Cuando el secretario de Estado de Estados Unidos, James Baker, terminó en Ryad su conferencia con los ministros de Relaciones Exteriores de los países árabes aliados en la guerra contra Irak, no logró evitar una sonrisilla del buen negocio. No era para menos, pues los diplomáticos árabes resolvieron apoyar los cuatro puntos fundamentales del plan del presidente George Bush para la paz del Medio Oriente. Pero a pesar de esta especie de