículo de enseñanza y de despertar emocional para niños desde los tres meses hasta los 13 años. Así lo ha constatado Beatriz Losada a través del programa pedagógico y cultural Ground Kids, un proyecto que encontró apoyo en la Secretaría de Cultura y Turismo de Armenia y que comenzó en 2018 con un recorrido musical por 21 colegios y la participación de 1.260 estudiantes de preescolar.

La idea nació cuando Losada trabajaba en el Jardín Infantil Advenio, en Bogotá, en donde tenía a cargo niños entre los tres y cuatro años. Una tarde mientras realizaba con uno de los grupos una actividad de pintura comenzó a sonar de fondo música electrónica. Uno de los niños se acercó a decirle que lo que estaba escuchando sí le gustaba y estuvo pintando más concentrado que de costumbre.

A partir de ese momento Losada empezó a trabajar en estrategias pedagógicas innovadoras e incluyó la música electrónica, un género que le gusta y aprendió a conocer muy bien. En esa aventura contó con el apoyo de varios DJ que cambiaron las fiestas por salones de clases y la acompañaron a recorrer los colegios de Armenia.

Debido a la acogida que tuvo el proyecto decidió salir de las aulas y comenzar a generar nuevas dinámicas en fundaciones y grupos familiares. Así se fue conformando una comunidad a la se sumaron madres y aficionados a este género musical, que aprendieron de la mano de Losada estrategias educativas.

Estefanía Batista, madre de una de las niñas que integraba el programa, recuerda la experiencia. “Me tocó el alma y me enamoró del proceso ver cómo le enseñabamos a mi hija las tablas de multiplicar por medio de los tiempos de la música”, cuenta. Finalmente Batista se unió al proyecto como DJ. “Hemos tenido clases con niños autistas y ha sido de las mejores experiencias porque se desenvuelven totalmente, es una energía increíble”, asegura.

Sin embargo, no todos ven con buenos ojos la iniciativa. “Algunos papás relacionan la música electrónica con drogas y aunque para nadie es un secreto que todos los campos son propensos a esto, la música electrónica puede llenarse de significados y tener un trasfondo”, comenta Losada. Y explica que Ground Kids aprovecha la estructura matemática, social, cultural y emocional que tiene el género para derribar imaginarios.

En total el programa ha logrado llegar a cerca de 4.000 mil niños en colegios y fundaciones de Armenia, Tebaida, Calarcá y Montenegro. Actualmente el proyecto se encuentra en una fase de estructuración académica con base en las experiencias de estos tres años.

“Tenemos todos los estándares teóricos para ser una materia electiva que encaja en cualquier modelo pedagógico”, dice Losada, quien el próximo 20 de mayo entregará el primer artículo teórico a la Universidad Politécnico Grancolombiano, donde cursa el último semestre de Licenciatura en Ciencias Sociales. “Mi sueño es que Ground Kids se convierta en un modelo pedagógico colombiano”, concluye.

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