A través de un escrito que es atribuido a Seuxis Pausias Hernández, alias Jesús Santrich, exlíder de la extinta guerrilla de las FARC, este se pronunció sobre la muerte del líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, ocurrida el 2 de noviembre de 1995. Según dijo, “no es cierto que el ajusticiamiento de Álvaro Gómez Hurtado fuera ordenado por el Mono Jojoy”.

Santrich, quien huye de la justicia y hoy es miembro de la disidencia Segunda Marquetalia, junto con alias Iván Márquez y alias el Paisa, entre otros, también negó que el exlíder fallecido Víctor Julio Suárez Rojas, más conocido como el Mono Jojoy, le haya informado al Secretariado de las FARC sobre ese crimen “una vez el asesinato fue cometido”.

Así mismo, desmintió a través del comunicado que alias Manuel Marulanda Vélez, quien fuera el máximo jefe de la extinta guerrilla de las FARC, haya ordenado a todos los integrantes de ese grupo subversivo “quedarse en silencio”.

Según Santrich, se debe dejar esa “torpe táctica de echarle la culpa a los muertos de lo que ocurrió en una guerra de más de medio siglo. Que no sea Timochenko más canalla y cobarde de lo que ha sido”.

No obstante, afirmó que el asesinato de Álvaro Gómez Hurtado fue una decisión que se tomó en medio de una conferencia colectiva, donde supuestamente decidieron mantener el secreto entre todos: “Las Farc responden como organización que actuó contra uno de los máximos representantes del régimen de terror que aún impera en Colombia”.

Además, en el comunicado, que fue encabezado con los logos del Partido Comunista Clandestino de Colombia y FARC-EP, lanzó fuertes declaraciones en contra de Rodrigo Londoño, jefe del partido político FARC. Indicó que no comprendía cuál era el propósito de este al “autovictimizarse” con un supuesto plan en su contra para asesinarlo. “Reiteramos que esto jamás se ha pensado porque no es la forma en que consideramos se deben tratar nuestros desacuerdos y porque además no vale la pena”, dijo en el escrito.

Santrich también le recalcó a Londoño que los momentos difíciles por lo que atraviesa el partido FARC no se deben al acecho de quienes fueron sus compañeros de armas y que, por el contrario, lo que busca el jefe de esa colectividad es confundir “con su lengua viperina” a los que aún lo leen y escuchan. “Usted es el principal responsable y quien realmente sirve en bandeja de plata y de rodillas a la oligarquía, y lo que sirve es el caviar de la claudicación”, agregó.

Cabe recordar que en días pasados los excomandantes de las extintas FARC reconocieron en una carta, revelada por la Justicia Especial para la Paz, su autoría en el asesinato de cinco personas, entre ellas el líder conservador Álvaro Gómez Hurtado, generando un gran revuelo en el país.

En el documento, los exguerrilleros asumieron, además, su responsabilidad en los homicidios de Hernando Pizarro Leongómez (25 de febrero de 1995), José Fedor Rey (30 de junio de 2002), Jesús Antonio Bejarano (15 de septiembre de 1999), general (r) Fernando Landazábal Reyes (12 de mayo de 1998) y el representante a la Cámara Pablo Emilio Guarín (15 de noviembre de 1987).

El senador Julián Gallo, conocido como Carlos Antonio Lozada, afirmó en entrevista con el periódico El Espectador que fue él quien ejecutó la orden de asesinar a Gómez Hurtado. Cuando ocurrió el magnicidio, noviembre de 1995, Gallo lideraba la Red Urbana Antonio Nariño (RUAN).

“La orden la dio el Secretariado y la recibí de Jorge Briceño alias el Mono Jojoy, que era el comandante a quien yo le atendía órdenes. Esa orden se transmitió a través mío y la ejecutó un comando de cuatro personas de la Red Urbana Antonio Nariño”, afirmó el congresista.

Señaló, además, que en el atentado solo participaron guerrilleros de las FARC. “Puedo decir con toda certeza que en ese hecho participaron exclusivamente guerrilleros urbanos de la RUAN. Nadie más”, sostuvo el parlamentario, quien dijo que las cuatro personas que ejecutaron el crimen están muertas.

Luego, las disidencias de las FARC, lideradas por Iván Márquez y Jesús Santrich, emitieron un comunicado donde hicieron referencia al magnicidio de Álvaro Gómez Hurtado. En la misiva, aceptaron que el asesinato fue ordenado por el Secretariado de las FARC en 1982 y que el expresidente Ernesto Samper no estuvo involucrado como señalaron algunos testigos del caso.

“Ninguna de las hipótesis sobre los móviles y autores de la muerte de Álvaro Gómez Hurtado eran ciertas, y ninguno de los que de una u otra manera habían sido implicados tenían que ver con tal suceso”, explican.

“Falsas, entonces, eran las versiones de paramilitares como Éver Veloza (alias HH), de narcos como Santa Lopesierra y Luis Hernando Gómez Bustamante (alias Rasguño), que pretendieron incriminar, por ejemplo, al expresidente Ernesto Samper Pizano, seguramente con la premeditada determinación de sacar sucios dividendos políticos”, agregaron en su momentos al respecto.