En otra época protagonizó atrevidas escenas en el cine colombiano pero su vida cambió radicalmente. Dueña de una espontaneidad tal que la llevó a la pantalla chica cuando tenía solo 11 años, nació en Bogotá en 1963 y actuar siempre fue su pasión. Empezó con pequeños papeles, y muy pronto era figura obligada en casi todas las producciones nacionales. Obtuvo su primer protagónico cuando tenía 18 años. “Yo creo que alcancé a trabajar con todas las programadoras de Colombia, hasta que en 1988 me gané el India Catalina a mejor actriz con ‘Muertes ajenas’ de Punch Televisión”. Según ella, ese fue un año clave en su vida, pues tuvo a Daniela, su primera hija y se conectó por primera vez con Dios cuando empezó a ver el cambio que la religión había hecho en uno de sus hermanos. “A los 25 años yo ya lo tenía todo: fama, reconocimiento, dinero, pero aun así no me sentía plena, algo me faltaba” confiesa. Desde entonces asegura no volvió a ser la misma. No obstante, los éxitos actorales continuaron en Atrapada, Escalona, Daniela, Paloma y El último beso, telenovela con la que cerró su carrera como actriz en 1994. Para ese entonces se había casado con el también actor evangélico Mario Ferro y se dedicó a Daniela y sus dos bebés, David y Camila. A finales de 1994, con Mario crearon el primer programa evangélico de la televisión colombiana, Revelaciones con Nelly Moreno. En 1998 se lanzó a la Cámara de Representantes. “Fue difícil. La gente pensaba: mujer en campaña es bruta, actriz, doblemente bruta y cristiana, caso perdido”. Sin embargo, llegó al Congreso. Una vez dejó el Capitolio, se radicó con su familia en Miami y desde 2005 ella y Mario son los pastores de la iglesia Walking With Jesus Daily a la cual se dedican a diario. “Dios superó todos mis sueños”, dice.