SEMANA habló con el primer ministro que decidió bajarse del gobierno de Pedro Castillo, tras la abrupta decisión del primer mandatario de pedir el cierre del Congreso. Alejandro Salas ocupaba hasta hace unas horas la cartera de Trabajo y se consideraba uno de los hombres más cercanos al líder de izquierda.

El equipo de Castillo lo dejó solo tras este giro por el cual muchos lo tildan ahora de dictador.

La vicepresidenta, Dina Boluarte, denunció este miércoles “un golpe de Estado” y también se fue lanza en ristre. “Rechazo la decisión de Pedro Castillo de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso. Se trata de un golpe de Estado que agrava la crisis política e institucional que la sociedad peruana tendrá que superar con estricto apego a la ley”, indicó Boluarte en Twitter.

El Congreso de Perú votó finalmente a favor de sacar a Pedro Castillo del poder. Tras esta decisión, la vicepresidenta, Dina Boluarte, asumirá el cargo. Todo estaba en contra del líder de izquierda, que estaba ya muy golpeado por los múltiples escándalos y la pésima gestión de su gobierno.

Pero todo se desplomó cuando Castillo decidió romper el orden constitucional del país y ordenar la disolución del Congreso. Castillo se veía acorralado por ese parlamento, pues justo esta tarde del miércoles se reunía por tercera vez para debatir su tercer intento de destituirlo desde que asumió el poder hace 16 meses. La congresista Patricia Chirinos, en diálogo con SEMANA, ya había advertido que el proceso para sacarlo del poder iba a ser brevísimo y que no se concretaría el cierre del Congreso que él había anunciado.

Castillo había salido a la prensa con voz temblorosa a decir lo siguiente: “Se dictan las siguientes medidas: disolver temporalmente el Congreso de la República e instaurar un gobierno de emergencia excepcional; convocar en el más breve plazo a un nuevo Congreso con facultades constituyentes para elaborar una nueva Constitución en un plazo no mayor de nueve meses”, había dicho Castillo en un mensaje a la nación leído desde el palacio de gobierno, transmitido por televisión.

“A partir de la fecha y hasta que se instaure el nuevo Congreso se gobernará mediante decretos ley. Se decreta el toque de queda a nivel nacional a partir del día de hoy (...), desde las 22H00 (03H00 GMT del jueves) hasta las 04H00 (09H00 GMT del jueves)”, indicó el mandatario, de traje azul y con la banda presidencial puesta.

“Se declara en reorganización el sistema de justicia, el Poder Judicial, el Ministerio Público, la Junta Nacional de Justicia, el Tribunal Constitucional”, señaló.

Desde allí, a Castillo todo su equipo lo dejó solo. La primera en ser muy enfática en ese rechazo fue la vicepresidenta, Dina Boluarte, quien denunció “un golpe de Estado”. Ahora, ella asumirá el poder presidencial en el Perú.

“Rechazo la decisión de Pedro Castillo de perpetrar el quiebre del orden constitucional con el cierre del Congreso. Se trata de un golpe de Estado que agrava la crisis política e institucional que la sociedad peruana tendrá que superar con estricto apego a la ley”, indicó en Twitter.

El primer ministro que decidió seguir esos pasos fue Alejandro Salas, el jefe de la cartera de Trabajo. En conversación con SEMANA, Salas contó que había sentido ese anuncio como una “gran deslealtad” y que no vio venir esa decisión de su antiguo jefe en ningún momento. Agregó que una vez escuchó semejante atentado a la democracia, decidió que no podía seguir en el gobierno y por eso había sido el primero en hacer público que se bajaba del barco.

Tras el anuncio, el Congreso adelantó la sesión plenaria para debatir su destitución. Y en tiempo récord, declaró la vacancia. “Hoy se ha dado un golpe de Estado al mejor estilo del siglo XX. Es un golpe destinado al fracaso, el Perú quiere vivir en democracia. Este golpe de Estado no tiene ningún fundamento jurídico”, dijo a la radio RPP el presidente del Tribunal Costitucional, Francisco Morales.

La fiscal de la nación, Patricia Benavides, señaló su “rechazo de manera enfática” a “todo quebrantamiento del orden constitucional”, y exhortó al mandatario a “respetar la Constitución, el Estado de Derecho y la democracia que tanto nos ha costado”. “El presidente Pedro Castillo ha dado un golpe de Estado. Ha violado el artículo 117 de la Constitución de Perú y ha pasado a la ilegalidad. Esto es un autogolpe”, dijo a la AFP el analista político Augusto Álvarez. Decenas de manifestantes a favor y en contra del presidente se concentraban frente al Parlamento desde antes del anuncio, a la espera del debate sobre su destitución.

Con el sol a las espaldas

Tras el anuncio, varios ministros del gobierno y funcionarios de organismos internacionales anunciaron sus renuncias al cargo en las redes sociales y en declaraciones a la prensa. “No estoy en condiciones de servir a un gobierno dictatorial que ha violado la ley y ha violado la Constitución”, dijo a la radio RPP Harold Forsyth, representante permanente del Perú ante la Organización de Estados Americanos (OEA).

“A partir de hoy Castillo esta en la triste fila de los dictadores”, dijo a la misma radio el expresidente peruano Ollanta Humala ((2011-2016). El anuncio de Castillo tuvo lugar poco más de 30 años después del autogolpe del expresidente Alberto Fujimori (1990-2000), que disolvió el Congreso el 5 de abril de 1992. El Congreso de Perú, dominado por la derecha, tenía programado debatir el miércoles una moción de destitución contra Castillo por “permanente incapacidad moral”, una figura constitucional que ya desembocó en la salida de dos exmandatarios desde 2018.

Los medios peruanos dan cuenta de que Castillo dejó la casa presidencial aproximadamente media hora antes de que el Congreso tomara la decisión. Fue a la prefectura y allá fue detenido por la Policía peruana.

Se espera que a las 3:00 p. m. se tome el juramento de la vicepresidenta, pero la situación política del país sigue caótica y el futuro es muy incierto.

La periodista colombiana Clara Elvira Ospina, quien dirige el medio Epicentro y vive en el país desde hace años, aseguró que “lo que hizo Pedro Castillo es inaceptable. Tendrá que pagar por lo que le ha hecho a la democracia peruana”. Tras su detención, se especula que el futuro de asilo que se le había endilgado en las últimas horas es muy improbable.

*Con información de AFP.