El avión sigue siendo el medio de transporte más seguro. Mientras que en un solo fin de semana se pueden presentar un gran número de muertes en carreteras y autopistas en el aire los accidentes fatales son mucho menos probables. A pesar de esto la mayoría de personas siguen padeciendo una gran ansiedad y algunos hasta pánico y terror ante la idea de subirse a un avión.Según un estudio de la Boeing realizado a principios de los 80 uno de cada tres adultos siente ansiedad o miedo de volar. De este total, 70 por ciento padece un gran temor ante la posibilidad de una falla mecánica. Pero ahora que las investigaciones sobre el vuelo 990 de EgyptAir señalan como posible culpable a un miembro de la tripulación cuyo estado de salud mental está en entredicho, los viajeros ya no sólo sienten temor ante una eventual avería de la aeronave. El enemigo puede estar sentado en la silla de al lado o incluso frente al mando del avión.La mayoría de personas con miedo de volar sienten las manos sudorosas, la adrenalina disparada y el corazón palpitando a toda prisa. Cuando el avión despega y ven cómo se aleja de la tierra las situación empeora. Gesticulan, se mueven para todos lados, hablan con nerviosismo y tienen una mirada de angustia que inquieta a sus vecinos. Lo peor, algunos no se pueden calmar con nada. "He intentado todo pero no hay nada que me relaje", dice Juan Gossaín, director de noticias de RCN, uno de los más famosos aerofóbicos de Colombia.Algunos casos extremos, sin embargo, generan situaciones que más que desagradables pueden llegar a ser peligrosas para la seguridad del vuelo. A este fenómeno las aerolíneas le llaman air rage (rabia del aire) y puede variar del simple abuso verbal hasta la violencia física. Se estima que casi la mitad de todos los viajes tienen alguna víctima de rabia del aire. Entre las más conocidas está la cantante Diana Ross, quien fue detenida por la policía por haber apretado el seno a una oficial de seguridad del aeropuerto y preguntarle: "¿Cómo es que le gusta?". En las Vegas un jet de Delta que volaba de Los Angeles a Atlanta hizo un aterrizaje de emergencia cuando un hombre, después de que le dijeran que debía esperar su turno para sus bebidas, atacó a la azafata y a dos pasajeros.Por fortuna las aerolíneas cada vez están más preparadas para estos episodios. Según María Isabel Patiño, gerente operacional de tripulaciones de America Airlines, estos episodios son cada vez menos frecuentes debido a que se toman medidas de seguridad preventivas. "Cuando un pasajero tiene un comportamiento anormal se le reporta al capitán y éste lo comunica al oficial para solución de conflictos, quien evalúa el caso para garantizar la seguridad del avión".Pero otros opinan lo contrario. En la medida en que se ha incrementado casi al doble el tráfico aéreo sin que exista una compensación en la capacidad de los aeropuertos creen que se ha disparado el número de pasajeros ansiosos y estresados. Las cada vez más frecuentes demoras en las salidas, la pérdida de equipaje y la pérdida de la conexión son factores que también inciden. Lo mismo el hecho de que los aviones sean más incómodos, pues en el afán de llevar más pasajeros las aerolíneas han disminuido la distancia entre una silla y otra. La comida también ha decaído. Según el Departamento de Transporte de Estados Unidos, en 1992 una silla en un avión de vuelo doméstico o internacional tenía una comida de seis dólares en promedio. En 1998 las aerolíneas gastaban tan sólo cuatro dólares. Todos estos factores, según los expertos, han hecho que se aumente la tensión y la ansiedad alrededor de los viajes y que, por ende, este tipo de irritabilidad entre los pasajeros se produzca con mayor frecuencia.La buena noticia es que cada vez existen más ayudas para sobrellevar el miedo al aire. No sólo hay libros y seminarios en vivo dentro de los mismos aviones, sino también capacitación virtual para quitar el pánico a las alturas. Si se tiene en cuenta que esta será la manera más fácil y rápida de llegar a un sinnúmero de destinos, lo mejor es que los pasajeros dejen el miedo en casa y empiecen a disfrutar de un paseo por las nubes.