El conocimiento de miles de documentos que dan cuenta de las prácticas irregulares de Uber en los diferentes países muestran las redes que la compañía movía en Rusia para poder tener una alta influencia en este país.

De acuerdo con el diario The Guardian, Uber habría orquestado en secreto un operativo político para vincularse con varios oligarcas rusos y así poder conseguir influencia sobre el Kremlin y posicionar al empresa en este país.

Según los documentos obtenidos por el diario, Uber contrató inicialmente a Vladimir Senin, un importante cabildero que es miembro pro-kremlin del Estado para, presuntamente, mover sus influencias y violar las leyes antisoborno de Estados Unidos.

En su momento, Uber aseguró que sí había contratado a Senin pero afirmó que no vieron ninguna violación de la ley y que en ese momento él no tenía ninguna cercanía con Putin.

Pero esto no es todo lo que reveló el documento. En 2016, la compañía buscó rápidamente cerrar tratos con empresas controladas por importantes multimillonarios como Alisher Usmanov, Mikhail Fridman y Petr Aven, así como con Herman Gref, director del principal banco ruso controlado por el Estado, Sberbank.

De esta manera, Uber logró asegurarse como socio en Rusia con alianzas con importantes empresarios que ahora están en apuros por cuenta de las sanciones impuestas por Europa y Estados Unidos tras la invasión de Rusia a Ucrania.

Sin embargo, entre 2015 y 2016, los documentos mostraron que Uber tenía como objetivo poner a los millonarios rusos como “aliados estratégicos”, mientras les ofrecía acciones antes de su esperada salida a la bolsa y obtener a cambio apoyo político.

Con esta estrategia, Uber logró pasar por encima de cabezas reguladoras y funcionarios en diferentes países y “desautorizar” las leyes de las diferentes naciones, entre esas, Rusia.

Sin embargo, según el diario, no tuvo la respuesta deseada y en 2017 Uber se retiró de Rusia y anunció que vendería la participación restante a una empresa conjunta con Yandex, lo que al parecer no lo exonera de haber tratado de entrar al mercado ruso utilizando sus influencias políticas.

Según The Guardian, en 2014 Uber fue denunciado por un miembro nacionalista de la Duma rusa y muchos respaldaron los pedidos del Kremlin para que se sancionara a la compañía.

Sin embargo, días después, la misma empresa afirmó que ya habían acuerdos con posibles inversionistas rusos y nombraron a los importantes magnates cercanos a Putin, lo que generó sospechas y que ahora, con los documentos encontrados, se podría confirmar.

Un total de 124.000 documentos de los archivos de Uber dan cuenta de que los ejecutivos de esa empresa habrían usado técnicas carentes de ética para expandir a la compañía por todo el mundo, según reveló una investigación de seis meses del diario británico The Guardian.

En la interpretación de los archivos, los periodistas advierten que Uber cruzó los pasillos oscuros de los gobiernos para hacer encajar su proyecto a las legislaciones de cada nación, cuyas letras, inicialmente, les cerraron las puertas para operar.

Con el fin de traspasar a los personajes que tendrían la capacidad de hacer las transformaciones en las leyes, Uber consideró invertir cerca de 90 millones de dólares en 2016 depositados en el lobby, técnica de relacionamiento público frecuentada por los privados para incidir en las decisiones políticas.

“Su estrategia a menudo implicaba pasar por encima de las cabezas de los alcaldes de las ciudades y las autoridades de transporte, y llegar directamente a la sede del poder (…) los documentos indican que Uber era experto en encontrar rutas no oficiales hacia el poder”, se lee en la primera entrega de la filtración.

La influencia se habría ejercido por medio de amigos e intermediarios que usaron su cercanía para buscar encuentros con los políticos. Ahí cayeron, según la investigación, grandes figuras de Rusia, Italia y Alemania.