Alemania y los alemanes contaban con el favor de los bolivianos. Los alemanes controlaban las aerolíneas, algunos bancos y empresas comerciales. Argentina, que era cercana a Alemania e Italia, tenía muy buenas relaciones con Bolivia, sin que existieran entre los dos países las rivalidades militares que sí se presentaban entre Argentina y Paraguay y Argentina y Chile. Las Fuerzas Armadas bolivianas simpatizaban con Alemania. Había oficiales que veían en los métodos totalitarios de Alemania la solución para los problemas bolivianos.

Cualquier intento de convertir ese apoyo en solidaridad con el Tercer Reich se esfumó con la carta apócrifa y desapareció por completo meses después del ataque a Pearl Harbor, cuando Bolivia rompió relaciones con Alemania.

Después de la guerra, no hubo en Bolivia una política de puertas abiertas a favor de los criminales nazis que buscaban refugio fuera de Europa. Pero durante varios decenios, Bolivia acogió a uno de los más sanguinarios, Klaus Barbie, que primero desembarcó en Argentina gracias a la protección del presidente Juan Domingo Perón y luego se mudó a Bolivia.

El Carnicero de Lyon

Barbie (1913-1991) fue jefe de la Gestapo en Lyon, Francia. Adquirió el remoquete de “carnicero de Lyon” por muchos motivos. Personalmente torturó a prisioneros y se le acusó de la muerte de 4.000 personas. Supervisó la deportación de judíos a campos de concentración en el este de Europa. En abril de 1944 ordenó la deportación de 41 niños de tres a once años de un hogar judío en Izieu a campos de concentración. Todos murieron en la cámara de gas.

Barbie torturó hasta causarle la muerte al jefe de la resistencia en Francia, Jean Moulin, al cual le aplicaron agujas calientes debajo de las uñas y le quebraron los nudillos en la bisagra de una puerta que fue cerrada a la fuerza. Moulin no delató a nadie. Por esta sevicia, Klaus Barbie recibió la Cruz de Hierro de Primera Clase con Espadas, que le fue impuesta personalmente por Adolf Hitler.

En el juicio en Lyon, Barbie declaró que cuando fuera juzgado ante el trono de Dios sería considerado inocente. Fue condenado a prisión perpetua y murió de leucemia a los 77 años. | Foto: 2013 Getty Images

En 1951 este criminal de guerra y su familia llegaron a Bolivia, donde fue socio de un aserradero. Veinte años vivió con el nombre falso de Klaus Altmann hasta cuando en 1971 fue denunciado por los cazadores de nazis Beate y Serge Klarsfeld. Fue asesor de dos dictadores, los generales Hugo Banzer y Luis García Meza. El gobierno del presidente Hernán Siles Suazo accedió en 1983 a la solicitud de extradición presentada por Francia.

En el juicio en Lyon, Barbie declaró que cuando fuera juzgado ante el trono de Dios sería considerado inocente. Fue condenado a prisión perpetua y murió de leucemia a los 77 años.

Se dice que hacia 1979 Barbie estaba en el Café Continental en Cochabamba cuando observó una pareja de judíos en otra mesa. Comentó: “Deberíamos volver a hacer jabón”.