Aún no se ha esclarecido lo sucedido con el buque Arctic Sea, de bandera maltesa pero operado por rusos, que despareció a finales de julio en el Canal de la Mancha y fue recuperado la semana pasada por la Armada rusa. Los marineros afirmaron que el buque fue secuestrado por delincuentes que pedían más de 1,5 millones de dólares por la tripulación y que amenazaron incluso con incendiar el barco. El Kremlin ha mantenido una actitud ambigua y silenciosa sobre el episodio, lo que crea sospechas sobre su carga y su destino final. Aunque oficialmente debía cubrir la ruta Finlandia-Algeria con una carga de madera, permanecen las dudas sobre sus verdaderos objetivos.