En esta última semana el ministro del interior, Guillermo Rivera, con el apoyo del único defensor que le queda al presidente Santos, el senador Roy Barreras, al mejor estilo de cualquier “leguleyo”, sacó de la manga dos “perlas” jurídicas que harían sonrojar a cualquier estudiante de primer semestre de derecho.La primera “perla” consistió en hacer repetir una votación en el Senado resultado de la cual se hundía la conciliación del proyecto de reforma constitucional para la creación de 16 circunscripciones especiales que el gobierno insiste en presentar como espacios de participación política para las víctimas del conflicto, pero que en realidad terminarían bajo el control absoluto de la Farc, pues coinciden con las áreas que por décadas la guerrilla dominó a sangre y fuego, así como con las zonas donde hay verdaderos “mares” de coca. Esta votación, la cual se produjo el pasado martes 28 de noviembre, tuvo como resultado 38 votos a favor de la creación de las circunscripciones y 17 en contra, no habiendo alcanzado el mínimo de los 52 votos requeridos para aprobar el texto. Desconociendo el resultado adverso, el ministro Rivera dijo que la votación se tenía que repetir en el Senado pues no había existido decisión, y continuó el trámite ante la Cámara de Representantes. Frente a esta “perla” la senadora liberal Viviane Morales reaccionó diciendo que el gobierno estaba “mintiéndole al país” pues la Constitución dice que cuando en la conciliación no se logra superar las diferencias se entiende negado el proyecto. (ver entrevista https://www.semana.com/nacion/articulo/proceso-de-paz-entrevista-viviane-morales-sobre-circunscripciones-de-paz/549089)No valieron los reparos de la senadora Morales, así como los del senador Carlos Fernando Galán, de la bancada del Centro Democrático, y de la bancada conservadora, pues el ministro forzó la repetición de la votación para el jueves 30 de noviembre, último día del “fast-track”, ocasión en la que apareció la otra “perla”. Esta segunda vez la votación fue de 50 votos a favor de la creación de las circunscripciones y de 7 en contra, sin que otra vez se alcanzara el número de 52 votos para aprobar el texto.Puedes leer: El reclamo de PanamáAunque inicialmente el ministro reconoció su derrota, minutos después de que su antiguo jefe, el exministro Juan Fernando Cristo, publicara un video en el cual explicaba la tesis de que el proyecto sí había sido aprobado, Guillermo Rivera cambió su posición y “sacó de la manga” otro truco: según su interpretación,  la mayoría requerida para aprobar el texto no era de 52 votos, es decir la mitad más uno de los 102 senadores,  sino de 50 votos, pues al aplicarse la llamada “silla vacía” a tres senadores que fueron suspendidos en sus cargos, solo se necesitarían  50 votos, pues ya no se estaría hablando de 102 senadores sino de 99, y la mitad de 99 son 49.5 votos, los cuales se aproximarían al número entero siguiente, es decir 50, según lo ha establecido la Corte constitucional en varias de sus sentencias.El ministro Rivera y el senador Roy Barreras, aparentemente tendrían la razón al afirmar que los votos requeridos no serían 52, pues faltan 3 senadores, sin embargo ambos se equivocan pues el artículo 134 de la Constitución, el cual se refiere a la “silla vacía”, lo que establece es que “para efectos de conformación de Quórum se tendrá como número de miembros la totalidad de los integrantes de la Corporación con excepción de aquellas curules que no puedan ser reemplazadas”, sin que en la Constitución se mencione nada con respecto a la afectación de las mayorías.Te puede interesar: El nombre de la rosaAsí las cosas, el ministro confundió el concepto de “quórum decisorio”, es decir el número de personas que deben estar presentes para someter un texto a decisión, con el concepto de “mayoría absoluta”, que corresponde al número de votos requeridos para tomar dicha decisión. De acuerdo con la ley 5ª  de 1992 (reglamento del Congreso) la mayoría absoluta  corresponde a la "mayoría de los votos de los integrantes” del Senado, o sea más de la mitad de los votos de los 102 miembros de la corporación, es decir 52 votos. Aunque haya “silla vacía” para tres senadores, el número de integrantes del Senado siempre seguirá siendo de 102 y esto no cambia como efecto de las tres “sillas vacías”, pues lo que esta figura modifica es la conformación del quórum y no la conformación de las mayorías.Es deber del presidente del Senado, Efraín Cepeda, y del secretario de esa corporación, Juan Gregorio Eljach,  responder al gobierno confirmando el hundimiento de las 16 circunscripciones por no haber alcanzado los 52 votos, honrando así la verdad jurídica y no recurriendo a otra “leguleyada”. Si se quiere dar participación política a las víctimas de la Farc, hay que crear para ellas un espacio de representación que no las amarre al factor territorial, de manera que no se le dé aún más poder a Timochenko y sus muchachos en las zonas donde precisamente viven quienes fueran sus víctimas.*Ex Viceministro de Justicia. Decano de la Escuela de Política y Relaciones Internacionales de la Universidad Sergio Arboleda