LOS EMPAQUES de píldoras, espermicidas, espumas, preservativos y otros sistemas comunes de contracepción, suelen llevar en sus indicaciones alentadores cifras que reflejan sus porcentajes de efectividad. Sor ello, la mayoría de las mujeres parecen estar tranquilas y satisfechas con el método anticonceptivo que han elegido, sin caer en la cuenta de que, en muchos casos, no basta con emplearlo regularmente.Recientes estudios realizados por el Instituto Alan Guttmacher de Nueva York han demostrado que por muy a pecho que las mujeres se tomen los métodos de contracepción disponibles en el mercado, el 47 por ciento de los embarazos no deseados se producen en mujeres que, en el momento de la concepción, estaban empleando algún medicamento o dispositivo anticonceptivo.Aunque en términos generales se haya establecido que el porcentaje de fracasos de los métodos comunes de contracepción se sitúa entre uno y seis, lo cierto es que estas cifras no corresponden a la vida real, y son el resultado de pruebas en condiciones perfectas de uso.Los científicos del Instituto Guttmacher aseguran que el problema consiste en que la mayoría de las mujeres no saben emplear sus contraceptivos correctamente. Son muy pocas las mujeres que están conscientes de la eficacia real del método de su elección, y pocas son tan perfeccionistas como las que se so meten a las pruebas de eficacia. Cualquier descuido puede llevar al fracaso hasta el método más seguro.No verificar que el diafragma esté en la posición correcta, olvidar dejar un pequeño espacio alcolocar un preservativo o saltarse un día en la toma de la píldora pueden elevar considerablemente el riesgo de embarazo. Por ello, algunos especialistas han optado por establecer nuevos porcentajes de fracaso, que se apliquen a las condiciones normales -mas no perfectas-de uso. Estas nuevas cifras resultan considerablemente superiores a las que comúnmente se conocen. El ejemplo del condón es uno de los más claros, pues según el Instituto Guttmacher, de dos embarazos por cada 100 usos en condiciones ideales, el porcentaje se ha elevado a 16 para el común de las mujeres.Sin embargo hay métodos contraceptivos de fácil uso y poco susceptibles al error humano. Los implantes, la esterilización y la vasectomía son los más seguros, pero también los que más reticencias causan a la hora de decidir a cuál recurrir. Pero entre los métodos más comunes, la píldora sigue siendo el de mejores resultados. Aunque normalmente su grado de eficacia se ha estimado en 99 por ciento de los casos, lo cierto es que en condiciones normales, se estima que los riesgos de embarazo ascienden a cerca del siete por ciento. En otras palabras, ni la píldora, que es conocida como el método más seguro de contracepción, está exenta de los efectos de los errores humanos y lo únieo cierto es que en términos de contracepción, está existe la seguridad total. La conducta más peligrosa entre las mujeres que suelen em plear pfldoras es olvidar una o más dosis' pues cada una de las pastillas contiene una dosis hormonal programada para tener efecto por algo más de 24 horas. Por ello, entre mayor sea el olvido, más probabilidades hay de ovulación.A la píldora le sigue en efectividad el preservativo, aunque la gran diferencia entre las condiciones óptimas y normales de uso demuestran que es muy susceptible a las fallas. Muchas parejas ignoran las reglas básicas de su empleo, y por ello se exponen a un embarazo involuntario. Pero incluso bien empleado, y aunque las probabilidades de que ocurra son reducidas, el condón puede llegar a romperse. A este método le siguen en orden decreciente de eficacia el diafragma y luego, con un índice de fallas equivalente, el condón femenino, los espermicidas y las esponjas.En ese orden de ideas, lo cierto es que por mucho que la industria farmacéutica haya evolucionado en cuanto a métodos anticonceptivos se refiere, aún no se ha encontrado el sistema que, sin ser tan drástico como la esterilización o la vasectomía, pueda ofrecer seguridad y tranquilidad total a las mujeres.