¿Qué estará opinando María Isabel hoy miércoles 3 de abril en SEMANA? Pues la opinión se dirige al profesor Gustavo Petro, profesor en un especialidad muy difícil: la de echar mentiras disfrazadas de verdades.

Ayer en la noche, el mandatario colombiano dijo lo que lleva meses aplazando para decir, que la exclusión de María Corina Machado, y posteriormente de la profesora Corina Yoris, en su reemplazo, es un atentado contra la democracia, pero con su PhD en mentirillas, disfrazó la situación comparándola con la suya propia cuando fue alcalde de Bogotá y resultó inhabilitado políticamente por 15 años por el entonces procurador Alejandro Ordóñez por el desastre del cambio en el sistema de recolección de basuras en Bogotá.

¿Cómo se parece incluso el parqueo de 50 tractomulas supuestamente transportadoras de agua en La Guajira al parqueo, mientras se pudre, de los camiones de basuras comprados bajo la administración del alcalde Petro y que cayeron en el desuso cuando tuvo que volver a recurrir al sector privado, al que pretendió sacar de una patada de la recolección de basura, pedirle cacao para que lo ayudara nuevamente en lo que pretendió cambiar y no pudo cambiar?

Nicolás Maduro, María Corina Machado y Gustavo Petro. | Foto: Getty, archivo SEMANA y cortesía Presidencia.

¿Por qué la situación de las llamadas Corinas venezolanas no es ni cinco parecida a la del entonces alcalde Petro? Primero, porque Venezuela hace rato renunció al Sistema Interamericano de Justicia, cuya corte fue la que ordenó levantarle las sanciones administrativas a Petro, considerando que como funcionario de elección popular no podía ser así inhabilitado políticamente por la Procuraduría, sino por un juez penal.

A María Corina Machado la inhabilitó arbitrariamente el Tribunal Supremo venezolano por igualmente 15 años, sin que jamás se le hubiera comunicado formalmente, por increíble que suene, tal inhabilitación, basada en el apoyo de María Corina a las sanciones de Estados Unidos contra el gobierno de Nicolás Maduro y en su respaldo a Juan Guaidó, entonces el dirigente opositor en el que se depositaron todas las esperanzas de que en Venezuela algo cambiara.

María Corina Machado y Corina Yoris. | Foto: 2024 Anadolu

Pues hoy Guaidó está como desaparecido y no pasó nada. Maduro sigue ahí, madurando en su cargo. Y ahí viene la primera diferencia, que Petro alcalde fue sancionado por una decisión administrativa que puso a Bogotá en una delicada emergencia sanitaria y, en cambio, lo de María Corina son posiciones políticas: lo de apoyar a Estados Unidos y su respaldo a Juan Guaidó.

Así quedó herido de muerte el tal acuerdo de Barbados que Estados Unidos, en octubre pasado, intentó impulsar con ayuda de Colombia y con base en un acuerdo sobre garantías para las elecciones presidenciales que vienen.

Del tal acuerdo lo único que queda en pie es que habrá elecciones presidenciales en Venezuela, ¿pero para elegir a quién? ¡Pues a Maduro! Sin contenedores que pudieran derrotarlo, como María Corina Machado, que ya demostró que le llevaba una grande delantera en unas primarias que hubo, en las que demostró la gran diferencia de un país que no quiere, así de claro, reelegir a Nicolás Maduro.

Gustavo Petro y Nicolás Maduro. | Foto: AFP or licensors

La segunda gran diferencia es que ella no puede acudir a la Corte Interamericana para que le restituya sus derechos políticos, como hizo con Petro, y la tercera y definitiva gran diferencia es que hoy Gustavo Petro ya no es alcalde, sino que llegó a ser el actual presidente de Colombia, lo que muchos le dicen que debería agradecerle al entonces procurador Ordóñez por una sanción que fue considerada exagerada en su momento.

Así es como el prestidigitador de las mentiras logró cumplir con la expectativa de censurar la sanción contra Machado, pero basado en compararla con su propio caso, en lo que no se parece si no es porque él lo sostiene sacando el conejo del sombrero.

Lea la primera opinión de María Isabel de hoy miércoles 3 de abril:

¿Qué opina María Isabel? La intervención de Sanitas

A manera de revancha, por los reveses de la reforma de salud en el Congreso, el Gobierno intervino a una de las más grandes y prestigiosas EPS, Sanitas, que maneja la bobadita de 5′700.000 pacientes. Ahora la salud de esos colombianos depende del señor Duver Dixon Vargas Rojas, cuya trayectoria en el sector salud es bastante cortica.

¿Qué estará opinando María Isabel hoy miércoles 3 de abril en SEMANA? Pues la opinión gira en torno a la gravísima y arbitraria intervención de la EPS Sanitas con 5′700.000 usuarios, cuando el Gobierno se vio acorralado en cuanto a su reforma a la salud en el Congreso.

Desde luego no es una coincidencia la intervención con el accidentado trámite. Es una retaliación, han opinado muchos congresistas, que no dejará a sus pacientes ni en mejor ni en igual situación que antes de que Sanitas fuera intervenida. Es la primera ficha del ajedrez de Petro en caerse sobre las demás fichas.

Sede de la EPS Sanitas. | Foto: El País

¿Qué significa intervención? Pues que el Gobierno asume a la fuerza durante un año el manejo operativo de esta EPS, una de las mayores del país, tomando posesión de los bienes, haberes y negocios de Sanitas alegando incumplimiento de requisitos financieros.

Supuestamente, la EPS Sanitas seguirá funcionando, pero ahora –luego de la remoción del representante legal de la asamblea de accionistas y de la junta directiva– el interventor supuestamente será el señor Duver Dixon Vargas Rojas, de cuya trayectoria poco se sabe, solo que fue subgerente administrativo del Hospital de San José del Guaviare, además de interventor del hospital Rosario Pumarejo de Valledupar.

Sede de Sanitas. | Foto: El País

Pues ahora pasa a las manos de Duver la salud de 5′700.000 colombianos y la suerte del sistema de salud prepagada Colsanitas, uno de los más eficientes y prestigiosos del país.

Mientras tanto, la Nueva EPS, en la cual descansan todas las esperanzas del Gobierno para poder estatizar su sistema de salud vía esa Nueva EPS, que ayer la exministra Carolina Corcho denunció que tiene graves irregularidades financieras, no la tocan. Que cosa tan rara, ¿no?