“Estoy acá, tratando de que las personas que nos hicieron daño digan la verdad”. Así empezó su relato Roberto Lacouture, ganadero del departamento del Cesar, secuestrado en 1989 y quien expuso su versión ante la Comisión de la Verdad sobre lo ocurrido en el conflicto.

Lacouture se presentó como un católico, conservador y uribista, y señaló: “Estoy acá y he estado aquí, tratando de decir nuestra verdad, tratando de que las personas que tanto daño nos hicieron, digan la verdad. Fui secuestrado en 1989 y durante mi cautiverio estuve un tiempo amarrado; después de mi secuestro, a mi familia la persiguieron. Un tío fue asesinado. Por mi familia, por mis hermanos, mis tíos, que pudieron estar aquí diciendo las cosas mejor y más directas que yo, por ellos estoy acá”.

Otro testimonio desgarrador fue el de Armando Acuña. En medio de una plenaria del Concejo de Garzón, Huila, las antiguas FARC-EP irrumpieron con disparos y sacaron de la sesión al concejal. A partir de ese día, el 29 de mayo de 2009, estuvo un año y medio en cautiverio.

Sometido al silencio en la selva colombiana, porque a sus captores les prohibieron dirigirle la palabra, Acuña recordaba el día que perdió su libertad, cómo los insurgentes amenazaban con asesinar a todos en los edificios de Alcaldía y Concejo, pero sobre todo pensaba mucho en su familia.

“Cuando me escuchó la JEP llevé las cadenas con las que me tenían y las entregué. También recordé que tenía en una bolsa plástica un libro, Prohibido olvidar, sobre la retoma del Palacio de Justicia, y una revista, que era lo único que tenía para leer, y me dije: voy a llevarles eso y se los voy a dar (a las antiguas FARC) no con odios, sino con perdón”, señala.

Otra familia que vivió el drama del secuestro. Daniela sigue sin entender la razón del secuestro de su esposo. ¿Por qué Julio?, se pregunta. Su apellido es de renombre, pero sin tanta plata, intenta responderse. Apenas tenían quince días de haber llegado a Valledupar cuando la tranquilidad se rompió.

Julio fue secuestrado el 6 de octubre de 1989 por las FARC-EP. En una incursión a la finca Nebraska, los insurgentes se llevaron al agricultor y ganadero, lo montaron en una mula y lo condujeron hacia las montañas. La mayor parte del tiempo que duró su cautiverio estuvo atado a un árbol. “Abelardo no se acordaba de que me había secuestrado, y yo le decía: es que el que estuvo amarrado fui yo, por quien pidieron plata fui yo”, contó Julio sobre el reencuentro, años después, con sus captores.

Por el lado de las víctimas, no solo Roberto Lacouture estuvo presente. De hecho, el evento arrancó con la intervención de Carlos Cortés, hijo del periodista Guillermo ‘La Chiva’ Cortés, secuestrado por las FARC, y con sus ojos aguados reclamó a los secuestradores por haber privado de la libertad a su padre con 74 años.

“Ustedes, señores de las FARC, convirtieron el dolor de 20 mil familias en mercancía intercambiable por dinero, llevando a la máxima degradación al ser humano, al humillarlo y torturarlo a niveles impensables”.

“Ustedes hicieron sufrir de manera inmisericorde a personas que duraron secuestradas hasta 10 años y este delito llevó al conflicto a niveles inimaginables”, dijo ante la audiencia del Teatro Libre este miércoles en Bogotá.