“Si en Brasil el título de especialista en cirugía plástica emitido por la Universidad Veiga de Almeida es ilegal, ¿por qué en Colombia pasó a ser legal?”. Esta, en esencia, fue la premisa en la que insistió Luciano Chaves, presidente de la Sociedad Brasileña de Cirugía Plástica, en una rueda de prensa celebrada este miércoles en el Hotel Tequendama de Bogotá.Chaves se refería a la polémica que estalló en Colombia en mayo pasado, cuando se conocieron testimonios de víctimas de cirugías plásticas mal realizadas por médicos que hicieron cursos de entre seis meses y dos años en esa universidad brasileña. El centro del problema es que mientras en Brasil estos cursos no son válidos para ejercer la profesión de cirujano plástico, como explicó Luciano Chaves, en Colombia el Ministerio de Educación los validó.La Sociedad Colombiana de Cirugía Plástica Estética y Reconstructiva (SCCP) ha sido una de las protagonistas en este debate, respondiendo a su misión de “velar por el bienestar de los pacientes y la excelencia quirúrgica”. La SCCP no sólo ha rechazado tajantemente el aval que Mineducación les dio a estos ‘títulos exprés’, sino que está pidiendo su anulación.Le recomendamos: Lista la ley que prohíbe cirugías plásticas a menores de edadComo parte de esa lucha la Sociedad invitó a Colombia al cirujano Luciano Chaves para que presentara la documentación y las pruebas que demuestran que esos títulos “son ilegales”, cosa que confirman las asociaciones médicas y científicas, y el Ministerio de Educación de Brasil. Pero lo que comenzó como una exposición científica y académica del doctor Luciano Chaves y otros expertos brasileños terminó convertido en una contraofensiva protagonizada por los representantes del Ministerio de Educación, que quisieron defenderse a toda costa.“No hemos sido negligentes”, “estamos trabajando juiciosamente”, “no podemos seguir culpando al Ministerio”, “Brasil no tiene por qué venir a Colombia a decirnos cómo tenemos que hacer las cosas”. Estos son apenas algunos de los argumentos que utilizó el Ministerio en voz de Marisol Rojas, jefe de prensa del Viceministerio de Educación Superior.Podría leer: El centro de cosmetología que ‘maquilló‘ la leyY a esas declaraciones airadas se sumó una que despertó indignación en los asistentes: “Aquí también hay una corresponsabilidad de los pacientes. Cómo es posible que yo me meta a una sala de cirugía si el médico tiene tufo. Eso es absurdo. Yo debo levantarme de esa mesa e irme”.Rojas se refería al testimonio de una víctima publicado por el diario El Espectador, en el que señaló que el día de la operación el médico Fabián Enrique Blanchar “llegó borracho, con un tufo horrible, pero yo no me alarmé porque había tomado varios calmantes”.El Ministerio insistió, además, en que este no es un problema de “títulos” sino de “ética y responsabilidad médica”. Parte de la molestia de los funcionarios, explicaron, radicaba en que este evento se realizó un día después de que los Ministerios de Salud y Educación anunciaron que se creará una mesa técnica que apoyará la redacción de un nuevo proyecto de ley al respecto. Esta iniciativa abordará el tema de las cirugías plásticas y los requisitos de convalidación de títulos (a mediados de junio se hundió en el Congreso un proyecto que tenía el mismo fin).Le sugerimos: Fiscalía allana otro centro de estética por malos procedimientos con biopolímerosTambién se dijo que se creará una “Comisión para la transformación médica en Colombia”, con el fin de analizar el estado de la formación médica, la oferta y las condiciones de los programas educativos.La respuesta de los brasileños fue contundente. “No vinimos a interferir en sus decisiones –dijo con total calma Luciano Chaves–. Estamos dando una contribución porque esos títulos son ilegales. Esos médicos no pueden seguir operando. Cada cirugía representa un nuevo riesgo”.Chaves explicó que aquellos títulos que entregó la Universidad Veiga de Almeida a por lo menos 43 médicos colombianos, que luego fueron convalidados por el Ministerio de Educación en Colombia, no son especializaciones sino “actualizaciones” para médicos que ya son especialistas. Estos cursos contemplan 6.256 horas presenciales mientras en Colombia el requisito está entre 9.000 y 12.000 horas.El origen de esta polémica fue el testimonio de la periodista Lorena Beltrán, de 21 años, quien se sometió a una cirugía de reducción de senos con el médico Francisco Sales Puccini (uno de los dueños del “título” de cirujano plástico de la Universidad Veiga de Almeida). Después de la intervención en junio del 2014, Beltrán quedó con una lesión irreversible física y psicológica. En el listado de los graduados de la universidad brasileña aparece también Rodolfo Chaparro, esposo de la cantante Lady Noriega.El Ministerio no cede ante la petición de anular los títulos e insiste en que después de una investigación interna, existen suficientes argumentos para demostrar que son válidos. La Fiscalía tiene en sus manos 43 expedientes que corresponden a los médicos involucrados en esta polémica.Y mientras esto avanza, las víctimas, y las sociedades colombiana y brasileña de Cirugía Plástica, no se cansan de pedir que se detenga la actuación de estos médicos que son un “un riesgo social”.