El misterio con la desaparición de la pequeña Sara Sofía, la niña de dos años que buscaron por más de dos meses en las orillas del río Bogotá, ahora tiene un capítulo de justicia. Carolina Galván, la mamá de la niña, y Nilson Díaz, padrastro, fueron condenados por el delito de desaparición forzada.

La Fiscalía logró demostrar la responsabilidad que tenían los dos encargados de garantizar la seguridad y vida de la niña, pero que terminaron convertidos en sus victimarios. Sara Sofía desapareció, los organismos de rescate, la Policía y la misma Fiscalía no lograron responder la duda que tenía el país: dónde estaba la niña.

En el juicio contra Galván y Díaz, fueron presentados los testigos que dejaban en evidencia que la niña estaba bajo protección de los ahora condenados, que era su responsabilidad la salud y bienestar de la menor, particularmente cuando la sacaron del abrigo de su tía, la que terminó convirtiéndose en la principal testigo del proceso.

“Fue capturada una mujer y su compañero sentimental, como posibles responsables de la desaparición de la hija de ella, una niña de 23 meses, el pasado 28 de enero (de 2021) en el barrio Patio Bonito, de Bogotá”, dijo la Fiscalía en un comunicado cuando confirmaron la captura de Carolina Galván y su entonces compañero sentimental.

La jueza analizó los hechos, las pruebas y tomó la determinación de condenarlos, luego de hallarlos responsables del delito imputado por la Fiscalía. Se trata de una decisión que se convierte en el resultado de una larga investigación y un trabajo definitivo en los avances del proceso que ahora cierra otro capítulo en esta historia.

Carolina Galván, madre de la niña Sara Sofía Galván, desaparecida desde el 28 de enero de 2021 en el sur de Bogotá, fue capturada en la madrugada de este jueves.

“La investigación fue priorizada de acuerdo con los lineamientos del fiscal general de la Nación, Francisco Barbosa Delgado, para judicializar a los responsables de hechos que atenten contra la integridad de niñas, niños y adolescentes”, señaló la Fiscalía cuando imputaron cargos a los dos procesados.

La judicatura advirtió la gravedad de los hechos que fueron objeto de investigación por parte de la Fiscalía. Además, reprochó la particular y vergonzosa situación que dejó a la propia madre de la víctima como la responsable de su desaparición, cuando se supone que es la primera en garantizar su protección.

El ente acusador, en audiencias previas, solicitó a la justicia una condena que podría llegar a los 40 años de cárcel, la máxima en esta clase de delitos y que no tiene ningún tipo de rebaja por tratarse de un caso que dejó como víctima a una menor de edad. Galván y Díaz negaron su responsabilidad en los hechos materia de investigación y ahora se convierten en los primeros condenados.