Hasta hace muy poco ver a dos mujeres besándose no era común. Pero las cosas están cambiando. Basta con revisar la cartelera más reciente de estrenos cinematográficos para encontrar dos ejemplos: Frida yLas Horas, ambas con nominaciones al Oscar, tienen como protagonistas a mujeres bisexuales, cuyos apasionados besos con otras mujeres ocupan la pantalla en más de una ocasión. Como si esto fuera poco, cantantes como Cristina Aguilera y Madonna, e incluso el colombiano Cabas, han decidido incluir en sus videos escenas que por lo explícitas han sido más notorias que las mismas canciones. Aunque la bisexualidad ha hecho parte de la vida de la humanidad desde siempre (como sucedía en la antigua Grecia) esta súbita proliferación ha llevado a muchos a hacer una afirmación bastante audaz: la bisexualidad está de moda. Y otros hechos recientes parecieran confirmarlo. Por ejemplo, la última edición de la revista Soho causó un increíble revuelo por un artículo de la actriz Patricia Castañeda. El texto, titulado Cómo me volví bisexual, fue el tema central de múltiples programas de radio y televisión. "Ella me desabotonó los jeans, me los bajó? Y vi a Dios", fue su testimonio. Independientemente del escándalo, con su confesión Patricia puso en la agenda la bisexualidad, un tema que casi nunca se discute abiertamente.Sin embargo, pese a este aparentemente repentino boom, algunos opinan que no hay nada nuevo, sólo más destape. "No es que haya más homosexuales, lesbianas y bisexuales, o que esté de moda serlo. Lo que pasa es que los medios cada vez toman más espacios para hablar de la vida cotidiana, y la sexualidad es un tema de la vida cotidiana", dice el sexólogo Manuel Velandia. A algunos les preocupa este intento por banalizar un tema tan serio. "Esto no se puede tomar como una moda, y mucho menos cuando estamos tratando de llevar un proyecto de ley al Congreso para defender los derechos de las parejas del mismo sexo", dice Marta, integrante de Triángulo Negro, un grupo de mujeres lesbianas y bisexuales que trabaja por fortalecer la identidad de sus afiliadas.Lo que sí es cierto es que el tema de las orientaciones sexuales no es tan simple como decir "me volví bisexual" por una noche. "Eso de volverse bisexual es como teñirse la cara de negro y decir: me volví negra por una hora, y luego me baño y me quito la pintura", afirma Marta. Las personas, como parte de la búsqueda de su identidad sexual, pueden tener contactos afectivos, eróticos o genitales con personas de su mismo sexo. Sin embargo el hecho de tener una o varias relaciones homosexuales no significa que la persona sea homosexual o bisexual. La bisexualidad no sólo implica la parte sexual, pues como lo indica Velandia, "ser bisexual es ser bierótico, biafectivo, bigenital y bideseante". El problema surge cuando las personas, ya sea por los excesos de la rumba, por probar o por cualquier motivo, se dejan inducir a un mundo que no conocen, tienen relaciones sexuales con una persona del mismo sexo, y luego no son capaces de afrontar el hecho y empieza la duda. Andrés*, un profesional caleño, tuvo una experiencia homosexual que sólo superó con ayuda sicológica. "Aprendí que no soy homosexual y que no me gusta tener sexo con hombres. Yo no me veo envejeciendo al lado de un hombre, mi futuro lo veo con una mujer y unos hijos", cuenta. Otro aspecto negativo de esta clase de experiencias es cuando se tienen sólo por disfrutar el momento o por aparentar. "Algunas mujeres se besan con otras como una manera de atraer a los hombres, pues está comprobado que esto es un acto que incita cierto erotismo y cierto deseo genital en los hombres. Estas jóvenes no se toman con seriedad el discurso de la sexualidad", afirma Velandia. En definitiva, el tener o no este tipo de experiencias es una elección que sólo debe tomar la persona interesada luego de informarse y reflexionar. "Piense si en cinco años le va a parecer chévere lo que hizo, porque si eso le va a dañar la vida mejor no lo haga", concluye Velandia.