Mathias Uribe celebró sus 15 años en una unidad de cuidados intensivos en Estados Unidos mientras batallaba contra una potente bacteria que le arrebató las cuatro extremidades y el cincuenta por ciento de la piel, aunque no le quitó las ganas de vivir. Su testimonio, junto con la valentía de la familia, conmueve corazones en todos los rincones del mundo.

El adolescente pasó 143 días junto al peligro: el estreptococo que habría contraído en el agua se infiltró en su sangre y generó un choque tóxico, le faltó el oxígeno por seis minutos y estuvo cerca de la muerte: “Ahí ocurrió el primer milagro, mi hijo sobrevivió a ese duro episodio, pero no imaginamos lo que llegaría después”, narró su mamá, Catalina Gutiérrez.

Mathias Uribe sueña con ser ingeniero. | Foto: Suministrada a SEMANA.

El ‘bicho’ se regó sin piedad por todo el organismo. El corazón se debilitó, los pulmones entraron en crisis, las piernas dejaron de funcionar y se complicó la movilidad en las manos. Los médicos no ofrecieron otra salida diferente a la amputación: “Primero fue la pierna izquierda, luego la derecha y los dos brazos”. El dolor se apoderó del hogar. Los recuerdos pasaron como un trago amargo y la angustia de un futuro incierto estremeció los cimientos de muchas vidas. Él valoraba el atletismo y soñaba con competiciones de largo aliento, también disfrutaba de sus clases de piano y se proyectaba como un ingeniero graduado del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts.

Fueron 23 cirugías, 16 de ellas de alta complejidad. El quirófano se convirtió en una sala de esperanza, pero también de miedo. Fueron cientos de horas dedicadas a la oración en todos los idiomas y religiones. También miles de mensajes en las redes sociales que encendieron la llama de la ilusión cuando se estaba debilitando.

Mathias Uribe, colombiano hospitalizado en Estados Unidos. | Foto: Suministrada a SEMANA.

Mathias vivió muchas pesadillas junto a sus padres. Los estremeció el estruendo del ‘código rojo’, que era la antesala del fallecimiento de un niño en el hospital, y los recargaron de energía los aplausos de las enfermeras, el sonido que hace eco en las unidades pediátricas cuando un pequeño es dado de alta con un diagnóstico más alentador. El paisa le hizo contrapeso a la enfermedad con una fórmula poderosa: el amor. Sus parientes lo rodearon por completo, una adolescente mexicana le causó suspiros, sus amigos norteamericanos nunca lo abandonaron y construyó familia con personas desconocidas que se unieron a su causa. Los sueños siguen intactos.

El pasado 20 de noviembre salió de la unidad de cuidados intensivos con una sonrisa en el rostro y despidiéndose de los médicos que le salvaron la vida. “Fue un milagro, una obra de Dios, nosotros sentimos muchas veces a Dios, Mathias es un milagro andante”, relató su madre en medio de lágrimas.

Mathias Uribe estuvo internado en una unidad de cuidados intensivos en Estados Unidos. | Foto: Suministrada a Semana.

Ahora está internado en una clínica en Boston donde espera recuperar la movilidad en sus músculos para montarse en las prótesis. Tras una campaña mundial, la familia logró sumar el dinero para costear los dispositivos. Tal como se lo relató a sus amigos, “estrenará brazos y piernas de robot”. Aunque hay una preocupación en su familia.

Mathias está en crecimiento constante y cada cinco años habrá que reemplazar las piezas, por lo que requiere una gran inversión. Los aportes económicos serán recibidos en la cuenta de ahorros Bancolombia 43081212385 o en el Gofundme #MiracleforMathias, donde ya suma 347.231 dólares y la meta es de 500.000. “Nosotros estaremos eternamente agradecidos por todo el aprecio hacia Mathias. Daremos fe de este milagro”, concluyó su madre.